Haití inició ayer tres días de duelo por los centenares de muertos del huracán Matthew, mientras el empobrecido país caribeño enfrentaba la devastación.
Matthew, en tanto, perdió la categoría de huracán y pasó a ser un “ciclón pos-tropical” tras azotar la costa sureste de Estados Unidos con un saldo de al menos 17 muertos.
El meteoro ostentaba vientos de 120 km/h mientras se alejaba de la costa de Carolina del Norte, aunque causaba importantes inundaciones, y caída de árboles y tendidos de alta tensión.
Pero la atención se concentra en Haití, el país más pobre de las Américas, que aún no se recupera del devastador terremoto de 2010 y que sufre una epidemia de cólera.
Matthew tocó tierra haitiana el martes como un monstruoso huracán categoría 4 en una escala de 5, con vientos de 230 km/h. El sur, la zona afectada, tiene una población de 1,3 millones de habitantes, con una tasa de pobreza de entre 60 y 70%. “No estamos lejos de contar con un millón de personas en urgente necesidad de asistencia humanitaria”, dijo Mourad Wahba, el coordinador de la ONU para la ayuda.
Tomas aéreas de las zonas del sur del país más afectadas mostraban un paisaje devastador, de ranchos de lata derruidos, árboles arrancados de cuajo y riadas de lodo inundando el terreno.
La Protección Civil dio un balance oficial provisorio de 336 muertos, aunque esperan tener cifras precisas para el miércoles. Otros funcionarios situaron en 400 los fallecidos.
El mandatario interino de Haití, Jocelerme Privert, declaró tres días de duelo nacional desde este domingo ante los estragos causados por el ciclón.
En Jérémie, la situación era desesperante, mientras que en la bahía de Abricots, a 17 km, los habitantes sólo tienen alimentos para 10 o 15 días, dijo David Millet, quien trabajó durante años para la ONG Agrónomos y Veterinarios Sin Fronteras.
En ciertas zonas del territorio hasta 80% de los cultivos fueron arrasados, por lo que se espera que la gente abandone las zonas rurales hacia las urbanas.