Hernán Casciari: El "Kardashian" argento

El autor de "Más respeto que soy tu madre" presentó una obra junto a toda su familia en el Selectro. Esta noche, repite función.

Hernán Casciari: El "Kardashian" argento

Con la misma vocación de exhibir su vida privada para todo público el escritor Hernán Casciari llegó a Mendoza ayer para presentar su último espectáculo "Una obra en construcción".

Allí desanda, en tono de comedia de pie "ampliada", algunos apuntes de su infancia, su adolescencia y sus relaciones familiares disfuncionales. El texto, tan bueno y efectivo como el de su éxito "Más respeto que soy tu madre" (apuntes de un blog del autor que Antonio Gasalla hizo célebre), tiene los mismos aires ácidos y transgresores que en la obra que llegó hasta la calle Corrientes. Pero en esta nueva apuesta a contar su microuniverso personal, Casciari dio un paso más, que acentúa los rasgos 'verdaderos' de la exhibición de su intimidad: decidió subir al escenario a sus propios familiares.

Así, "Una obra en construcción" se transforma en una suerte de reality en carne y hueso, por el que desfilan su madre Chichita -la principal protagonista de sus aflicciones y relatos-, su hermana Florencia, su cuñado, sus sobrinos y su hija Nina (que vino desde Barcelona, donde vive, para subir al escenario).

Para que nos quede claro que esto no es teatro, Casciari se encargó de aclarar, en varios tramos del espectáculo, que "este es el ensayo número 66" y que arrancó su primer opus en marzo del año pasado.

El pueblo donde nació: Mercedes, la crueldad de su madre (que muy gustosa se prestó a encarnarla sobre el escenario), la rigidez moral de su padre, y los devaneos del chico "gordito y raro", que dice haber sido durante toda su vida, fueron los tópicos que se transitó Casciari y su troupe familiar, con música en vivo ejecutada por sus sobrinos -piano, chelo y flauta traversa-. Hasta aquí, una curiosidad, una ocurrencia ingeniosa que tiene un guión muy bien trazado para estos efectos.

Sin embargo la presencia de los personajes-familiares, que no saben actuar por supuesto, sino que están allí para "dar fe" de lo que el autor cuenta, le dieron al show un tono patético y bizarro. ¿Quiso Casciari humillar a su madre sobre el escenario para vengarse de cuánto "lo fajaba" en la infancia, de la incomprensión y crudeza con que lo vapuleó según cuenta en sus monólogos? ¿Quiso tal vez poner de relevancia el sometimiento de su hermana a la actitud machista de su cuñado? ¿Quiso mostrárnoslos para exorcizar, en una terapia pública y colectiva, aquel pasado que lo atormentó? ¿Quiso mostrarnos cuán superado tiene su conflicto, al punto de que ahora él puede mofarse de ellos en vivo y en directo? Algunas de estas preguntas rondaron por aquellos de la platea, que vemos en el humor de este autor los trazos profundos del "argentino promedio". Ese parece el juego al que nos invita.

Sea cual fuere su intención, sí es claro que "Una obra en construcción" es algo así como un reality de las hermanas Kardashian, pero de tintes bien argentos. Y, que quede claro, Hernán Casciari es un valiente que se lanza al abismo de la obscena mostración de su intimidad, con genuina confianza y sosteniendo la convención hasta el último minuto del espectáculo: nadie, excepto yo, se salvará de la paliza.

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