Había una vez, diez historias

Diez textos conforman la materia expresiva de "Los cuentos de la casa tomada", el nuevo montaje del grupo de teatro comunitario de El Bermejo. Funciones este fin de semana.

Había una vez, diez historias
Había una vez, diez historias

Había una vez, tres quijotes:

Ernesto Suárez

,

Pablo Flores

,

Dardo Boggia

. Y había, también, un enorme colectivo humano presto a narrar, en primera persona, una experiencia histórica: la recuperación de Cerámica de Cuyo.

Ocurrió hace cuatro años, en El Bermejo. La puesta se denominó

"Ladrillos de coraje"

y resultó un ejemplo cabal de teatro comunitario. En ella sumaron su energía y su arte, vecinos, actores, murguistas, realizadores y estudiantes de teatro, artes visuales y cine. Ellos eran 30. Sus espectadores, 300. En aquél entonces, la fábrica fue el escenario.

Ahora será una casa. Y la materia expresiva, esta vez, una selección de cuentos y relatos de plumas varias: Cortázar, Borges, Gogol, Galeano, el mendocino Rubén Vigo y también algunos propios. Con esta propuesta, basada en técnicas de narración escénica y teatro popular, vuelve a escena el grupo de teatro comunitario de El Bermejo (hoy, mañana y el domingo).

Un célebre cuento del escritor-cronopio, “Casa tomada”, el que le da sentido a este estreno

"Los cuentos de la casa tomada".

Sepa que ésta será una casa tomada, pero por personajes y narradores.

Como en “Ladrillos...”, su obra debut, en “Los cuentos...”, la itinerancia del público caracteriza la puesta. Cada cuento tiene su rincón y su escenografía natural en la casa: la sombra de un duraznero, un fogón, el living. Y hacia ellos deberán trasladarse los 35 espectadores que crucen el dintel de esta casona ubicada en el Callejón de la Capilla.

Un escritor en pleno proceso creativo (el actor Walter ‘Oso’ Prat) será el encargado de ir trazando la hoja de ruta; mientras lidia con sus propias criaturas: pues éstos trocarán sus destinos e historias, pese a las intentonas de su creador de contenerlos.

La idea germinó a principios de año, cuando varios de los integrantes de este grupo de teatro comunitario abordaron la narración oral en un taller coordinado por Valeria Rivas; actriz de la siempre bella “Javiera. Historias que se despliegan” (multipremiado unipersonal calibrado por Fabián Castellani, de La Rueda de los Deseos). “De allí salieron la mayoría de los textos que utilizamos en la puesta”, dice Dardo Boggia, el director de este nuevo montaje.

Para diseñar esta puesta no convencional, Boggia echó mano de técnicas de teatro popular, en diálogo con el lenguaje audiovisual: “Las formas de narrar son distintas: hay cuentos dramatizados y otros narrados en primera persona. Incluso hay un poco de video y algo de teatro; de allí el término que inventamos: ‘videatro’. También hay algunos segmentos de música en vivo (guitarra)”.

Fuera de escena

En términos escénicos, “Los cuentos de la casa tomada” se suman a los tres montajes no convencionales que el fin de semana oxigenaron la cartelera teatral: “El auto rojo” (la exclusivísima aventura de teatro improvisado que ‘conduce’ Sergio Martínez en su propio vehículo); “La casa” (una versión libre del clásico lorquiano “La casa de Bernarda Alba”, llevada a escena por Pinty Saba en el Museo del Vino de Maipú) y “Signos” (la nueva producción de El Estudio, inspirada en canciones de Gustavo Cerati; cuya escenografía es la arquitectura Nave Cultural).

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