La Reserva Federal de Kansas sostiene que el negocio agroalimentario mundial en los próximos 20 años es el resultado del cruce de dos variables. Una es el hecho de que la demanda global de agroalimentos crece sostenidamente por encima de la oferta, debido al aumento de la población (son 2.500 millones más de consumidores los que se incorporarán en los próximos 30 años).
La otra expresa el auge del ingreso per cápita en los países emergentes, encabezados por los asiáticos y en primer lugar China. El ingreso por habitante chino ha crecido 8% anual a partir de 2009, por encima del PBI nominal (6,7% por año), y se duplica en cada década.
La Reserva Federal agrega que hay que prever un incremento de la volatilidad de los precios agrícolas, como consecuencia del cambio climático y la variabilidad del clima.
La producción agrícola mundial enfrenta el doble desafío de crecer y al mismo tiempo evitar que cada cuatro años el precio de los commodities agrícolas afecte gravemente la seguridad alimentaria de sus clientes más vulnerables.
Los boom de precios son usualmente seguidos por el hundimiento del valor de los activos. De ahí la extrema volatilidad característica de la producción agroalimentaria.
La Reserva de Kansas señala que en China las transnacionales Nestlé y Fonterra están desarrollando grandes unidades de producción láctea (incluyendo el ganado) de la más avanzada generación tecnológica.
En Irlanda, y en general en Europa, McDonald's garantiza que sus productos se realizan con la carne de los mejores productores locales; y en Italia, Barilla, una de las principales fabricantes de pasta ha acordado con los más relevantes productores italianos proveerse con variedades específicas de trigo, que estaciona en sus propios silos, y adquiere en contratos plurianuales.
El objetivo es asegurar la provisión de insumos y mostrar también su trazabilidad, garantizando la salubridad de sus productos, lo que implica otorgar absoluta prioridad al resguardo de la reputación (prestigio) de la marca.
También se acentúa la diferenciación de los productos, con el objetivo de crear mayor valor, que permita cobrar un extra o premium. De esa manera, se intenta enfrentar el riesgo inherente al negocio agroalimentario de la volatilidad del precio de los productos indiferenciados (commodities).
Así por ejemplo, Marks and Spencer's, la principal cadena británica distribuidora de productos alimentarios garantiza, a través de la digitalización de los bienes proteínicos que vende, el ADN de los mismos, y comprueba de esa manera que son, por ejemplo, auténtica carne de ganado Aberdeen Angus.
Irlanda ha ido un paso más allá y garantiza ahora, en un esfuerzo conjunto del gobierno de Dublín, el sector privado y los productores agroalimentarios, la sustentabilidad, auditada externamente, de la totalidad de la producción irlandesa, en lo que constituye la expresión más sofisticada y “marketinera” del significado de una “marca- país”.
Hay que dejar definitivamente de lado la idea de que el negocio agroalimentario es una actividad primaria productora de bienes indiferenciados.CC