Hablemos con precisión - Por María del Rosario Ramallo

el vocablo “facción” designa a un sector o grupo de personas que se rebela violentamente contra el resto por tener ideas diferentes. se dife

Hablemos con precisión - Por María del Rosario Ramallo
Hablemos con precisión - Por María del Rosario Ramallo

Al escuchar hablar a la gente, a nuestro alrededor, guardamos en la memoria ciertas expresiones que no son correctas por inexactas o por redundantes. Veamos algunos ejemplos:

MARASMO: Hemos oído este sustantivo usado erróneamente como sinónimo de "confusión, desorden". El verdadero significado de 'marasmo' es "suspensión, paralización, inmovilidad, ya en lo moral, ya en lo físico". Podremos, entonces, decir: "La economía parecía hundida en un marasmo del que era difícil salir". En el ámbito de la medicina, se denomina 'marasmo' al enflaquecimiento extremado del cuerpo humano: "El resultado de su dieta fue un marasmo grave".

DIATRIBA: Este sustantivo aparece mal usado como sinónimo de 'disyuntiva' o 'duda'; la Academia nos dice, en cambio, que es el  "discurso o escrito acre y violento contra alguien o algo": "Su discurso, una verdadera diatriba en contra del racismo, tuvo amplia repercusión".

FACCIÓN: De este vocablo, nos dice el diccionario que designa a un sector o grupo de personas que se rebela violentamente contra el resto por tener ideas diferentes: "Fue interrumpido en su discurso por una facción de opositores". También puede nombrar a un bando, pandilla o partido violentos o desaforados en sus procederes o en sus designios. En estas dos acepciones, vemos que alude a un grupo de accionar violento; se diferencia, entonces, de 'fracción', por ese rasgo, ya que este otro sustantivo también designa a un grupo de personas, dentro de un partido o de una organización política, que coinciden en puntos fundamentales de la estrategia y que actúan unidas frente a otros grupos, pero en su definición no se recalca el carácter de 'violento': "Ella y yo pertenecemos a diferentes fracciones dentro del mismo signo político".

TREGUA DEFINITIVA: No debe usarse esta expresión porque es contradictoria e inapropiada; en efecto, 'tregua' indica una "suspensión de armas, un cese de hostilidades por determinado tiempo, entre los enemigos que tienen pendiente una guerra" e "interrupción o descanso temporal de una actividad, un trabajo u otra cosa penosa". Por su parte, 'definitiva' es un adjetivo que señala que algo tiene fin o límite, que decide, resuelve o concluye; posee en su interior el étimo latino 'finis', equivalente a "límite". Entonces, una tregua no puede, por definición, ser definitiva; si queremos significar que el cese de hostilidades va a ser para siempre, deberemos hablar de un acuerdo de paz o de la rendición de una de las partes en lucha.

OSTENTAR: En algunas comunicaciones, suele utilizarse este verbo como sinónimo de "tener", valor no aceptado por el Panhispánico de dudas: "Es impropio su empleo como mero equivalente de tener, sin que esté presente la idea de relevancia u honor". Así, no está bien decir "Nuestro país ostenta un alto porcentaje de desempleo", ya que el significado adecuado de 'ostentar' es "hacer gala de grandeza, lucimiento y boato"; sí, en cambio, es correcto su uso en "Las flamantes soberanas vendimiales ostentaban con orgullo los atributos reales", en que se conserva el valor indicado por el diccionario académico. Otro uso adecuado es el que equivale a "tener un título u ocupar un cargo que confieren autoridad, prestigio o renombre", como en "Los atletas ostentaban orgullosamente las medallas obtenidas en el certamen internacional".

CRUENTO: Hay quienes confunden este adjetivo con otro parecido, 'cruel'. Los dos tienen origen latino, pero sus aplicaciones han sido diferentes a lo largo del tiempo. En efecto, 'cruento' tiene como étimo el sustantivo latino "cruor" ("sangre") y, en algunos autores, tuvo el valor de "mortandad, carnicería"; así, nuestro adjetivo 'cruento' es definido académicamente como "sangriento". Por su parte, 'cruel' proviene del adjetivo latino "crudelis" ("fiero, feroz, inhumano, despiadado"). Se vinculaba a "crudus", adjetivo que equivalía a "crudo, que sangra". Parecidos en su significante y en su significado, no se aplican indistintamente, ya que 'cruento' implica derramamiento de sangre, mientras que 'cruel' se refiere a lo que es difícil de soportar y a alguien que se complace en hacer sufrir a otro.

EX ABRUPTO Y EXABRUPTO: La primera forma, absolutamente fiel a su origen latino, es una locución con valor adverbial modal, con el significado de "repentinamente, de improviso". Responde a la pregunta "¿cómo?". Lo vemos en el ejemplo: "El disertante venía hablando con tranquilidad, pero ex abrupto cambió el tono por uno más violento". Derivado de la expresión latina, se ha formado el sustantivo 'exabrupto', con el significado de "dicho inesperado e inconveniente": "No esperábamos un exabrupto semejante de una persona tan equilibrada".

SUMINISTRAR UNA VACUNA O UN MEDICAMENTO: Cuando estamos cuidando a un enfermo y controlamos la medicación indicada, hemos oído decir "Ya le administré el remedio" y "Ya le suministré el remedio": ¿cuál de las dos formas es adecuada? En la obra El español más vivo, la Fundéu nos remite a la voz de la Academia: el verbo 'suministrar' significa "proveer de lo que se necesita", mientras que 'administrar' es "aplicar, dar o hacer tomar un medicamento". De este modo, se abastecen o suministran vacunas o remedios a centros médicos y farmacias, pero se administran tanto unas como otros a los pacientes enfermos. Así, entonces, deberemos decir: "A los socios de esta institución, se les comunica que, desde el próximo lunes, se les administrará gratuitamente la vacuna antigripal". En cambio, diremos: "A las farmacias de esta zona aún no les suministran suficientes vacunas contra la gripe".

ADOLECER Y CARECER: Mucha gente usa estos verbos como sinónimos, pero no lo son: el verbo 'adolecer' tiene como acepción más habitual "tener algún defecto o sufrir algún mal" y se construye con un complemento introducido por la preposición 'de', que expresa el defecto o el mal; podemos advertirlo en los ejemplos "María adolece de frecuentes ataques de pánico" y "Nuestras abuelas adolecían de excesiva sumisión a la voluntad masculina". En cambio, 'carecer' posee el valor de "tener falta o privación de algo"; también exige un complemento encabezado por la preposición 'de': "Ella carece de escrúpulos" y "Es una prosa que carece de claridad".

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