Imaginemos a Dompé reciclando y retorciendo materiales de labranza o metido de cabeza en una metalúrgica forjando algún tótem gigante. ¿Tenés videos tuyos, trabajando? “Hay pero no los recuerdo, no hago mucho archivo de mí mismo”, dice el ganador del Gran Premio de Honor Escultura del Salón Nacional (2000) y Premio Konex Platino (1992), entre otros.
Dompé, lo sabemos, canaliza pasiones en los materiales. Y prefiere hablar con y sobre ellos.
Noé Jitrik se detuvo a mirarlo, le prestó atención, profundizó en su búsqueda. Y escribió: “En su reducto-refugio-taller, gruta milagrosa en la que se disputan el espacio mesas que podrían ser de carpintero, tornos que podrían ser de herrero, montículos de desechos de aparatos bizarros, herramientas de todo tipo y forma, formones, tenazas, lijadoras, sacabocados (...), el escultor Hernán Dompé, como señor de esos dominios, trabaja maderas penumbrosas y desoladas, metales desprestigiados, piedras caprichosas, materiales dudosos de los que extrae, de cada uno o de varios a la vez, la virtud de la forma que yace en cada pedazo, en cada fragmento, como si leyera la historia que los llevó a ese estado inerte, una forma en la que se lee o adivina un mundo, el mundo y el universo”.
Es una buena imagen para pintar al hombre que nos atiende ahora (a punto de inaugurar la muestra compartida con Julio Chávez en Mendoza), al que estamos a punto de preguntarle sobre ese “centro de sí mismo” desde el que surgió su creatividad.
Hernán Dompé es Profesor Nacional de Escultura. Nació en Buenos Aires en 1946, pero vive y trabaja en Córdoba.
- ¿Por qué te fuiste a vivir a Capilla del Monte?
- Encontré allí una casa abandonada que pertenecía a mi familia. Una casa de cien años.
Dompé comenzó a reacondicionarla en los ‘80s y montó ahí el taller. Al principio iba y venía, después se mudó: alrededor de esa propiedad, empezó a recuperar maquinaria agrícola dispersa y solitaria que, poco a poco, se fue transformando en escultura.
- ¿Qué vamos a observar en esta muestra?
- Reúno material que ya está en la Galería Daniel Rueda y algunas obras que traigo de Córdoba. Básicamente son dos vertientes: Tótems y Barcos. Hay una obra de principio de los '90. Lo demás ha sido realizado en los últimos cinco años.
Lo arcaico, lo nuevo
En 1971 realiza su primera exposición individual en Mar del Plata. Allí pre-senta esculturas de mármol, yeso y madera. Luego, incorpora el hierro y el bronce, que mezcla con elementos utilizados por sociedades antiguas como adornos y amuletos: huesos, dientes y cráneos de animales, astas, cerdas, caracoles. A estos se suman eslabones de cadenas, clavos, telas, llaves, cuero, soga, tapas de cerradura, mangos de violín.
En “Rehue” el autor pone en primer plano el poder simbólico de la materia. El título de esta escultura, mapuche, remite a un tronco de árbol usado en las ceremonias sagradas de ese pueblo originario.
La talla en madera es revestida con hierro y cuero. La recubre. Una suerte de diálogo con su propuesta de 2003, en el MNBA, en la que el artista invitó a 11 artistas a pintar 33 esculturas suyas, presentadas bajo el título de “Cubrir = descubrir”.
Es claro que Hernán Dompé es un artista inmerso en la vida contemporánea. No obstante, siente fascinación por las manifestaciones culturales de la América antigua. De allí su interés por los Tótems, un tipo específico de monumento con múltiples atributos y significados que da cuenta de tiempos remotos y -en el sentido en que el hombre se sentía ligado al cosmos- mágicos.
“La naturaleza nos da muchas pistas”, piensa Dompé. Por eso su obra está poblada de tormentas y rayos. “Son las expresiones espontáneas de la naturaleza que desde el comienzo de los tiempos el hombre leyó como signos de algo que está más allá del simple acontecimiento. La ira de los dioses, un espectáculo sublime a descifrar.
Aunque hoy parezca que estamos lejos de ese pensamiento mágico es la ecología la que señala cómo el hombre está inserto en el un entorno natural que enseña día a día cuáles son sus reglas”.
Cuando en 1980, Dompé recorrió los caminos de América Latina junto a un grupo de arqueólogos, vio en la arquitectura religiosa de México y Perú las formas y símbolos de ese pasado en el que el hombre y la naturaleza dialogaban en un mismo plano.
Desde entonces, se concentró en una interpretación contemporánea de ese diálogo entre las formas, materiales y significados de antiguos monumentos como los tótems, sitios ceremoniales u objetos propiciatorios.
“En este sentido, Dompé comenzó a trabajar con los símbolos arcaicos provenientes del inconsciente colectivo. Su obra se nutrió del objeto encontrado -el azar propio del surrealismo- y de la intención consciente de encontrar propiedades semánticas en las formas. Como en el pensamiento salvaje, interpretó a la naturaleza como signos.
En las antiguas religiones americanas, el tótem era un animal o vegetal venerado como ancestro de la comunidad; representaba el conocimiento del funcionamiento de las fuerzas naturales que el hombre buscaba entender y propiciar.
Los tótems de Dompé, en su enigmática presencia son -como los reales a los que cita- testigos de sabidurías que la ciencia no explica. Coronados por piedras, amordazados por tientos, estas figuras arquetípicas simbolizan los misterios del tiempo y la cultura inscriptos en la identidad del territorio”, apunta María José Herrera.
A través de sus obras, nos sorprende hoy esa combinación entre lo que sobrevive de una cultura que tiene vínculos profundos con el mundo natural y mítico, con temas tan originarios como las fuerzas vitales (vida, muerte, fertilidad) y emociones primarias como el miedo y la intuición original del escultor.
Dompé sabe que todo sirve para afinar la mirada; “hasta el más insignificante tornillo, puede desplegar un mundo de fantásticas alusiones poéticas y convertirse en la peligrosa lanza de un guerrero o el poderoso remo de sus indómitas naves.
Y sus naves van... cargadas de imprevisibles enseres, custodiadas por los rayos, vestidas de luces azules que las transforman en barcas celestiales. Repletas de audaces guerreros libran batallas imaginarias que recuerdan las grandes sagas de la humanidad: las primeras historias de la Historia”.
Cada una de sus esculturas, pues, cuenta un relato que descubrimos al detenernos. Puede que asome el humor, puede que haya cierta ironía en la acumulación con que trabaja los personajes. “Acumulo lo que encuentro”, señala Dompé, “una pata de silla, una herradura, restos de un arado...”.
Estos fragmentos se incorporan con su propia historia (desgastados, oxidados, quemados) a una nueva narración que el escultor construye.
¿Cuál es el origen de estas imágenes? El juego por descubrirlo le apasiona: los primeros dioses, los primeros hombres, el modo en que un pedazo de tronco fue pensado como barco, herramienta, arma de guerra, objeto de adoración, bastón de poder.
- ¿Cuáles son tus próximos proyectos a futuro?
- En octubre, presentaremos con mi hijo Pablo, también escultor, una muestra que se llamará “Dompé x2”. Serán obras en mármol; allí me tendré que poner a su altura, porque Pablo es un gran marmolista.
Todo para ver
Daniel Rueda Galería de Arte inaugura la Muestra Hernán Dompé en Art Point Valle de Uco Bodega Andeluna.
A través de esta muestra individual la galería inaugura, a su vez, su segundo Art Point, después de la reciente apertura realizada en enero en Villa La Angostura, Neuquén. Ambos espacios dependen de la galería con sede en la ciudad de Mendoza.
El Art Point Valle de Uco Bodega Andeluna Argentina, estará abierto todo el año, presentando 3 (tres) exposiciones anuales, preferentemente en la disciplina esculturas, sumándose una vez más al circuito legitimado del arte a nivel nacional e internacional.
El artista internacional nos compartirá una cuidadosa selección de obras de distintas series pertenecientes a “Tótems”, “Guerreros”, “Comadres” y “Barcos”.
Esculpir una vida
Hernán Dompé nace en Buenos Aires, en 1946.
Se recibe de Maestro Nacional de Dibujo en la Escuela Nacional de Bellas Artes “Manuel Belgrano”, distinguido con medalla de oro.
Asiste a la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, de donde egresa como Profesor Nacional en Escultura y Dibujo en 1972, con medalla de honor al mejor promedio.
Entre 1964 y 1965 realiza estudios en el campo de la investigación escultórica en España, Portugal, Francia, Suiza e Italia. En 1974, sigue con esta formación en Dinamarca, Holanda, Alemania, Suiza e Italia.
Desde 1974 hasta 1983, se desempeña como profesor de Escultura en la Escuela Nacional de Bellas Artes “Manuel Belgrano”.
A principios de la década del ‘80 viaja a Perú y a México. Allí toma contacto con las realizaciones de aztecas, mayas, e incas. Lleva a cabo estudios relacionados con la arqueología, la arquitectura y la escultura. Dos años después, habiendo ganado la Beca Esso, viaja a Nueva York, en donde permanece un año realizando investigaciones en el campo de las expresiones artísticas actuales y sus técnicas.
Realizó, entre otras, las siguientes exposiciones individuales: “Hernán Dompé”, Galería Jacques Martínez (Buenos Aires, 1985); “Dompé. Obras 1979-1989”, Fundación San Telmo (Buenos Aires, 1989); “Hernán Dompé, 1991.
Nuevas Esculturas”, Galería Der Brücke (Buenos Aires, 1991); “Hernán Dompé”, Galería Expresiones Arte Latinoamericano (Guayaquil, 1993); “La obra escultórica de Hernán Dompé”, Galería Ramis Barquet (Monterrey, 1994); “Hernán Dompé”, Museo Nacional de Bellas Artes (Buenos Aires, 1995); “Una luz en el cerro”, Galería Der Brücke, Buenos Aires, Raleigh Gallery, Boca Raton, Florida (1996); “Hernán Dompé”, Yaco García Arte Latinoamericano (Panamá, 1997).
Entre las principales distinciones se hallan: Primer premio en escultura en el “Premio Fundación Esso” (1982); Primer premio “Joven Escultor”, otorgado por la Fundación Fortabat de Buenos Aires, Premio “Artista Joven del año”, otorgado por la Asociación Argentina de Críticos de Arte (1986); Konex de platino en los “Premios Konex 1992”, elegido entre las mejores veinte figuras de la última década en las Artes Visuales Argentinas (1992); Primer Premio Adquisición en el “LXXXVIII Salón Nacional de artes plásticas”, Museo de Bellas Artes Bonaerense (La Plata, 1999).
Participó en exposiciones colectivas en Buenos Aires, Rosario, Río Gallegos, Mar del Plata, Córdoba, Miami, Nueva York, París, Chicago, Santilla del Mar (Cantabria), Caracas, Roma, Valdivia, Porto Alegre, Medellín, Madrid, Santafe de Bogotá, Santiago de Chile, Sicilia y México.
En 1989 formó parte del envío argentino a la III Bienal de La Habana, y en 1997 a la Primera Bienal Internacional del Mercosur, realizada en Porto Alegre.
Actualmente, vive y trabaja en Capilla del Monte, Córdoba.
Ficha
Dompé, expondrá su muestra individual hasta el 7 de junio de 2015 en el flamante Art Point de la Galería de Arte Daniel Rueda ubicado en Bodega ANDELUNA (Ruta Provincial 89, sin número. Gualtallary, Tupungato).
La muestra se podrá visitar hasta el 7 de junio de 2015 pudiendo coordinar horarios y visitas especiales a la bodega a: +54 (9) 261 (15) 5089525, (15) 5403467, hospitality@andeluna.com.ar, turismo@andeluna.com.ar