El Museo Emiliano Guiñazú - Casa de Fader alberga en su interior alrededor de 1.700 obras, entre pinturas y esculturas, de las cuales 56 son de Fernando Fader, a los que se suman varios murales. Se trata de uno de los museos más importantes de la provincia y del país, pero que desde 2012 se encuentra cerrado.
En 2016 el gobierno provincial encaró una obra para reforzar la estructura edilicia de la casa y ahora está comenzando una segunda etapa de reacondicionamiento arquitectónico y pictórico, por lo que prevén abrirla el próximo junio.
Sin embargo, los interesados podrán ingresar a partir de las próximas semanas. Es que la Secretaría de Cultura de la Provincia planea lanzar una serie de visitas guiadas para pequeños grupos, que permitirá recorrer sobre todo, los trabajos de conservación y restauración de las obras que se están llevando adelante.
"Queremos hacer visitas guiadas para que la gente pueda ver los procedimientos que se están realizando en el museo y que no se van a volver a hacer en mucho tiempo", comenzó a explicar Noelia Santino, jefa de gabinete de la Secretaría. Reconoció además que están terminando de definir los detalles para lanzar la propuesta formalmente la semana que viene.
"Vamos a intentar llevarlos por donde haya menos obreros trabajando en la parte de ingeniería y arquitectura y mostrar los trabajos de restauración para que puedan hacerles preguntas sobre arte a los expertos", detalló.
La idea en principio es hacer estos recorridos una vez por semana con grupos reducidos, previa inscripción a través de una dirección de correo electrónico. "Estimamos que antes de que termine febrero estaremos haciendo las primeras visitas", adelantó la funcionaria quien remarcó que serán totalmente gratuitas. Y subrayó que se trata de una tendencia que está muy en boga en los grandes museos de Europa. "Hay circuitos alrededor de la gente que está trabajando para que puedan entender los procesos de restauración, que es una tarea con mucho detalle", aseguró.
Para Santino, esta iniciativa es una forma de que los mendocinos vuelvan a sentir el Fader como propio. "La verdad es que hace tanto tiempo que está cerrado, que hay toda una generación de chicos que nunca lo ha visitado", se lamentó.
Luego de ganar el concurso que lanzó Cultura, Cristina Sonego se convirtió en la directora de restauración de las pinturas murales. Ella coordinará el grupo que estará trabajando mientras recorran los visitantes. "Es una forma de trabajo que se usa en otras partes del mundo que permiten ver en vivo la labor que hace el restaurador", describió la experta.
Para poder concretarlo se delimita un sector para que las personas puedan pasar. "No se interrumpe la tarea e incluso se puede dar una explicación de lo que se está realizando en el momento", adelantó. Precisó además que, como la tarea que llevan adelante exige mucha concentración, se prepararán para el día de la visita algunas tareas menos complejas. "Es la primera vez que se va a realizar algo así en Mendoza, esperamos contar con visitas de otros profesionales del exterior para que vengan a observar nuestro trabajo", invitó Sonego.
Tarea científica y artística
Con amplia experiencia en el rubro, Cristina Sonego coordinará un equipo compuesto por dos restauradoras italianas, 10 asistentes y hasta una bioquímica que tendrán a su cargo las tareas de restauración de toda la superficie muraria y pintura decorativa del museo.
El trabajo se divide en tres: las pinturas murales de Fader ubicadas en el hall de entrada, el baño y el salón principal; los murales decorativos de toda la casa y las pinturas descubiertas recientemente, que tuvieron que ser retiradas de las paredes y se conocen como estrapos, lo que arroja un total de 1.700 metros cuadrados. "Es un trabajo científico, técnico y artístico para el que hay que respetar una reglamentación que está homologada mundialmente y que está asentada en la ley de patrimonio", detalló Sonego.
Es que antes de comenzar el trabajo propiamente dicho, deberán llevar adelante una etapa de diagnóstico que incluirá el aporte de instituciones externas. "Haremos estudios con rayos X en sectores puntuales de los murales de Fader donde hay capas de pintura superpuesta, lo que permitirá develar qué hay abajo y seleccionar un criterio a seguir", precisó.
La casona “se estaba hundiendo”
En 2016 comenzó la tarea para restaurar la estructura del Museo Emiliano Guiñazú-Casa de Fader, que se encontraba en pésimas condiciones y cerrado desde 2012. "Literalmente se estaba hundiendo, un sismo podría haberlo tirado abajo", recordó Noelia Santino, jefa de gabinete de la Secretaría de Cultura. En ese momento se invirtieron 28 millones de pesos.
A fines del año pasado se licitó la segunda etapa por 67 millones de pesos y que está próxima a comenzar. "Incluye los arreglos del museo-jardín y de todo el interior del museo para dejarlo a nuevo: restauración de pisos de madera y baldosas, reparación de techos, baños nuevos, sistema de calefacción y enfriamiento", enumeró la funcionaria.
En esta misma etapa se le agregó un concurso para la restauración de murales y pinturas decorativas, del cual resultó ganadora Cristina Sonego junto a su equipo. Desde Cultura prevén tener todo listo para reinaugurar el museo provincial en junio de este año.
Pinceladas de una historia de amor
Emiliano Guiñazú hizo construir, en 1892, una casona de veraneo en Mayor Drummond, Luján, que fue escenario de diversas reuniones sociales. En 1906, le encarga al artista plástico Fernando Fader que realizara algunos trabajos de decoración de la vivienda.
El pintor plasmó los murales que hoy se pueden apreciar en el hall principal y, mientras se abocaba a ello, se enamoró de la hija mayor de Guiñazú, Adela, con quien se casó.
En los '40, Narcisa Araujo, viuda de Emiliano Guiñazú, decide donar la casona a la provincia para que se convirtiera en un museo que llevara el nombre de su esposo.
En 1946 se traslada a este sitio el Museo Provincial de Bellas Artes y el gobierno le encomienda a Julio Suárez Marzal la tarea de remodelación del espacio, quien además propuso incorporar los jardines como salas de exposición al aire libre.
Entretanto, se decretó que el museo se denominara "Emiliano Guiñazú-Casa de Fader"; espacio que fue inaugurado el 11 de abril de 1951