Nuestra espeluznante protagonista nació el 16 de julio de 1919 en Viena, Austria. La mala situación económica de su familia la obligó a dejar los estudios de manera temprana, renunciando al sueño de ser enfermera. Se desempeñó entonces como obrera febril.
Hacia 1938, cuando Hitler incorporó a Austria al Tercer Reich, Braunsteiner consideró que era su oportunidad para progresar. Se trasladó a Berlín y logró convertirse en carcelera en el campo de concentración de Ravensbrück. Reubicada en Majdanek terminó siendo conocida como "la Yegua" porque pateaba a los prisioneros, incluyendo ancianas y niños, hasta verlos morir.
El centro fue creado con el fin de alojar a presos de guerra polacos. Pero se convirtió en un campo de exterminio. Junto con otras guardianas, la austríaca vigió la zona de mujeres y niños. Tanto ella como sus compañeras se encargaron de asesinarlos. Utilizaron métodos aberrantes, sin el menor rasgo de humanidad. En tres años se ultimó a unas 250 mil personas.
Aaron Kaufman, uno de los sobrevivientes declaró: "La señora Braunsteiner dijo a las mujeres que tenían que deshacerse de sus hijos porque los niños iban a ir a un campamento de verano donde obtendrían leche dos veces al día. Las madres no querían renunciar a sus hijos porque sabían lo que pasaría. La señora Braunsteiner comenzó a golpear a una mujer mayor con un niño, tanto que la señora se desplomó. La mujer había muerto y el niño estaba muerto. Nosotros tuvimos que apartarles y dejar que entrara".
Los pequeños eran separados de sus madres y enviados a la cámara de gas, dispuestas en el lugar. En algunas oportunidades las nazis les daban caramelos para llevarlos consigo, en otras los tomaban del brazo y arrojaban a camiones para transportarlos. Tamaña crudeza nos coloca frente a frente con el peor rostro del ser humano. Estar al tanto de ese sufrimiento resulta insoportable, pero es fundamental no olvidar a las víctimas, ni la dimensión maligna del nazismo.
Volviendo a "la Yegua de Majdanek" tras el fin de la guerra fue llevada a juicio. Por errores arministrativos sólo pagó con tres años de prisión. Como muchos nazis eligió probar suerte en Estados Unidos. Durante los años 70' del siglo pasado se la extraditó a Alemania y sometió a un nuevo proceso legal. En 1981 fue sentenciada a dos cadenas perpetuas por asesinar a un total de 1.082 personas. Quince años más tarde, fue perdonada debido a su mala salud. No se sabe con exactitud el lugar y fecha de su muerte, quizás porque nadie se interesó por sus huesos.