Hermandad Obrera: las casas que levantaron los propios trabajadores

Se trata de 104 casas y unos 500 habitantes, en el sector noreste de la ciudad de Las Heras. Destacan las buenas gestiones de las distintas comisiones vecinales.

Hermandad Obrera: las casas que levantaron  los propios trabajadores
Hermandad Obrera: las casas que levantaron los propios trabajadores

En el noreste de la ciudad de Las Heras, al este de la conocida y transitada calle Olascoaga, en la esquina con Martín Fierro, se ubica el barrio Hermandad Obrera.

Es un conglomerado urbano que nació hacia la segunda mitad de los años '80, a 7 cuadras de la avenida San Martín y 12 de la Municipalidad y la plaza Marcos Burgos.

Cada propietario fue levantado su propio techo, esfuerzo que resumió una pionera del lugar, Juana Ortiz (56), al sostener que "los vecinos hicieron su casa a costa del trabajo, por eso queremos tanto al lugar".

La siesta y el descanso

El barrio, en el mediodía del primer día de agosto, luce como ausente, muy silencioso, dividido entre el almuerzo y el comienzo de la siesta mendocina. Apenas, algunos pibes juegan en la calle, rompiendo la monotonía de la tarde.

Uno de los referentes de la zona es el ciudadano chileno Juan Gallardo (63), activo militante de acciones solidarias y varias veces presidente de la unión vecinal.

Según su descripción, el barrio se inició con la participación de operarios de la actividad petrolera (de YPF y empresas privadas), y también de empleados de la administración provincial (DPV, Luz y Fuerza, municipales), metalúrgicos, mecánicos y enfermeros.

Sin embargo, de aquellos fundadores que trabajaron en la explotación del oro negro, solo quedan 2 ó 3 representantes.

El Hermandad Obrera tiene 8 manzanas, 104 casas y aproximadamente 500 habitantes, con un interesante número de niños y jóvenes.

Los adjudicatarios construyeron según un modelo municipal, pero luego las propiedades se fueron ampliando hasta cubrir, algunas, 100 m2 ó más.

Una de las características del lugar es que posee hacia el norte 2 paredes, que impiden el ingreso de terceros no deseados al barrio, y también inhabilita el paso de vehículos.

Esos muros se construyeron hace 8 años sobre las calles Videla Castillo y Bahía Blanca, por los frecuentes robos que había en los hogares.

El progreso por etapas

Gallardo es consciente que pronto habrá que debatir la posibilidad de eliminar esas barreras, en atención a que se están construyendo domicilios en el costado norte por el plan Procrear, y se hará necesario recuperar la trama urbana.

Una característica más del sitio es que siempre tuvo unión vecinal y buena parte de los residentes han integrado su conducción en diferentes momentos. Así se fueron consiguiendo las distintas mejoras del área.

Con la gestión de Gallardo se rescató la seguridad y se levantaron las paredes; en el período de Sonia Julián la vecindad recibió el agua; y a Jacinto Villegas le tocó encarar el hormigonado de calles, mientras que Estela Marun tuvo el mérito de conseguir el gas.

Además, la entidad posee un terreno, y la intención general es levantar en ese espacio la sede de la organización vecinal.

Contra esa idea conspiran los costos de construcción del ansiado edificio, porque debe reconocerse que en el barrio hay unión y cordialidad, pero en ocasiones se dificulta el cobro de las cuotas societarias.

La única instalación pública que tiene el conjunto de viviendas es el Centro Deportivo, Recreativo y Social N° 3, conocido como Cedrys, en la esquina de Martín Fierro y Olascoaga.

El vicepresidente de la unión vecinal actual, Diego Peixoto (39, fotógrafo profesional), comentó que la entidad donó el predio al municipio lasherino para levantar un centro deportivo.

La repartición lo cedió a la Dirección General de Escuelas y como transcurrieron 10 años sin que se hiciera nada, la comuna levantó el complejo comunitario.

Allí se cumplen actividades deportivas, recreativas, educativas y de salud, ya que hasta médicos concurren a atender a la gente. Igualmente funciona una oficina de asesoramiento legal y de mediación. Lo inscriptos para usar las dependencias son 900 personas, entre niños, jóvenes y adultos.

Otra característica que fija un morador, Pascual Bazzoli (68), es que "por aquí todos nos conocemos y nos saludamos". Hasta hace 2 años era habitual la cena de fin de año en la calle.

En tanto, Nicolás Canizzo (25, próximo a recibirse de arquitecto) celebra vivir en esta parte de Las Heras. "Es un punto tranquilo, excepto la calle Martín Fierro que tiene una gran circulación en ambos sentidos".

Por su parte, Ramón Montivero (67, ex hombre de Agua y Energía), afirmó. "Aquí, donde nos ve, todo lo hicimos a pulmón; muchos veníamos a trabajar de noche y luego seguíamos a nuestros empleos. Yo, por aquellos años, me desempeñaba en los servicios de redes aéreas".

Los barrios cercanos al visitado son, entre otros, 1° de Setiembre, Villa Dina, Aeronáutico, y Paseo del Norte.

En recuerdo de una niña

Cuando el descampado que fue cerrado era territorio de yuyos altos y acumulaba basura, fue escenario de un horrendo crimen, que terminó con la vida de la pequeña Emilia Paola Bordón, de apenas 4 años.

Una plaza de Las Heras del vecino barrio 1° de Setiembre recuerda a la nena asesinada en 1992. El Concejo Deliberante de Las Heras votó por unanimidad esta imposición del nombre, que se concretó el 18 de octubre de 1992.

Cámaras de seguridad

El dirigente Juan Gallardo y también otros jefes de hogar de la vecindad comentaron que una aspiración general es colocar cámaras de seguridad en algunos puntos de la barriada.

Reconocen que un operativo de ese tipo requiere una fuerte inversión, y nadie sabe qué tipo de apoyo estatal podría recibirse, porque como acción privada y vecinal se presenta un poco difícil.

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