Walter Rodríguez contó que después de enterarse de que había un degenerado enviandole "extraños mensajes" a su hija de 11 años, decidió organizar una trampa para atraparlo.
"Le pedí a mi hija que le dijera que se había quedado sin batería y que le iba a escribir desde el teléfono de una amiguita, yo le escribí desde mi celular y empecé a seguirle el juego", relató Rodriguez a TN.
De esta forma, el padre de la niña intercambió mensajes con Ignacio Acosta (29) y su indignación fue creciendo. "Primero me dijo 'Hola mi amor', me pedía fotos, decía que le podía mandar fotos en bombacha, me preguntaba si quería que él me mandaba fotos de su pene", contó.
Después de eso, Acosta fue más allá e intentó encontrarse con la nena de forma personal. "Me dio la dirección de su casa y yo quería ir a matarlo, porque le aclaré varias veces que tenía 11 años y él seguía", agregó.
Finalmente el hombre le pidió que se vieran en la calle, en la itersección de Juan B.Justo y Av. Corrientes, en pleno barrio de Villa Crespo, en Buenos Aires.
Rodriguez esperó al abusador unos minutos en la esquina y trató de contener la bronca hasta que logró identificarlo y lo increpó. Cuando el hombre reconoció que estaba esperando a su hija, lo golpeó.
"Cuando estaba en el suelo, saqué el teléfono y le mostré su foto, me daba más bronca porque me lo negaba y yo le decía que si era machito que me mostrara el miembro a mí", relató.
Rodriguez se mostró indignado ante la aparente desidia de la Justicia.
"No puedo creer que para que quede preso él tenía que llegar a violar a mi hija, no sé por qué acá funciona todo tan mal que ya está libre porque tengo todas las pruebas, tiene que morirse en la cárcel", finalizó.