"El niño estaba sin signos vitales. La verdad que su imagen era muy poco esperanzadora. Cuando llegué vi al niño como muerto, los compañeritos llorando viendo así a su amigo, era un gentío y todos gritaban, corrían... El kinesiólogo había empezado a realizarle RCP", describió la escena con la que se encontró el médico del servicio coordinado A Tiempo, que socorrió al pequeño que casi muere ahogado en una pileta de Tunuyán.
El natatorio se encuentra a unos 200 metros de la base de la empresa A Tiempo en Tunuyán. Hasta allí, llegó un hombre desfigurado, que apenas logró indicar que un niño estaba en peligro. Este médico tiró todo y salió corriendo. Minutos después, llegó el enfermero, manejando la ambulancia.
"Cuando llegué vi al niño como muerto, los compañeritos llorando viendo así a su amigo"
Estos minutos fueron cruciales. El médico no sabe cuánto tiempo estuvo el niño sumergido, pero asegura que había tragado mucha agua. “Yo le empecé ha realizar los masajes cardíacos (RCP) sin parar y, aunque ya no se recomienda tanto la respiración boca a boca, yo vi que sus tejidos necesitaban oxígeno y la apliqué. Lo ventilé con todo el aire que tenía y al instante comenzó a vomitar agua y a despedirla por todos los orificios”, contó emocionado el joven doctor.
Así, lo subieron a la ambulancia y lo llevaron a la guardia del Scaravelli, donde lo asistió una docena de médicos y lograron recuperarle el pulso. “Con asistencia respiratoria mecánica, sedado y cubierto de tubos, el niño partió en el helicóptero al Notti”.
"Yo no soy católico, pero algo hubo allí. Fue muy fuerte todo"
“Yo no soy católico, pero algo hubo allí. Fue muy fuerte todo”, dice el profesional, responsable en gran parte de que el niño hoy esté con vida. “Ahora habrá que esperar que no le queden secuelas”, agregó.
El pequeño es hijo de una docente de apellido Ulrich y su abuelo materno es un conocido veterinario del departamento.