Hay que buscar responsables

Tras el mal arranque en el torneo, la paciencia del hincha de Boca parece haber llegado a su fin. Con un plantel altamente competitivo, y con el técnico más ganador de su historia, la campaña arrancó cuesta arriba y no se avizoran cambios favorables.

Hay que buscar responsables
Hay que buscar responsables

Los mismos nombres, la misma falta de juego y de confianza, las viejas fallas individuales en defensa y la misma anemia en ataque mostró Boca Juniors en su compromiso  ante Newell's.

Nada cambió. Y es difícil asimilar esa idea cuando llegaron siete jugadores nuevos y se fue uno solo, aunque será inevitable pensar que la ausencia de Juan Román Riquelme tenga tanto peso en tanta orfandad futbolera como anímica.

La desilusión palpable en la multitud que volvió a llenar la Bombonera al momento de cosechar otra derrota como local (0-1) no hizo más que darle forma a una idea a esta altura difícil de rebatir: Carlos Bianchi no logró encontrarle la vuelta a su equipo en más de un año y medio como entrenador.

Boca presentó flaquezas indisimulables en todas las líneas y falta de respuestas que se agravaron esta vez por la presencia fuerte de un capricho visible: es inentendible que la única cara nueva en el equipo haya sido Federico Carrizo, cuando en el banco de suplentes -por ende, en condiciones de jugar- quedaron cuatro de las flamantes incorporaciones.

Entonces, ¿Para qué incorporó siete jugadores nuevos (uno de ellos está lesionado, el atacante Jonathan Calleri) Boca y por qué los aceptó Bianchi si en el mismo comienzo del torneo no está dispuesto a ponerlos en cancha?. Y más aún: ¿Por qué razón insistir con los mismos nombres que en el último año y medio nunca le pudieron ganar a Newell's? Ni por el campeonato local ni por la Libertadores, ni de local ni de visitante. Y alguna de esas derrotas fue con goleada.

La supuesta levantada del equipo xeneize en las últimas fechas del Final 2014 (jugado el semestre pasado) puede servir sólo para que Bianchi lo esgrima como un logro en las conferencias de prensa con el engañoso segundo puesto recién logrado en la última fecha.

Pero la verdad es que Boca comenzó a ganar cuando ya estaba fuera de la lucha por el campeonato. Y eso se puede traducir de una sola manera en el mundo del fútbol si se es sincero: eso es propio de equipos sin personalidad que no se bancan la presión. Por eso, Boca se dobla fácil en la Bombonera. Porque este equipo, la presión que no soporta es la de su propio público.

Y si los nombres son los mismos, a no ser que obre un milagro, los resultados, la actitud, la falta de juego coordinado y los errores, pues serán los mismos. Boca da vueltas sobre su propio circuito cerrado de fracasos deportivos porque en lo esencial no ha cambiado. Y eso es lo preocupante.

Parece mentira que un equipo dirigido por Bianchi, el mismo que subió la vara de la consagración xeneize muy alta a fuerza de triunfos y consagraciones, empiece a mostrar ahora, además de tozudos conceptos que no se condicen la realidad, hasta fallas tácticas, justamente tácticas, ese terreno que dominaba como quería.

Falla el medio campo porque Erbes definitivamente no es carrilero y ni siquiera un "8" a la antigua (en el banco había dos carrileros por ese sector, César Meli y el chileno José Pedro Fuenzalida, quien ingresó menos de un tiempo); porque Gago tiene el mismo buen pie que lo llevó a las grandes ligas, pero no está para conducir. Y porque ante los rosarinos Federico Bravo quitó algunas y perdió varias, mientras Carrizo mostró muy poco, pero sigue con el crédito abierto.

Cada partido de los que se vienen serán finales para Bianchi. De local, mientras la barra brava responda como lo hace a sus patrones, y tape a puro bombo cualquier grito contrario, podrá disimular la creciente bronca que se huele en las tribunas.

Y después pasará lo lógico: cuando los bombos se callan se escuchan los gritos reales. Allí aparecieron los insultos contra el presidente Angelici. Y el fantasma de Riquelme que también fue grito. Tímido y limitado por ahora. Pero latente de la mano de un equipo sin rumbo.

Insólito

Todo parecía claro hasta el término de la pasada temporada. Vélez, por ser el mejor de la temporada -igualando en puntos con Boca, pero con mejor diferencia-, tenía sellado su boleto a la próxima Copa Libertadores; sin embargo, desde la AFA anunciaron que hubo una “mala interpretación” del Reglamento y que ambas entidades, si ninguna se consagra en el presente campeonato, deberán jugar una Final.

Esto hizo estallar a todo el “Fortín” y por tal motivo decidieron presentar ante la AFA que esto sea anulado y se haga lo que estaba pactado.

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