Símbolo de relajación, y por lo general reservadas para las vacaciones y las perezosas tardes de verano en los jardines, las hamacas colgantes han encontrado un nuevo espacio en la decoración de interiores de hoy en día.
Las hemos visto para decorar las paredes de algunas de nuestros negocios favoritos y en el interior de algunos de los hoteles boutiques más cools del mundo.
Su historia. El origen de la hamaca se remonta a los pueblos indígenas de América Central, que las tejían con la fibra natural de las plantas y de la corteza de los árboles y que también sirvió de inspiración para la creación de la mítica silla Acapulco.
Las hamacas, con su diseño suspendido, les ofrecía protección contra los roedores y las serpientes, e incluso, colocaban brasas debajo de ellas para mantenerse caliente y ahuyentar a los molestos insectos.
Para interiores. Fantásticas para leer, tomar una siesta, relajarse, o simplemente no hacer nada, las hamacas nos ofrecen un sinfin de posibilidades más allá del jardín y la terraza.
Dónde colgarlas. Lo ideal es disponer de un gran salón y fijarlas de muro a muro, ya que de esta manera nos permite extenderlas en su máxima amplitud.
Preferiblemente, una hamaca colgante debería estar colocada de tal manera que nos permitiese ver cómodamente la televisión y poder interactuar con los demás en la sala de estar.
También es muy común colgarlas en las vigas en caso de tenerlas vistas o junto a una ventana, y a ser posible con buenas vistas, nos permite crear un acogedor y tranquilo espacio donde poder descansar después del trabajo.
Una hamaca, al igual que una silla colgante, es fantástica en la esquina de una habitación o junto a la biblioteca como rincón de lectura.
Otro gran lugar es el dormitorio. En general, los dormitorios no necesitan de una gran cantidad de muebles, por lo que hay un montón de espacio libre para colgar una hamaca a lo largo de una pared. Algunos hoteles también han adoptado esta idea.
Las zonas de transición también son unos espacios ideales para colgar una hamaca.
Las terrazas cubiertas y los patios y balcones están técnicamente al aire libre, pero ya que existe una tenue y estrecha transición entre el interior y el exterior, se pueden considerar fácilmente como zonas de interior.
Materiales. A diferencia de las hamacas pensadas para el jardín y la terraza, dentro de casa no estamos expuestos a las inclemencias del tiempo, por lo que las posibilidades en cuanto a materiales y tipos de telas se disparan.
El algodón y el lino son las mejores opciones para el verano, debido a que son materiales muy ligeros y transpirables.
Lo clásico, son las hamacas colgantes de interior de rejillas o las tejidas al crochet.
Por último, podemos mencionar a las hamacas que dan un cierto protagonismo a la madera, en forma de palos que hacen de travesaño, al que van agarradas las cuerdas.
Colores. Dada la cantidad de telas que tenemos en el mercado, podemos emplear las hamacas de interior en cualquier estilo decorativo.
En una casa de estilo marroquí con sus alfombras y sus pufs, una hamaca puede quedar muy bien en cualquier color.
Las hamacas de color blanco suelen ser las reinas en espacios más minimalistas y sobre todo en la decoración nórdica, debido a su claridad y luminosidad.
El color negro también es muy habitual, especialmente en decoraciones más masculinas.
Empleando un tono más vivo, también podés darle protagonismo a una hamaca como complemento de color al resto del espacio.
Y por último, para los amantes de la decoración mediterránea y más bohemia, están las hamacas de patchwork y las de telas más coloristas y estampadas.