Se puede decir que conoce todas las clases y secretos del tabaco, las pipas y cigarros que hay y hubo en el mercado. Es que el padre de Héctor Caliri comenzó el negocio en 1962 en el Pasaje San Martín, el mismo lugar donde se encuentra hoy.
Lo que en su momento el hombre pensó como una alternativa a su trabajo y una especie de seguro familiar particular, finalmente se transformó en el principal medio de vida, que su hijo heredó casi en el mismo momento en que la vida le pedía respuestas acerca de lo que sería “cuando fuera grande”.
“Esas son cosas que se van dando naturalmente. Uno no las busca, aparecen. Son como los hijos”, define. Héctor es padre de ocho hijos y en la actualidad trabaja con uno de ellos, Juan Ignacio, y con su mamá, Margarita, quien también fue una de las herederas de la actual regalería Caliri, que hace 50 años vendía principalmente habanos, tabaco o pipas y que -sin perder su esencia- supo adaptarse a los cambios económicos y de consumo.
-¿Qué varió en el negocio en los últimos tiempos?
-Lo más llamativo para mí fue el crecimiento del sector. A las tradicionales, se agregaron marcas de distintas nacionalidades. Tanto, que hasta surgieron revistas y bibliografía que hablaban del tema.
-¿Cuándo se dio aquel salto?
-En los últimos 15 ó 20 años, cuando el país se abrió al turismo internacional y empezaron a aparecer otras cosas.
-¿Cuáles son las marcas principales en la actualidad?
-En realidad, son las que coparon aquella época. Ahora es el importador el que decide qué trae, y lo hace en base a los pedidos que tenga.
-¿Se sigue fumando en pipa?
-Sí.
-¿Quiénes lo hacen?
-Antes la pipa era más exclusiva, para los de alto poder adquisitivo, a pesar de que estaban las nacionales que eran más accesibles, pero ahora se trata de algo más intermedio. Una pipa cara hoy no se vendería, más allá de que no se consiguen.
-¿Por las restricciones a la importación?
-Sí. El importador tiene un cupo y no puede perder parte de ese cupo en sólo seis pipas. Pero de poder hacerlo, creo que no las comprarían. Son demasiado caras.
-¿Qué edades promedio tienen sus clientes?
-Desde hace un par de décadas veo más a jóvenes de entre 30 y 40 años.
-¿Y qué es lo que más se pide?
-Ahora se consume mucho el cigarro más chico, que parece un cigarrillo, pero si las épocas estuvieran buenas creo que el fumador siempre respeta su gusto, vuelve al cigarro que le gusta. Ahora fuma lo que le sale más barato o más conveniente.
-¿Las mujeres también fuman pipa?
-Las fumadoras de pipa han mutado en las que arman los cigarros. Tiempo atrás era más común.
-Imagino que todavía vende los tradicionales habanos cubanos.
-Los Cohiba. En la medida que entren, sí. Son productos de importación como el tabaco para pipa, los encendedores y las pipas. Lo que entra tratamos de tenerlo para venderlo, pero no siempre se puede porque es muy caro.
-¿Cuánto cuesta un buen habano?
-Un cigarro cubano de tamaño grande puede costar $ 900 pero, ¿quién lo compra? Si superan los 30 o 40 pesos no los vendo.
-¿Antes se vendían, teniendo en cuenta la proporción?
-Antes sí. No estoy hablando de cantidades enormes pero se iban vendiendo. Si tenía una caja de 25 cigarros en el mes podíamos venderla, pero hoy no sé. No lo voy a intentar por ahora.
-¿Pero lo piden?
-Sí, pero cuando digo que una cajita de Churchill (una clásica marca de cigarros) cuesta 300 dólares, la mayoría desiste. Hoy no se puede y hay que caer en lo que cuesta menos.
Los mismos importadores traen según las necesidades del lugar, ya que hoy la gente compra lo que puede y lo que ingresa; antes, lo que quería.
-A fines de 2011 comenzó la restricción de importaciones, ¿usted cuándo la empezó a sentir?
-En concreto, desde fines del año pasado. El bajón fue notable y violento, estamos hablando de alrededor del 60%. Hasta entonces andábamos bien con lo que entraba.
Tal vez los importadores y hasta yo mismo hayamos trabajado con stock, no lo sé. Si la gente viniera a comprar lo que compraba antes, no podríamos abastecerlos. Lo poco que tenemos lo vendemos en una semana.
-¿Cómo se ha manejado con el aumento de precios vía dólar?
-Salvarme yo nunca fue una justificación de aumento. Es que la manera de trabajar también se hereda y los resultados están a la vista. Si él (por su papá) las hizo bien, yo no las voy a cambiar.
De pipas y de cigarros
Seguro de que un cigarrillo no podría ganarle a su voluntad, Héctor Caliri (60) dejó de fumar hace poco tiempo. Ya lo había hecho en otras oportunidades pero ahora está seguro de que no regresará ya que se ha dado todo tipo de gustos en el rubro.
Por eso, reconoce las calidades y los orígenes con solo mirar una hoja de tabaco, pero prefiere quedarse lejos de la soberbia y es frecuente que sus frases terminen con un “pienso, yo no sé”.
Igual, cuenta: “A mí me gustó siempre diferenciar entre pipa y cigarro porque, a pesar de que es el mismo rubro, son cosas diferentes”. En el último no hay nada de por medio a la hora de fumar tabaco, mientras en la primera existe un mediadora que es la pipa. Hay de distinto tipo pero las buenas, dice Caliri, son las de raíz de brezo.
“En Argentina hubo un valiente -y lo digo en serio- que heredó la fábrica de boquillas Crisol pero se apasionó con las pipas y se dedicó a hacerlas. Era un hombre con mucho amor a eso”, relata Héctor.
Caliri cree que, en especial el gusto por la pipa, un ritual relacionado con la reflexión y la tranquilidad, suele transmitirse de padres a hijos. “Hay un gusto allí, un misterio que uno quiere averiguar”, asegura.
En tanto, los cigarros por excelencia, “los que prenden en las películas de Hollywood”, son los cubanos. Les siguen los dominicanos y otros que se elaboran en Estados Unidos, en la península de Florida aunque estos “no son lo mismo”.
Más allá de pipas y habanos, lo que más se vende en la actualidad son las cajas de diez “cigarritos” (un poco más finitos que los comunes) que cuestan alrededor de 80 pesos.