Habitantes del reino de la vida exuberante - Por Francisco Guerrero

Un paseo turístico por la amazonía peruana, invita a conocer cómo viven algunas comunidades en este paraíso de la biodiversidad.

Habitantes del reino de la vida exuberante - Por Francisco Guerrero
Habitantes del reino de la vida exuberante - Por Francisco Guerrero

Periodistas de distintos medios del país regresamos hace unos pocos días de un viaje por Perú, conocimos la selva amazónica justo en medio de los incendios de una gran parte del pulmón del mundo.

Cuando estábamos por volver nos enteramos que se estaba perdiendo a pasos agigantados la gran espesura verde. No podíamos creer lo que estaba ocurriendo, pero las noticias eran más fuertes, aunque la realidad en esta parte selvática del Perú era ajena al infierno que se había desatado hacía 15 días en territorio brasileño.

Sí percibimos un fuerte olor a humo cuando arribamos a las zonas ribereñas donde habitan varias comunidades originarias. Es que en esta época baja el nivel en los cientos, miles de afluentes del gran río y los pobladores se encargan de recolectar ramas y troncos que estaban bajo el agua hace unos meses y sirven de materia prima para elaborar el principal combustible: el carbón. Lo producen mediante una técnica de fuego controlado de varias horas y una vez que se enfrió lo cargan en botes para venderlo en la ciudad principal: Iquitos. Es una forma de ganarse la vida que tiene la gente del lugar. Hace varias generaciones, los Yaguas o Yahuas, originarios de la amazonía colombiana, se instalaron por esta zona huyendo de otros grupos agresivos. “Ellos decían que nosotros éramos monos y por eso nos cazaban”, cuenta uno de los más ancianos del grupo y explica que el mono forma parte de la dieta de los habitantes de la selva.

Los Bora, otro grupo que también habita la región de Loreto, vinieron hace muchos años de Brasil. El avance de los Bandeirantes (cazadores de los habitantes de la selva para convertirlos en esclavos) motivó su éxodo hacia este lugar un poco más tranquilo, por el momento. Atrás quedaron las expediciones españolas en búsquedas de tesoros y riquezas. Un poco más acá en el tiempo, pero también olvidada, nos encontramos con la fiebre del caucho, que sometió a poblaciones enteras.

Las comunidades son expertas en la caza, pesca y recolección de frutos. La exuberante amazonía. Muchas tribus le rinden honores a las boas constrictoras; a las anacondas (serpiente constrictora acuáticas) o al rey de la selva americana: el jaguar (yaguareté, otorongo, etc.). En el viaje comprendimos eso que en la selva uno tiene que saber cuándo descansar si quiere seguir en pie y no sucumbir bajo las leyes que impone la naturaleza. Las mujeres de la comunidad kukama, guardianas del bosque, dicen que esperan una nueva embestida contra la selva: la explotación petrolera y otras actividades.  Ellas, además de sus actividades habituales, se reparten el tiempo para atender un asentamiento abierto al turismo. Esto es algo común en las distintas poblaciones. Como también es común convocar al chamán para que dé la bienvenida a los turistas. Según sus creencias, un ritual de limpieza es necesario para erradicar “las malas vibraciones para que los espíritus de la selva acepten al recién llegado”.

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