Se intensifica en los municipios la elaboración de Planes de Ordenamient o Territorial, una herramienta de gestión esencial, nacida de la realidad local, para la planificación de cada territorio, en consonancia con el Plan Provincial convertido en ley 8.999 en agosto de 2017.
Ordenar la ocupación y usos del espacio, comprende aprovechar la mejor utilización conforme a la aptitud, que se le puede dar al lugar, pero con control para no agotarlo. Otro componente es la atención a lo que el habitante quiere conforme a su cultura y forma de vida. En la evaluación ambiental y territorial de la propuesta espacial de crecimiento resultante, se deben analizar la pertinencia y la capacidad de acogida.
Los usos de suelo según la función son: urbanos, rurales, comerciales, industriales y de recreación. Mendoza está estructurada en base a sus ríos, creando el oasis norte (río Mendoza), centro (río Tunuyán), sur (río Diamante) y Malargüe con un pequeño oasis. Dentro de cada uno se distribuyen los usos mencionados de diferente manera, ocupando un 4% de la superficie provincial y concentrando 98% de la población urbana.
Dentro del oasis norte se encuentra el Gran Mendoza, que concentra 63% de la población provincial por lo que es necesario enfocarse en este espacio. Y preguntarnos: ¿hacia dónde crecer y con qué usos?
En Mendoza predomina el crecimiento urbano, por lo que es necesario orientar hacia dónde crecer con este uso como mínimo para atender dicho incremento; de lo contrario, la ocupación lo mismo se da sin planificación, explotando la ciudad como hasta ahora.
Según el Plan de Ordenamiento Territorial (PPOT), la ciudad debe convertirse en “Ciudad compacta”, es decir, crecer hacia arriba aumentando la densidad, pero esta opción aumenta el “riesgo sísmico” porque el Gran Mendoza es zona del alta peligrosidad sísmica. Crecer hacia el piedemonte por la conformación de suelo (sedimentos sueltos), pendiente y clima (lluvias convectivas), requiere disponer de canales que conduzcan los caudales que no podrán infiltrar al norte, y no debe permitirse que llegue a la zona urbana consolidada, porque los colectores existentes están saturados y se aumenta el “riesgo aluvional”. Mendoza tiene muchos antecedentes al respecto. Ya existe un avance de hecho sobre esta zona en los departamento de Capital, Las Heras y Luján de Cuyo. Crecer prolongando el área urbana consolidada, es lo que en cierto modo se ha ido dando hasta ahora, ocupando el área hortícola que ofrece el alimento fresco al Gran Mendoza.
La tendencia de ocupación de los mendocinos ha sido buscar lotes con baja densidad poblacional, de amplias dimensiones, como ocurre en Luján de Cuyo, Maipú, Capital (El Challao) y Las Heras. Por lo tanto, atendiendo el mensaje de los habitantes de los espacios con crecimiento urbano se tienen dos opiniones. En un caso, continuar ocupando las zonas hortícolas, debiendo trasladarse las mismas a espacios periféricos, aumentando la superficie de ocupación del oasis y desplazando los derechos de riego a esas nuevas parcelas o generar nuevos espacios con usos urbanos en la periferia del área agrícola, corriendo infraestructura y servicios a esos nuevos polos de desarrollo.
En todos los casos en la infraestructura de servicio hay que invertir recursos, dado que el hecho de que en la ciudad existan redes de agua y cloacas, no quiere decir que sirvan para atender mayor población tanto por su estado de deterioro y su antigüedad, como por sus dimensiones. Es necesaria su reconstrucción, implementar nuevos tendidos.
En lo que concierne al uso rural, la última década ha perdido ampliamente su actividad advirtiéndose parcelas abandonadas (con derecho de riego) u ocupadas con usos residenciales especiales (lotes con funciones de residencia y/o recreación). Por lo tanto dependiendo de que se opte por uso urbano, se deberá determinar si se mantiene o se trasladan las parcelas definidas con ese uso. El resto de los usos tanto recreacional y comercial (servicio a la población) e industrial (servicio al comercio) deberán definirse dependiendo de lo que elija para vivir el habitante local.
Es importante destacar que dentro de los reiterados diagnósticos, se destaca el desequilibrio territorial de alta densidad en el Gran Mendoza y sin embargo en el Plan de Ordenamiento Provincial se propone aumentar la densidad. Habrá que ver cómo se armoniza esta situación.