Se han cumplido 20 años de la suspensión de los servicios de trenes de pasajeros en el país y por supuesto en Mendoza.
Localmente, el aniversario remite a la tarde del 10 de marzo de 1993, ocasión en que decenas de personas viajaron a Buenos Aires a bordo del tren 512, con inicio de travesía en la estación Mendoza del Ferrocarril General San Martín.
A las 17.06, el convoy se puso en marcha en dirección a Retiro, remolcado por la locomotora Alco RSD 16 N° 8.488 (equipo de origen norteamericano, fabricado en 1957, de 108 toneladas de peso). La máquina hizo sonar repetidas veces su bocina a lo largo de la calle Belgrano. A Narciso Moreira, entonces el jefe de estación, le tocó ordenar la partida.
La salida se retrasó más de media hora. Los Andes explicaba en la crónica del acontecimiento (ver jueves 11 de marzo de 1993) la razón de la demora: "... continuaban pasando por el andén, entre la gente que había ido a despedir a los viajeros, las carretillas cargadas con encomiendas, muebles, artículos del hogar... Fueron tantas que la partida prevista para las 16.30, se retrasó hasta las 17.06. Se acumularon 3.600 kilos".
A partir de ese momento se gestaba un hecho histórico, porque la formación se convertía en la última de pasajeros en hacer el viaje Mendoza-Buenos Aires.
El que se movía para no volver era el "Tren social", conocido como "El Cuyano, muy requerido por los usuarios por el bajo costo de su utilización.
"El fin de un trabajo"
Un pasajero de los casi 360 que viajaron en esa oportunidad ya no está para repetir lo que dijo entonces, esa tarde de marzo de hace dos décadas. Daniel Haarth, ex empleado de la Ericsson, comentaba que siempre utilizaba el servicio porque "el tren ofrece mayor seguridad. Pero los estamentos políticos y gremiales lo administraron mal y ahora se termina todo".
"El Cuyano" de las 17.06 fue el postrero de casi un siglo de viajes, y resultaron proféticas las palabras del guarda del tren, Segundo Eudes Álvarez, hoy de 73 años. "Si se cumple el levantamiento del servicio, muchos pueblos prácticamente desaparecerán", vaticinó.
Álvarez, que estaba secundado por su ayudante, Agustín Gómez, vive en la calle Lisandro de la Torre de Las Heras, donde contó que "aquél fue un viaje muy triste... nuestros compañeros de Palmira no fueron a saludarnos, pero ahora, a la distancia, pienso que no lo hicieron porque no querían ver pasar el tren que marcaba el fin de un trabajo. Ya no me quiero acordar de ese servicio", dijo el hombre que entró al ferrocarril a los 18 años y trabajó casi cuatro décadas, siguiendo los pasos de su papá, que había sido inspector de playa.
El secretario de la delegación Cuyo de la Unión Ferroviaria, Carlos Sosa, dijo al respecto: "Pretendemos volver a esta prestación, no tener un tren de pasajeros es un despropósito, ya que es prohibitivo para gente con salarios mínimos viajar en otros medios".
Un poco de historia
Haciendo historia, en agosto de 1989, durante la primera presidencia de Carlos Saúl Menem, se promulgó la ley N°23.696 de Reforma del Estado, que proponía la privatización o concesión de las empresas estatales. Posteriormente, el decreto 666/89 daba cumplimiento a la ley anterior, entregando en concesión los ferrocarriles.
Por entonces se hablaba de que los Ferrocarriles Argentinos significaban una "pérdida" de un millón de pesos/dólares por día para la Nación.
En el caso de los trenes de pasajeros, el decreto 1.168/'92 ordenaba una abrupta disminución de de los servicios, a partir del 31 de julio de 1992, y los convoyes sobrevivientes resignaban todo tipo de confort.
Un joven investigador del tema ferroviario, el ingeniero Pablo Anglat (31), hurgó en sus archivos y precisó que en el caso de Mendoza se suspendieron primero frecuencias de los trenes El Cóndor, Aconcagua y El Libertador, siendo reemplazados por un precario tren "El Cuyano".
Inclusive, en los apuntes de Anglat se lee que el 14 de noviembre de 1992, ante la suspensión de una salida, un grupo de ferroviarios decidieron correr sin autorización un tren, en complicidad con los viajeros, quienes debieron sortear varias órdenes de detención impartidas por la policía.
Posteriormente, el 15 de diciembre de 1992 se rubricó el decreto 2388/'92, que prorrogaba el fin de los servicios hasta el 10 de marzo de 1993.