Estamos en un año atípico, llegando a noviembre y con el túnel internacional cortado casi en forma permanente como consecuencia de la cantidad de nieve acumulada. Sin embargo, tal como lo señala un informe del Departamento General de Irrigación, la cantidad de nevadas no ha alcanzado para revertir la sequía que comenzó durante 2011 y se mantuvo por cuatro años.
A pesar de residir en una provincia con un clima desértico, con poca cantidad de lluvias y que vive del agua que escurre de la montaña, tanto para consumo humano como para el riego, los mendocinos no hemos tomado suficiente conciencia de la necesidad de cuidarla.
Nos encontramos dentro de los lugares con mayor consumo per cápita y, a pesar de las advertencias, no nos preocupamos si dejamos una canilla abierta, seguimos regando a manto los jardines y hasta se dan casos en que algunos utilizan el agua potable para limpiar las veredas o para "enfriar" el pavimento durante la temporada estival. De allí que hayan tenido que reiterarse las multas de parte de los organismos respectivos para morigerar el problema.
Una situación muy distinta si nos atenemos a lo que sucede en el resto del mundo. En Europa, por ejemplo, los tanques reservorios de agua de los inodoros cuentan con dos manijas de desagote: uno para los residuos líquidos y otro para los sólidos. En Chile la gente es mucho más cuidadosa con el agua, pero sucede que debe pagar por el consumo, porque cada casa tiene su medidor y el agua tiene un costo importante.
Un aspecto que podría darse en Mendoza si en lugar de cobrar el agua por zona de residencia, se lo hiciera por el consumo, como se produce con el resto de los servicios. Además, la gente no ha advertido -o lo ha hecho, pero no toma medidas- que el agua que se consume en los conglomerados urbanos se le está restando al riego agrícola y se ha dado el caso de que muchas fincas han sido abandonadas, precisamente por la falta de agua.
Este año las nevadas han sido importantes. Podría decirse que parte del otoño, todo el invierno y la primavera que estamos viviendo, el túnel internacional se mantuvo casi permanentemente cerrado como consecuencia de los fuertes temporales en alta montaña. En el Sur, la situación no fue muy distinta, razón por la cual si bien se trata de un buen año nivológico, el Departamento General de Irrigación considera que el escurrimiento que se producirá con la llegada de los calores no alcanzará para cubrir la sequía. De todos modos, el Río Mendoza podría llegar a cubrir el 99 por ciento de la media histórica; el Tunuyán un 90 por ciento; el Diamante un 79 por ciento; el Atuel un 87 por ciento, el Malargüe un 82 por ciento y el Grande un 84 por ciento.
Destaca que después de un largo período de crisis hídrica no sólo han disminuido los caudales de los ríos, sino que también se han producido inconvenientes con la recarga de los acuíferos subterráneos, recordando en este último aspecto que, para superar la emergencia, harían falta varias nevadas históricas más, como las que se han producido este año. Advierte entonces que hasta diciembre, cuando los ríos comiencen a recibir los aportes de la nieve acumulada, sólo se distribuirá el agua contenida en los embalses.
La advertencia es válida y debe ser receptada como corresponde por la población en general. No debemos olvidar que hasta no hace mucho se hablaba de la posibilidad de crear lagos artificiales para recolectar el agua de lluvia, de manera tal de cubrir las necesidades de agua de riego si bajaban las reservas de los diques o de instalar pozos surgentes para cubrir la baja de los caudales de los canales. La naturaleza ha aportado lo suyo -aunque a muchos no les haya gustado- y ha dotado de suficiente nieve a la montaña, pero no debemos desaprovechar la oportunidad y continuar siendo cuidadosos con el consumo.
