Mientras Arabia Saudita seguía de duelo por la muerte del rey Abdulá, el rey Salman bin Abdul-Aziz Al Saud rápidamente dejó entrever ayer el rumbo del futuro de la monarquía al designar a un miembro de la siguiente generación real como segundo en la línea de sucesión al trono.
La designación surgió mientras el reino suní ultraconservador enterraba a Abdulá tras un funeral austero al que asistieron dignatarios musulmanes de diversos países y continentes. Abdulá, quien encabezó el país por casi dos décadas, murió la madrugada del viernes a los 90 años tras sufrir una neumonía.
Al ser enterrado por la tarde en una tumba sin distintivos, los restos de Abdulá iban envueltos en una tela beige sencilla y fueron enterrados sin ataúd, de conformidad con la tradición islámica que señala que todas las personas, incluso los reyes, son iguales ante Dios tras la muerte.
Apenas horas antes, la familia real volvió a mostrar su habilidad para unificarse rápidamente ante los delicados asuntos de la sucesión. Un decreto real reafirmó al medio hermano de Salman, Muqrin, de 69 años, como príncipe heredero y sucesor inmediato del rey.
Salman nombró al príncipe Mohamed Bin Nayef, de 55 años, como el segundo heredero. Es la primera vez que un nieto del fundador de Arabia Saudita, el rey Abdul-Aziz Al Saud, está en la línea de sucesión al trono.
El rey Salman, de 79 años, prometió, en un discurso transmitido por televisión, que continuará las políticas de sus predecesores.
“Seguiremos ateniéndonos a las políticas correctas que ha seguido Arabia Saudita desde su fundación”, dijo Salman, quien tiene una amplia experiencia en el liderazgo del país y sirvió por casi 50 años como gobernador de la capital, Riad, y después como ministro de
Defensa. Salman posiblemente evitará confrontarse con los influyentes clérigos del reino y no se espera que busque reformas políticas profundas o ampliar rápidamente los derechos de las mujeres, siguiendo la tendencia de los reyes anteriores.
Desde hace casi un siglo, los reyes saudíes han vigilado La Meca, lo que les ha dado un enorme prestigio e influencia mundial entre los 1.600 millones de musulmanes en el mundo.
Para enfatizar su poder sobre uno de los sitios más sagrados del islamismo, el rey Salman, al igual que los dos reyes que lo precedieron, asumió el título de “Custodio de las Dos Mezquitas Sagradas”, una referencia a la Gran Mezquita de La Meca y la primera mezquita del profeta Mahoma en Medina.
Por más de seis décadas, el poder se ha pasado entre los hijos del fundador del país, de hermano a hermano, pero los integrantes de esa generación, que en su mayoría tienen entre 70 y 80 años, se están reduciendo.
La decisión de nombrar a Mohamed, como segundo príncipe heredero, ayuda a aligerar la incertidumbre sobre cuál de los cientos de nietos del rey Abdul-Aziz ascenderá al trono. Mohamed es el hijo del hermano de Salman, Nayef, quien tenía un poder formidable en Arabia Saudita hasta su muerte en 2012.
Mohamed, quien supervisa los esfuerzos de Arabia Saudita contra el terrorismo, seguirá con su puesto como ministro del Interior. Fue objeto de un intento fallido de asesinato de los milicianos de al Qaeda en 2009. Un cable diplomático estadounidense de ese mismo año, que fue filtrado, lo describía como “más maduro, más intelectual (y) más educado” que su padre, quien fue ministro del Interior y príncipe heredero antes que él.
Ayer por la tarde, la televisión estatal transmitió imágenes de las oraciones para el rey Abdulá de cientos de personas que se reunieron fuera del cementerio.
Abdulá ascendió al trono oficialmente en 2005, pero había sido el gobernante de facto desde una década antes.
Fahad Nazer, un analista político saudita, dijo que Abdulá solía hablar con los saudíes como si “fuera otro ciudadano más”. “Soy uno de ustedes' era una de sus frases favoritas”, dijo Nazer. Bajo su liderazgo, el país se unió a Estados Unidos y otros países árabes.
Estados Unidos, conforme
El departamento de Estado dijo ayer que no cree que se vayan a producir cambios en la estrecha relación de Estados Unidos con Arabia Saudita, tras la muerte del rey Abdalá Bin Abdulaziz Al-Saud. “No tenemos ninguna indicación de que la cooperación vaya a cambiar”, dijo la portavoz del departamento de Estado, Jennifer Psaki.
“Existe una diversidad de problemas sobre los cuales vamos a trabajar juntos, sea la iniciativa de paz árabe (de 2002) o la campaña para debilitar y destruir al Estado Islámico”, dijo Psaki.
Psaki precisó que no hay ninguna información respecto a un eventual viaje del secretario de Estado John Kerry, de gira por Europa, a Riad en los próximos días. AFP
Desafíos y la misma política
Arabia Saudita, una potencia petrolera ultraconservadora suní, continuará durante el reinado de Salman con la política marcada por la firmeza con el yihadismo y la apertura a sus vecinos en una región en plena metamorfosis, estiman los expertos.
El nuevo rey toma el mando en un momento en el que el reino musulmán ultraconservador, una gran potencia petrolífera, intenta gestionar las presiones sociales de una pujante población joven -en torno a la mitad de sus 20 millones de habitantes tiene menos de 25 años- que busca empleo y pone a prueba los límites a la libertad de expresión en internet, donde abundan las críticas a la familia real.
"No creo que haya cambios importantes" durante el reinado de Salman y del príncipe heredero Muqrin, declaró Fréderic Wehrey, especialista en el Golfo del instituto Carnegie Endowment for International Peace.
Los Al Saud “comparten la misma visión del mundo, pero pueden discrepar ligeramente en algunos asuntos de estrategia y de táctica”, añadió el analista, que prevé una continuidad en la cooperación con Estados Unidos sobre la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI), presente en Siria e Irak, países fronterizos con Arabia Saudita. Para el analista kuwaití Ayed al Manae, “Arabia Saudita es un aliado de Occidente y un Estado de orientación islámica”. “Su política exterior no experimentará cambios de fondo, aunque el estilo pueda diferir”. dijo.