Habla la chica argentina de Greenpeace que estuvo presa en Rusia

“Se me está haciendo muy difícil...”, confiesa Camila Speziale desde un hotel de San Petersburgo, donde se aloja. Su historia y sus ganas de volver al país. La compañía de su mamá y de un CD con rock nacional.

Habla la chica argentina de Greenpeace que estuvo presa en Rusia
Habla la chica argentina de Greenpeace que estuvo presa en Rusia

Desde San Petersburgo, la activista de Greenpeace habla de sus días como chica de barrio, la música nacional y los mates con amigos, la cárcel y el deseo de volver a la Argentina para las fiestas.

Un día casi cualquiera Camila Speziale abandonó su descripción biográfica de chica común & comprometida (a lo Lisa Simpson) para estar en boca de todos gracias a un suceso extraordinario que irrumpió en su cotidianidad: hombres con máscaras y armas la apresaron junto a otros activistas de Greenpeace y la llevaron a una prisión en Rusia. De ahí, lo sabido: pedidos de todo el mundo por su liberación, alegría, incertidumbre, Putin sí, Putin no.

Camila está en el mismo hotel de San Petersburgo que el resto de los manifestantes liberados de la cárcel pero todavía a la espera de volver a sus países (24 son no rusos, 2 son argentinos, Camila y Hernán Pérez Orsi). "Hola", atiende ella. Está con su mamá, escuchando un disco de música nacional. "Me lo mandó un compañero del taller de Greenpeace en Argentina. Estuve todo el día escuchándolo. Catupecu, Divididos, Sui Generis, los Decadentes", resume.

Tiene 21 años y cuatro como voluntaria de la institución. Y toda una vida de conciencia social y ambiental. "Mi mamá es trabajadora social, de chica muchas veces la acompañaba a hogares, trataba de dar una mano en los talleres", recuerda. "Me uní a Greenpeace en 2009, por una casualidad muy linda. Tenía ganas de hacer algo en serio por el medio ambiente y un amigo me invitó a una reunión. Yo estudiaba veterinaria, siempre tuve algo con los animales. Me acuerdo que a los siete años mi canal favorito era National Geographic".

-¿Cuál es la prioridad en las acciones en que participás?

-Nunca fui fanática de las organizaciones. Para mí lo importante es la causa. Encontré la manera de ayudar a proteger el medioambiente con muchos valores que compartí toda mi vida: la no violencia y el pacifismo.

Camila es especialista en escalada. Este año estuvo en una protesta en el Centro Cívico de San Juan por la protección de la reserva de San Guillermo. Estudia fotografía porque "me conecta con la naturaleza" y ayuda en la asociación de la que es parte su mamá, llamada TGD Padres. "Tengo un hermano con autismo y colaboro con la parte de fotografía".

Hasta hace unos meses, pasaba los días en su hogar de Caballito, cerca de la plaza Irlanda, con sus cinco hermanos. "Nunca me gustó mucho ir al boliche. Extraño las cosas simples. Dibujar con mis hermanitos, tomar mate con amigas, reírme, escuchar música allá".

-¿Qué música te gusta?

-Me gusta mucho Ismael Serrano. De hecho, me escribió un tweet y estoy como "guau". Me invitó a un recital y estoy emocionada. También me gustan León Gieco y Fito Páez. Y Queen.

-Suena más a la edad de tus papás...

-¡Sí! Nunca viví en mi época. Me encanta Frank Sinatra.

-¿Escuchaste el tema de Los Redondos "Una piba con la remera de Greenpeace"?

-Sí, lo escuché antes de esto. No me gustan tanto Los Redondos.

-¿Qué cambió en el compromiso de la gente joven en causas como la que vos participaste? ¿Es un compromiso pasajero que se abandona con los años?

-A medida de que pasa el tiempo son muchos más los jóvenes que levantamos la voz. Esa es la única manera de cambiar las cosas, en Argentina y en el mundo. Obvio que hay mucha gente que en un determinado momento no puede continuar. Por eso es tan importante que los que podamos hacerlo, lo hagamos.

-¿Cómo te sentís con tanta exposición que tuvo tu caso?

-Tengo una gran responsabilidad encima. Y estoy contenta de afrontarla. Es un honor. Estoy mirando ahora Twitter y hay gente de mi edad o menos que me dice: "Quiero ser como vos". Que me digan algo tan fuerte y tan lindo... ¡Me dan ganas de abrazarlos!

-¿Cómo es tu día a día hoy?

-Sigo confundida con todo lo que está pasando. Sobre todo, no saber qué va a pasar. ¡Ni siquiera sé si voy a poder estar allá para las fiestas! La ciudad es hermosa. En otras circunstancias estaría caminando y sacando fotos. Pero me cuesta mucho, porque no me siento libre. La verdad es que se me está haciendo muy difícil.

Hace tan poco. Y pasó tanto. Camila Speziale se hizo famosa ya detrás de las rejas (con imágenes como la de aquí arriba, con su gesto triste) en los días que pasó en las cárceles rusas. Por supuesto, lo tiene más que presente. "Fueron dos meses duros. No había información, no se sabía qué pasaba. Como un sube y baja, una montaña rusa, literalmente", dice y se ríe.

-¿Con quiénes hablabas?

-Estuve en dos prisiones. Una en Múrmansk, al norte de Rusia, donde estaba sola todo el tiempo. La otra, acá, en San Petersburgo, donde estuve con una chica de Ucrania y la otra de Kazajstán.

-¿Cómo se comunicaban?

-Por señas. En Múrmansk íbamos a diferentes salitas, una hora por día. Eran paredes de cemento sin techo. Ahí podíamos hablar con quien estaba en la salita de al lado, con mis amigas de Greenpeace. Además, ideamos un sistema de comunicación que era golpeando el radiador que teníamos en cada cuarto. Dábamos la cantidad de golpes según la letra del abecedario.

-Casi como de película...

- Era una manera de estar tranquilas. Esto lo hacíamos con mis mejores amigas de acá, Alexandra Harris y Sini Saarela, de Inglaterra. De decirnos "chicas, estoy mal" o de darnos ánimo: "no te preocupes", "todo va a estar bien".

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