Hay que mirar para afuera

Hay que mirar para afuera

Por Maxi Salgado - editor de Más Deportes - msalgado@losandes.com.ar

En diciembre del año pasado el mundo, y en especial el deportivo, se vio conmovido por el accidente que sufrieron los integrantes del plantel de fútbol del Chapecoense, club brasileño que iba a jugar la final de la Copa Sudamericana en Colombia. Aquella tragedia terminó con el saldo fatal de 75 muertos, 19 de los cuales eran jugadores del equipo.

Hubo entonces un inusual interés por colaborar con la institución, la que abrió un proyecto de crowdfunding para que los interesados pudieran colaborar. El deporte descubrió así en forma masiva esta fuente de financiamiento que tiene ya unos cinco años y que en otros ámbitos funciona exitosamente. De hecho se calcula que hay unos 10.000 millones de dólares que se invierten en crowdfunding por año y hasta ha obligado a que en España se legisle al respecto y hasta ha llamado la atención de deportistas de primer nivel como Andy Murray (número uno del mundo) quien invertió en la creación de empresas a través de la plataforma crowdfunding Seedrs, en la que también posee participación.

El crowdfunding nace de los proyectos de Open Source donde los desarrolladores ofrecían su trabajo y, frente al éxito de sus creaciones, empezaron a pedir donaciones y la respuesta fue mayor de la esperada. En ese momento, entre los creadores y los usuarios nacía la financiación colectiva. Casi siempre estuvo ligado a proyectos creativos. Hay miles de cantantes o escritores que pudieron editar gracias a este sistema, el que tiene la particularidad de dar una recompensa a los colaboradores. Es la típica fórmula ganar-ganar que impulsa el marketing.

River Plate, una institución que cuenta con más de 1.000 empleados y que para muchos no necesitaría de colaboración comunitaria, ha sido uno de los pioneros en la Argentina en incursionar en esta tendencia. A través de la página "Misión River", el Millonario ya concretó dos proyectos. Uno es el libro "Mientras viva tu bandera", un libro en el que se destaca la historia de los 115 años del club. La campaña le permitió al club recaudar 1.647.468 pesos. Una cifra nada despreciable.

Ahora se está trabajando en un proyecto de realidad virtual y hace poco tiempo lanzó su equipo de e-sports, convirtiéndose en el primer club del país y del continente en hacerlo. El Millonario aceptó la propuesta de la agencia Röma y se propuso ampliar su plataforma al mundo virtual, particularmente, los deportes electrónicos (eSports). Pero más allá de los jugadores, los eSports aspiran a hacerse con una porción del público aún más suculenta: los millenials.

Ese segmento, al que no se puede llegar por medios tradicionales, es el que engloba al público nacido entre 1981 y 1995, también llamado nativos digitales. En esa brecha generacional es donde los eSports esperan instalarse. Una buena parte de ese público nació con una consola en casa.

En la actualidad, las competiciones basadas en deportes electrónicos mueven 150 millones de espectadores aproximadamente y generan jugadores profesionales. Además del caso del Millonario, son varios los equipos europeos que cuentan con un representante oficial en el mundo competitivo de los videojuegos. El Valencia, Wolfsburgo (Alemania), West Ham (Inglaterra), París Saint German (Francia) y Besiktas (Turquia) crearon un equipo de FIFA el año pasado.

El crowdfunding da, además del beneficio económico, potenciación de marca, promoción de la disciplina, puesta en valor del club, complicidad con el hincha y genera sinergías con potenciales patrocinadores.

Pero no sólo River y su potencial han ido por esa vía. También han crecido mucho gracias a ello los deportes alternativos, quienes están agrupados en el Cadalt (Consejo Argentino de Deportes Alternativos). Entre ellos están, para que se hagan una idea, el footgolf, el sumo, bikepolo, badminton. Son 76 en total y ellos aseguran, con orgullo, que no han pedido apoyo gubernamental sino que apuestan a las comunidades para sustentarse.

Ejemplos hay muchos en el mundo. El nadador estadounidense Anthony Ervin, campeón olímpico en 2012, recurrió al crowdfunding para poder correr en una de las etapas de la Copa del Mundo y recaudó 12.000 dólares. A cada contribuyente de 30 dólares el deportista le daba a cambio una sesión de entrenamiento personalizada. Una vez que ganó la medalla, varias empresas se acercaron para patrocinarlo.

El club de balonmano de Ademar de León en España, donde hoy juegan tres jugadores de la Selección Argentina (Vieyra, Carou y Sebastián Simonet), consiguió en la colaboración colectiva 50.000 euros que le sirvieron para solventar un año de campaña y devolvieron entradas para los partidos, cenas con los jugadores y hasta entrenamientos exclusivos dirigidos por el entrenador del club. Pero lo más llamativo y que hizo que la gente se entusiasmara era que se podía crear una cuenta de mail con el dominio del club.

Estas opciones, podrían ser perfectamente el final de las peleas por el aporte que hace o no hace el Estado provincial a las actividades deportivas, como así también el excesivo y desgastante pedido (de las instituciones) de susbsidios que han sido una moneda corriente en el último tiempo en Mendoza.

Los clubes grandes o chicos, las asociaciones, las federaciones o los deportistas sólo tendrían que agudizar su ingenio y poner algo de trabajo. Hay miles de millones de dólares en el mundo esperando buenas propuestas. Sólo hay que mirar más allá de Desaguadero y salir a vendérselas y para ello hay cientos de páginas de crowdfunding que ponen su plataforma a disposición. Poder hacer una obra ya no tendría que ser un cúmulo de dudas sino una cantidad de certezas. El grupo de música Altertango grabó uno de sus discos apostando a esta iniciativa.

Los que saben aseguran que el valor del crowdfunding no radica en el dinero sino en la comunidad que se empodera. A pensarlo. Uno puede quedarse esperando la muerte o salir a hacerle frente a la vida. Las herramientas están, sólo es cuestión de tener la decisión de tomarlas.

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