Hernán, el mendocino a bordo del submarino perdido

Nació en Alvear y es el jefe de mecánicos del navío. Su familia vive horas angustiosas esperando noticias.

Hernán, el mendocino a bordo del submarino perdido
Hernán, el mendocino a bordo del submarino perdido

Hernán Rodríguez (44) es un alvearense que a lo largo de la vida transitó momentos muy duros: la separación de sus padres, enfrentar junto a su hermano Claudio y Tita, la mamá, la escasez de dinero, entre otros tantos avatares que le puso enfrente el destino, pero siempre se caracterizó por salir airoso.

Rodríguez es un suboficial mayor, con más de 20 años de servicio, y es jefe de mecánicos del ARA San Juan, el submarino desaparecido. Esa situación puso a Hernán ante el mayor que reto que se haya enfrentado: la supervivencia. Así lo cree su hermano, quien guarda en su corazón una esperanza sin igual de que va a salir bien parado, otra vez.

“Ha pasado por distintas aventuras, siempre tiene anécdotas, pero ninguna como ésta. Pero él sabe lo que hace, tiene mucha experiencia”, dijo a Los Andes acongojado Claudio, que vive en Alvear.

Los Rodríguez nacieron en el paraje La Marzolina y de chicos se mudaron al distrito sanrafaelino de Real del Padre. La separación de los padres fue un golpe duro, desde lo afectivo hasta lo económico. “Hubo que salir adelante, la pobreza era mucha”, contó Claudio.

Mientras Tita trabajaba en la fábrica Canale, Claudio era el encargado de cuidar al hermano 5 años menor: “El Hernán era un salvaje, era bueno pero muy inquieto”. El grato recuerdo que trajo al presente, y quizás le dibujó en el rostro la primera sonrisa del día, lo llevó automáticamente a otro más interesante todavía: “De chico vivíamos bañándonos en los canales y él siempre pasaba como un pez por debajo de los puentes, tal vez de ahí salió submarinista”.

Seguir la carrera militar tal vez nunca estuvo en los planes de Hernán, pero un amigo de Real del Padre fue el primero en partir a Buenos Aires y, tras él, varios se envalentonaron para seguir el mismo camino. Eso sí, el único que continuó firme fue Hernán.

“Nunca habló de algo así, de seguir la carrera militar, yo creo que era escapar de la pobreza por eso cuando uno de los chicos se fue a Buenos Aires, cuatro o cinco lo siguieron. Después los demás se volvieron y él siguió. Terminó la secundaria en la Escuela de Mecánica de la Armada con el mejor promedio y continuó hasta llegar a ser hoy suboficial mayor y jefe de la sala de máquinas del submarino”, añadió Claudio.

La firmeza al hablar de su hermano denota el orgullo que siente por sus logros y lo reafirmó con una simple frase: “Recorrió el mundo en la fragata Libertad y ahí no va cualquiera”.

Hernán se casó con Evangelina y nació Francisco. El tiempo los llevó por caminos distintos y en 2012, cuando el suboficial estaba de misión en el continente blanco, la Antártida, conoció por Facebook a Marcela, también de Real del Padre, e inició una relación que lo traía seguido por esos lugares.

Recién el año pasado Marcela se trasladó a Mar del Plata y por estas horas está instalada en la Base Naval junto a un grupo de mujeres esperando tener noticias de la tripulación. “Ella está ahí y espera los partes que les van dando a cada rato. Estamos en contacto seguido por teléfono o al menos nos mensajeamos por WhatsApp a cada rato para saber qué pasa, si hay novedades”, indicó Claudio.

Experimentado

Como jefe de la sala de máquinas del submarino, Hernán Rodríguez tiene seis personas a cargo. La sala donde cumple funciones "es como una batería gigante; los motores diesel cargan las baterías y hacen funcionar el submarino", explicó el hermano.

“Yo sé que tiene comida para aguantar varios días sin problemas, ése no es el drama, el asunto es si no sale a flote”, mencionó Claudio. “Las novedades que tenemos es que hubo un principio de incendio en la sala de máquinas, no una explosión como se llegó a decir, y eso derivó en un problema eléctrico y se cortaron las comunicaciones. La cuestión es si por ese problema se fueron al fondo, es una zona profunda por donde navegaban. Es más, acá no hay campanas para el rescate, hay que pedirlas a Estados Unidos o Rusia, tengo entendido, pero igual primero hay que encontrarlos”, añadió con el rostro totalmente transformado.

“Estamos nerviosos y ansiosos, esto no ha pasado nunca y lo preocupante es que no hay una sola señal, no se sabe cómo está adentro del submarino, si se liberaron gases o lo que sea. Esto es cuestión de horas. Mientras más pasen es más complicado”, expresó a la vez que hacía un leve movimiento de cabeza de un lado al otro como tratando de encontrar una explicación.

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