Desde noviembre, para guiar drones por el espacio aéreo nacional será obligatorio contar con una autorización expedida por la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC). Así lo estipula el “Reglamento provisional de los vehículos aéreos no tripulados”, que fue publicado ayer en el Boletín oficial de la Nación.
De este modo, quedará prohibido -salvo un permiso especial- tripular estos aparatos que tanto protagonismo han tomado durante los últimos años, especialmente en eventos sociales (públicos y privados) como cumpleaños, casamientos, eventos deportivos, recitales e -incluso- actos políticos.
De acuerdo a la reglamentación, la ANAC será el órgano regulador de la actividad en el espacio aéreo (además de ser quien emita la autorización correspondiente) y sin el permiso, nadie podrá guiar un dron durante la noche ni en zonas densamente pobladas.
“Está perfecto que se regule, porque actualmente está fuera de control el tema de los drones. Hoy vas a un evento, al que sea, y hay al menos uno. El problema es que si llega a caer, puede causar mucho daño. Por eso creo que es una medida acertada”, destacó Gustavo Schejter, quien con su emprendimiento Fly Cuyo es uno de los que alquilan estos aparatos en Mendoza.
“Tengo ciertas discrepancias con la normativa. Estoy de acuerdo con que haya regulación, pero quienes lo han evaluado no tienen ni conocimiento del tema ni del tipo de drones que existen. No se puede meter en la misma bolsa el de hobby, que es más masivo (se usa para los eventos sociales), con los profesionales e industriales”, destacó a su turno Enrique Ruiz, uno de los desarrolladores de Cóndor, una fábrica de drones industriales que funciona en Mendoza desde hace tres años y que ya ha realizado dispositivos a pedido de los gobiernos de distintas provincias, del CCT (ex Cricyt) y de emprendimientos particulares.
“Analizando la reglamentación, está perfecta y adecuada al Código Aeronáutico Nacional y a las normas de la OACI (Organización Mundial de la Aviación Civil), organismo al que está adherido nuestro país. Estos artefactos están regulados también en las normativas de otros países, como Alemania y Suiza”, destacó por su parte Eduardo Vaqués Correa, comandante de aeronave e instructor de vuelo ANAC.
Industriales vs. sociales
En la Fiesta de la Vendimia, en recitales y espectáculos masivos, en partidos de fútbol y hasta en actos políticos o particulares. En los últimos años, todos nos encontramos en algún momento con uno de estos pequeños artefactos sobrevolando nuestras cabezas y captando imágenes con cámaras portátiles mientras eran dirigidos por control remoto desde vaya uno a saber dónde. Incluso, los drones se convirtieron en una forma más de transmitir en vivo -o en diferido- cualquiera de los eventos mencionados.
No obstante, y más allá de su masividad, la deuda pendiente fue siempre una regulación para su manejo. A eso vino a responder la ley aprobada a fines del año pasado y reglamentada ayer por el Gobierno. “Insisto con que no puede desconocerse que hay dos tipos de drones, los de juguete o sociales y los industriales. Estos últimos son más profesionales, más seguros y deberían regularse de otra forma. Es cierto que la peligrosidad es un tema que está siempre, pero no podés únicamente diferenciar por el peso”, insistió Ruiz.
Es que ahora la autorización será necesaria para aquellos aparatos que superen los 10 kilos. “No pasa por el peso, sino más bien por la seguridad. Nosotros, por ejemplo, trabajamos con drones que tienen electrónica redundante (cada función al doble), además de un paracaídas ante cualquier falla. Por eso no me parece bien que se incluya este tipo de drones con los de hobbie, que no tienen toda esta seguridad”, indicó el desarrollador, que trabaja con sus equipos asistiendo en temas de seguridad en San Luis y otras provincias.
“Estoy de acuerdo en que se restrinja la invasión de la vida privada de las personas, me parece bien. Pero no que se deje de sobrevolar o trabajar en un parque lleno de gente o en un evento. Para esos casos habría que exigir que sean drones industriales, que cuenten con un seguro y que cada tipo de dron cuente con su certificación diferenciada. Y que también existan licencias para cada uno. Si cambian las cosas y hacen esa división entre trabajo e idoneidad por un lado, y hobbie por el otro, va a ser fantástico. Y van a dejar de ocurrir accidentes”, sentenció Ruiz.
De acuerdo a la ANAC, un dron no podrá utilizarse para hacer fotos o filmaciones no consentidas, o para la intromisión en la vida y actividades de terceros; tampoco para actividades semejantes al trabajo aéreo.
Asimismo, los propietarios tendrán la obligación de contratar un seguro de responsabilidad por los daños a terceros que pudiera ocasionar, al tiempo que deberán portar “una placa de identificación inalterable fijada a su estructura”.
También deberán ser mayores de edad y contar con aptitud psicofísica certificada por un hospital público, que dé cuenta de su aptitud visual y auditiva como así también de su motricidad fina.
Para Schejter, restringir el uso para volar por encima de las personas es una decisión más que acertada. “En el Cosquín Rock cayó un dron, es un peligro. Porque si bien son aparatos livianos, pueden caer y golpear a alguien. Hay que estar loco para volar por encima de la gente”, destacó.
Schejter -destacó- ha rechazado más de una vez aquellos eventos en los que le han pedido sobrevolar grandes multitudes (Vendimia, partidos, etcétera). “En una ocasión me pidieron que haga imágenes en la cancha de Gimnasia y lo hice, pero desde los laterales, sin pasar por arriba de la gente. “Hay formas alternativas de tomar esas imágenes, como son las grúas por ejemplo. La regulación le va a poner un poco más de cordura a la situación, aunque si no van contra quienes organizan los eventos y piden este tipo de tomas, va a seguir pasando”, sentenció.
Vaqués Correa celebró la reglamentación. “Apunta a varios temas la ley. Por un lado, busca proteger a las personas, ya que estos artefactos al caer o ser mal operados pueden provocar sucesos gravísimos. Es fundamental que sean manejados por personal idóneo, que cuente -como todos los aeronáuticos- con el certificado de aptitud psicofísico y que tengan conocimientos de la aeronáutica”.
También celebró que se impida “invadir la intimidad de las personas” Y aseguró que proteger el tránsito aéreo es también una prioridad, ya que estos aparatos no son detectados por nuestros radares y, si invaden una aerovía en el momento en que hay una aeronave en plena maniobra de descenso, pueden provocar un accidente mortal”.
Por eso, apoya que “sea personal debidamente registrado, estudiado, idóneo y autorizado el que opere estos artefactos aéreos”.