Hardan Curi: “Me di cuenta de que era mi lugar”

El popular y querido “Turco” que llegó a nuestra provincia para jugar en Gimnasia apenas iniciada la década del ‘60 y que luego se estableció para siempre, ganando varios títulos como entrenador.

Hardan Curi: “Me di cuenta de que era mi lugar”

Apenas pasadas las 8 de la mañana abre su negocio de toda la vida, la aceitera que todo el mundo conoce como la del Turco Curi. Sale con su ejemplar de Los Andes bajo el brazo y aclara que ya leyó "el Deportivo, y ahora que me enteré que cumple 50 años, sigo siendo fiel" bromea.

Hace 57 años, Hardan Curi desembarcaba en Mendoza para vestir los colores de Gimnasia y Esgrima. Y después los de San Martín, y los de Huracán, etc. Goleador, figura y referente. Más adelante llegaría el técnico exitoso de viejos Nacionales y nada menos con el Lobo y la Lepra. Porteño de nacimiento, mendocino por adopción.

“Yo jugaba para Temperley, y el técnico era Cholo Converti en el ‘58. Había salido campeón Ferro con Roma y Marzolini, que luego los compra Boca. Paso a Argentinos Juniors y el 5 de enero del '60 me mandan el telegrama y debutó en Primera con Argentinos. Juego todo ese año para Argentinos, incluso le hago un gol a Boca en cancha de Ferro (y muestra orgulloso la foto de aquel festejo), Martín, Pando, Curi, el arquero era el Pelado Moreno. Luego me presento a la pretemporada y nos dejan libre a 10 jugadores”.

Los memoriosos lo recuerdan como un petiso que saltaba hasta las nubes. Aquella instantánea ante Boca demostraba lo que era capaz.

De la mano del Cholo Converti se viene a Gimnasia y cuenta. “Yo era bajo para el puesto de centrodelantero, pero me entrenaba muchísimo.

Con Sklater, vivíamos en Emilio Civit y Granaderos, a una cuadra de los Portones. Íbamos a saltar. Elegí un árbol que al llegar estaba como a un metro arriba de mis brazos. Al mes, ya lo tocaba. Vos nacés, pero te haces también. Practicas y más prácticas” relata orgulloso de sus épocas de goleador y que los Mensanas comenzaban a descubrir.

Como él descubrió a esta provincia. “Hace ya 57 años llegué por recomendación del Cholo Converti. Y apenas pisé esta tierra, me di cuenta que este era mi lugar en la vida. Tengo dos hijas divinas, un nieto, un yerno divino” y nombra a Gabriel, Patricia, Lautaro mi nieto, y Luis Calvi, su hijo político.

Y se entusiasma al describir que “me di cuenta a los meses, a los años, que ésto era una maravilla y lo sigue siendo. Le doy Gracias a Dios porque hoy si estuviera en Buenos Aires, mire los líos que hay. Estamos a 1100 kilómetros de los problemas”.

Y retoma su desembarco en el Parque, para jugar en el Lobo. “Llego a Gimnasia y me ponen una cláusula en el contrato. ‘El pase tuyo vale 75 mil pesos’ me dijeron, era mucha plata’. Pero también, junto a Sklater, nos consiguieron un trabajo en el Ministerio de Salud, donde trabajé 40 años y me jubilé. Ya me quedé, salí de la residencial, alquilé una casa en Leónidas Aguirre”.

De a poco, echaba raíces, e incursionaba en su otra arista, su trabajo fuera de los campos de juego. “Mis hermanos vendían aceite en Buenos Aires. Y yo los acompañaba. Cuando vino mi hermano en el año ‘65, me sugiere la idea de vender aceite acá en Mendoza. ‘Hacelo me dijo, te va a ir bien. Si acá te conocen todos’. Recuerdo que vinieron Pedro y Juan Angulo (ex dueños de los supermercados Vea) a la inauguración de mi aceitera, que ahora el 30 de junio va hacer 42 años que la tengo”.

El paso de jugador a entrenador fue traumático para Hardan. Jugaba sus últimas fichas en el fútbol sanrafaelino y un accidente automovilístico lo obligó al retiro.

“En el año 69, cuando jugaba en Villa Atuel. Tuvimos un accidente impresionante cuando viajábamos a jugar contra Argentino de San Rafael. Chocamos contra un Rastrojero, fallecieron todos los que iban adelante, entre ellos el doctor Arnulfi,  que era el presidente del club. Tres jugadores íbamos atrás, y  tres adelante. Ahí me llevaron al hospital, me cosieron en carne viva”.

Y llega la etapa como entrenador. “Guaymallén me da la oportunidad de dirigir, e hicimos buenas campañas. Tuve grandes jugadores que habían llegado de la Lepra, como Mémoli, que no tenía lugar porque el 4 titular era el Negro Yácomo, irreemplazable. Me llevé al Arbolito López, a Villarroel”.

Y llegó la época gloriosa de dirigir al Lobo en el Torneo Nacional. “Después en el ‘71 agarro Gimnasia. Hicimos una campaña invicto, le ganamos a todos, a San Lorenzo le ganamos 5 a 2 en su cancha. Fue una brillante campaña. Hasta el último partido de ese Nacional ‘71, Gimnasia tenía la oportunidad de jugar la final. Ibamos en zonas diferentes, con Rosario Central. Si ellos empataban, debíamos jugar un desempate para ver quien iría a la final. Nosotros ganamos 2 a 1 a Central Córdoba en Santiago, un golazo del Víctor (todos sus goles eran de novela), pero ellos ganaron su partido y no hubo desempate”.

El secuestro que sufrió en el año '64

“Yo había jugado en Gimnasia antes, y luego de San Martín llegué a Huracán. Hicimos una gran campaña y llegamos a la final que era el sábado en Independiente, ¡justo ante Gimnasia! Ese viernes me quedé con Converti y Dieguez, el arquero, pateando al arco. Y me rompí el quinto metatarsiano del pie izquierdo. No podía caminar, pero el médico Sava me revisó y dijo: ‘Yo lo voy a hacer jugar al Turco, si no es cagón va a jugar’. Me sacaron radiografía, y en la clínica fueron claritos ‘usted se tiene que enyesar ya’.

Al otro día, Huracán perdió esa final por 4 a 1, y obvio, yo no jugué. El lunes estaba en cama muy temprano, tocan el timbre, y sale mi señora. Eran 4 monos que se metieron a mi casa, me sacaron como estaba de la cama y entre insultos me acusaron que yo no tenía nada, que Gimnasia me había sobornado para no jugar. O eran hinchas de Huracán o estaban pagados por Huracán. Me cargaron en un auto, y me llevaron al médico frente a Luján Williams en la calle Necochea. El médico me hizo la radiografía, y me dijo lo que ya sabía ‘usted está quebrado’, a lo que le respondí: ‘Eso ya lo sé, dígaselo a ellos’.

Los tipos comprobaron que realmente no podría haber jugado y desaparecieron, me dejaron como estaba, en calzoncillos en la calle. A esa altura, ya me buscaban con la policía por todo el radio de la ciudad. Hubo tres secuestros famosos en esa época: Fangio, Di Stefano y Curi” concluyó riendo el gran “Turco” Curi.

Ida y vuelta

Un torneo inolvidable: Independiente del Nacional 82. "Las semis con Ferro Carril Oeste. Acá perdemos 1 a 0 y allá fue 0 a 0. Ereros erró goles increíbles ese día. Griguol, al terminar el partido en Ferro vino a felicitarnos. 'Ganamos de suerte' nos dijo y nos marcó. Después Ferro salió campeón invicto".

Los viejos Nacionales: "Después del '86 se perdió la alegría. Hasta allí, toda Mendoza se volcaba a las canchas para seguir a Gimnasia, a San Martín, a Independiente y llenaba los estadios. Desde ese año, se perdió la pasión. Vinieron los regionales, después los Argentinos B, C, y ya nada fue igual. Hay que modificarlo todo, hay que recuperar los viejos Nacionales".

Sus mejores obras: "Los dos Nacionales: El '71 con Gimnasia y el '82 con la Lepra. Porque los armé yo, los modifiqué para jugar esos torneos y fueron los mejores campeonatos que hayan jugado los equipos mendocinos en esos Nacionales. Recuerdo que al planificar el partido ante Central, que tenían a Poy como su cerebro, su gran figura, la pensé toda la noche. A Guayama lo saqué del fondo y le pedí que me hiciera marca personal a Poy. Así quedaba libre el Polaco Torres". 
 
Dirigió a los mejores: "De los jugadores que me tocó dirigir el Victor (Legrotaglie) fue el mejor. Pero no puedo dejar de mencionar al Polaco Torres, el Chueco Vicino, los Sosa, tanto el padre como el hijo. Gramari, Guzmán, aunque fuese de San Luis. De la Lepra, Mémoli, Vergara. Brillantes jugadores que no se vieron más acá"

De puño y letra

Trayectoria

Fecha de nacimiento: 29/7/1936 en La Paternal (Buenos Aires).
Clubes: Temperley en 1958; Argentinos Juniors 1960. Luego Gimnasia y Esgrima hasta el año '62 (sub campeón); San Martín 1963 (campeón); Huracán Las Heras 1964 (sub campeón); Andes Talleres 1965; Maipú 1966/67 (goleador del torneo); Villa Atuel 1968/69, goleador de la Liga Sanrafaelina. Como DT dirigió, además del Lobo y la Lepra, a Guaymallén y Murialdo, entre otros.

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