Hablan los jóvenes que viajaron desde Mendoza a ver al Papa

Como fieles católicos, recorrieron en colectivo miles de kilómetros, durante varios días, para estar cerca de Francisco. De regreso, contaron sus emociones.

Hablan los jóvenes que viajaron desde Mendoza a ver al Papa
Hablan los jóvenes que viajaron desde Mendoza a ver al Papa

Después de haber vivenciado el encuentro con el Papa Francisco en Río de Janeiro, los jóvenes de todos los rincones de la provincia volvieron a su tierra con una mochila cargada de buenas enseñanzas, recuerdos gratos y, sobre todo, ganas de trabajar para dejar lo mejor de sí en su comunidad.

Fiorella Morardi (25 ) y Sergio Lombardi fueron dos de los más de 500 jóvenes que viajaron a Brasil acompañados por el obispo de la diócesis de San Rafael (que incluye a Malargüe y General Alvear) monseñor Eduardo María Taussig, y varios sacerdotes, entre ellos Gustavo Olivares, Marcelo Gómez, Leonardo Zabala y Hernán Sánchez .

Fiorella -quien volvió hace tres días de Río de Janeiro- resumió en unos párrafos lo vivido. Afirma, como muchos otros de los chicos, que "cuesta mucho realmente describir con palabras lo que sentimos al participar de la JMJ, a la que concurrimos con un grupo de 60 jóvenes, de los cuáles sólo tres ya habían participado de una Jornada Mundial (la de Madrid).

"Viajamos desde San Rafael, en colectivo, por lo que hay que imaginar lo que fue el viaje. Igualmente de ida pudimos conocer las Reducciones Jesuiticas en Misiones y, en el de regreso, las Cataratas del Iguazú, lo que hizo todo mucho más ameno", contó la joven.

"Ya en Brasil, Dios nos llenó de gracia. Nos encomendó a unos maravillosos voluntarios: Karla, Junior, Neuza, Guillermo, Renata, Juliana, Dennis, Junior Segundo, Nataly y no sé si me olvidaré de alguno. Verdaderos ángeles que permitieron, con sus indicaciones y su compañía, que nunca nos perdiéramos y que viviéramos de la mejor manera posible las Jornadas", continuó su relato.

"Tuvimos -dice- la gracia inmensa de ver dos veces al Santo Padre, muy de cerca. Llegábamos a Copacabana y nos instalábamos al final de todo ese tumulto de gente para estar contra las vallas y poder verlo más de cerca. El primer día, el de la acogida del Papa, fuimos los primeros argentinos que vio y nos saludó. Estábamos súper contentos, pero el segundo día, el del Vía Crucis con los Jóvenes, superó ampliamente nuestras expectativas. Volvimos a instalarnos en el mismo lugar y éramos otra vez los primeros argentinos que iba a ver el Papa. Detrás nuestro se nos sumaron italianos y brasileños que suponían que el Papa iba a saludarnos por ser argentinos, así que cantaban con nosotros (lo más argentinamente que podían)", ríe Fiorella.

Su relato, cargado de emotividad, abunda en detalles: "Cuando el Papa se acercó y nos vio, nos señaló y saludó. Y como broche de oro nos dio su bendición con una mirada muy pícara y muy argentina. Uno de nuestros chicos había escrito una camiseta de Argentina con saludos de nuestro grupo (la Acción Católica Argentina de San Rafael) para el Papa, y uno de los voluntarios que colaboraban en la custodia se la entregó. Estábamos todos más que emocionados, incluso hasta las lágrimas".

Fiorella afirma que los mensajes de Francisco, durante todas las Jornadas, fueron de ánimo, fortaleza y esperanza para todos los jóvenes, sin importar en qué situación se pudieran encontrar, "lo que nos hizo volver con mucha energía para seguir trabajando por y para Cristo", reflexionó.

Alegría y pertenencia

Por su lado, Sergio Lombardi describe su experiencia relatando primero lo que es la ciudad de Río en este acontecimiento mundial: "Es una ciudad maravillosa, inmensa y alegre. La gente que la habita (cariocas) son realmente amables y especiales. Con su alegría y buen espíritu hicieron de nuestra estadía y la de millones de peregrinos un verdadero tiempo de gozo para disfrutar del evento".

En su agradecimiento reconoce que los habitantes de la ciudad anfitriona "dieron todo de sí para que uno se sintiera como en casa, y obviamente no esperaban nada a cambio".

"Lo que nos deja este suceso -sigue Sergio- es un gran sentimiento de alegría y de pertenencia a la Iglesia Verdadera, la única capaz de reunir en su seno a lo mejor de la Juventud Mundial. Nos hace sentir que somos parte activa de una realidad viva y palpitante. Eso es la Iglesia".

Pese a los cerca de 7.000 kilómetros recorridos y las extenuantes horas de viaje, nada puede empañar la alegría que sienten de poder haber asistido a la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro.

Apenas regresaron a Mendoza, y mientras agradecían a quienes hicieron posible este viaje, los jóvenes sureños comenzaron a planificar su presencia en las próximas JMJ que tendrán lugar en Polonia. Pero también se dieron tiempo para participar de reuniones en las que compartieron experiencias y anécdotas y, sobre todo, reflexionaron sobre el mensaje de Francisco.

Muchos de los jóvenes que volvieron manifestaron sus emociones y contaron sus experiencias en Brasil, que están resumidas en lo que expresaron Fiorella y Sergio.

Aplicando las enseñanzas

Ana Cruz (27) asiste a la Parroquia Santo Domingo y Santa Catalina, ubicada en la Cuarta Sección. Entre las anécdotas que la chica rememoró al regresar a estas tierras ayer, junto al contingente de chicos con el que había partido hace 15 días, aseguró que lo más lindo del viaje fue sentir que "la Iglesia es universal. Estuvimos con gente de todos los países y nos pudimos entender, más allá de que habláramos idiomas distintos. La fe en Jesús era lo que nos mantenía unidos en un abrazo fraterno".

Para lograr estar en Río de Janeiro, la joven mendocina encaró varias actividades junto a su grupo para poder recaudar fondos. Vendió bizcochuelos y organizó rifas a lo largo de dos años, ni bien se enteró de que el lugar elegido para realizar la JMJ sería, por primera vez, no muy lejos de Argentina.

Uno de los momentos más emotivos fue para ella cuando vio y escuchó al Papa hablar frente a los jóvenes argentinos. Para eso, ella y sus amigos esperaron durante horas a la intemperie, pasó frío y hasta montó una ?guardia' bajo la lluvia. Es que el esfuerzo ameritaba la recompensa: "Fue muy emocionante estar ahí, escuchar lo que decía y acercarnos por medio de la fe", recordó la chica en conversación con Los Andes.

En el mismo colectivo que ella volvieron a Mendoza la hermana Betina (35), del Colegio Niño Jesús de Tunuyán, y Facundo Rodríguez, de la parroquia Nuestra Señora del Líbano de San Martín. A él, por ejemplo, le quedó grabado el mensaje de Francisco: "Vayan y hagan lío en las parroquias". Y está dispuesto a hacerlo para "ser un misionero y mostrar lo lindo que es ser cristiano".

Otro de los momentos más gratos de esta visita a Brasil fue para el joven, que integra el grupo de infancia y adolescencia misionera) el día del Vía Crucis. "Fue muy lindo estar cerca del Papa y verlo cuando cargaba la cruz del peregrino. A cualquier persona, una experiencia así le pone la piel de gallina", reflexionó Facundo.

Betina, por su parte, sumó dos enseñanzas más: "Nos dejó también el mensaje de cuidar a la juventud y a los ancianos y, sobre todo, vivir la fe a fondo, no limitarla. Por eso, tenemos todos muchas ganas de seguir trabajando con más fuerza".

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