Hacia una mejora agrícola cualitativa

Nuestra provincia se encuentra en una oportunidad inmejorable para diversificar su producción agrícola y sumarle valor agregado.

Hacia una mejora agrícola cualitativa
Hacia una mejora agrícola cualitativa

Mendoza atraviesa  una etapa interesante en materia de algunas transformaciones en su base productiva que no es repentina, sino por las características productivas de la zona. Pero esa tendencia positiva en algunos sectores sería bueno se comience a verificar en otros.

En los últimos días se conoció que, según el último censo agrícola, nuestra provincia es la mayor productora de frutos secos. El mayor crecimiento se ha dado en nogales y almendros, pero también hay producción de pistachos, avellanas y castaños que totalizan 7424 hectáreas de frutos secos, habiéndose registrado un crecimiento del 57% de la superficie implantada con nogales desde 2010.

Dado que no hubo una expansión de la frontera agrícola es lógico pensar que el crecimiento se da a expensas de otras variedades o cultivos. Por datos disponibles los que han sufrido son los cultivos de manzanos y perales y algo duraznos y ciruelos. El sector hortícola perdió superficie pero a manos de la urbanización. La vitivinicultura también ha perdido superficie en algunas zonas en manos de cultivos forrajeros utilizados para alimentación de animales.

Lo cierto es que, ya sea por causas de las crisis sectoriales o por su visión de los negocios, los empresarios decidieron generar cambios productivos y esto supone, en muchos casos, asumir los costos del cambio,  esperar 4 años como mínimo para que las nuevas variedades entren en producción. Lo interesante es que el 83% de la producción de nogales se concentra en el Valle de Uco, donde Tupungato es la zona más elegida.

Y esto es un llamado de atención porque en una zona donde la propiedad es tan cara se han dejado de lado producciones que generan poco valor para ser reemplazadas por otra de mayor valor. Y no hay que descartar que algunos productores de viñedos comiencen a ver estas alternativas ante los malos precios pagados por las bodegas.

Estas producciones tienen la ventaja que se pueden guardar y así defender mejor los precios, lo que no ocurre con otras frutas y, además, tienen buen mercado, interno como exterior.

Donde queda mucho por hacer es en el área hortícola, donde la mayoría de los cultivos se desarrollan con mucha precariedad y poca protección contra inclemencias climáticas. Este sector necesita una gran transformación para sumar valor agregado, pero valor agregado intangible. El sector hortícola debe transformarse cualitativamente con cultivos protegidos y pasar al terreno de la producción orgánica y biodinámica.

Esta variante también podría alcanzar a producciones de frutas de carozo y de pepitas que se venden en fresco. La certificación de estas características le agrega mucho valor a la producción y tiene la posibilidad de ser exportada por vía aérea. Lógicamente, estos son procesos mediatos porque implican cambios culturales en los productores. Pero es un camino esencial que también podría incluir a otros cultivos si es que Mendoza decide transformarse en provincia libre de pesticidas para proteger el ambiente.

Agregarle valor a la producción le sumaría valor a la provincia y podría haber un gran incentivo adicional para el turismo. Son decisiones a ser tomadas por los líderes que deberían actuar como agentes de cambio. El Estado tiene organismos técnicos y de investigación que pueden aportar los saberes específicos para encarar una tarea de campo programada como política de Estado, porque concretar el objetivo debería depender de la fijación de metas, recursos y continuidad en el tiempo.

Mendoza tiene que pensar en grande y, en ese sentido, para mejorar la productividad harán falta inversiones, organización y apoyo para muchos sectores productores que puedan ser más reacios o con menores recursos.

Para poder crecer, Mendoza debe mirarse en el espejo de la vitivinicultura y pasar a producciones con alto valor que justifiquen los costos de riego, lucha contra heladas o contra el granizo. En algunas zonas de las provincias, por detalles climáticos, también se podría incursionar en frutas finas, algo que ya no es exclusivo no de la Patagonia ni de zonas húmedas.

En síntesis, hay mucho espacio para crecer y revalorizar nuestro sector agrícola provincial. Esto ayudará también a sostener nuestro pulmón para los oasis y la calidad de vida de la población. Si nos ponemos como objetivo fundamental el cuidado del ambiente, este es un compromiso fundamental que el sector productivo debe asumir. Ya hay varias zonas del país que lo están haciendo y con muy buenos resultados económicos. Hay que dejar de dormir la siesta.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA