Lo conocen como "el rey de la soja" pero sostiene que preferiría ser catalogado como padre, amigo, emprendedor, compañero de trabajo. De hablar tranquilo y conciso, reconoce que le interesa entender las cosas y poder comunicarlas. Gustavo Grobocopatel, presidente del grupo agropecuario, Los Grobo, visitó la provincia la semana pasada para ser uno de los seis empresarios exitosos de distintas partes del país que ofrecieron charlas para inspirar, en el marco de la Experiencia Endeavor. Con Economía, habló sobre su visión de la coyuntura actual.
-¿Cómo ve el panorama económico nacional y qué opinión le merecen las decisiones del gobierno?
-Creo que los problemas que existen no los tiene el gobierno, sino los argentinos. Primer punto. Los problemas son bastante comunes. Tenemos déficit fiscal porque gastamos más de lo que recaudamos, con la agravante de que lo que recaudamos es mucho. Tenemos un problema de déficit externo, o sea no exportamos todo lo que importamos. Tenemos inflación, desequilibrio de algunas tarifas, una economía poco competitiva.
Es decir que cuando salimos a competir al mundo hay pocos sectores que lo pueden hacer más o menos bien, entre ellos está el agropecuario. Pero si ya queremos dar un poco de valor agregado, si queremos ser el supermercado del mundo, nos encontramos con problemas como la falta de tratados de libre comercio, falta de integración, costos de logística.
También tenemos un Estado ineficiente en muchos de los temas, en otros no; un exceso de presión impositiva. En fin, esos problemas son compartidos por la sociedad en su conjunto.
-¿Han sido eficientes las medidas adoptadas hasta ahora frente a este contexto?
-El gobierno, frente a esos problemas y la situación de desequilibrios que tenía, propuso hacer ajustes en forma gradual porque entendía que así iba a causar menor dolor social. Se dieron algunas cuestiones de propios errores de implementación pero algunas cosas importantes afuera en el mundo que hicieron que hubiera que recalcular. Para recalcular trajimos al GPS del FMI y entonces todo ese proceso que se iba a hacer, creo yo, va a haber que hacerlo más rápido.
Yo era alguien que pedía el gradualismo intenso. O sea, entendía que había que hacer las cosas un poco más rápido y con cirugía fina. Creo que es más difícil gestionar el gradualismo que el shock, porque requiere de estar muy encima de las cosas.
Pero el gobierno reaccionó, hay una devaluación de por medio que en alguna manera corrige algunos de los errores. Hay una incorporación del ala más política a la toma de decisiones, que era algo que se le venía recomendando. Hay una idea inicial de empezar a simplificar los ministerios y estructuras del Estado. Me parece que el mundo va a estar mirando, y los argentinos, de qué manera estas transformaciones son serias y se hacen en tiempo y forma. Y estas turbulencias que vivimos son propias de las transformaciones que hay que hacer.
-Mencionó shock y gradualismo, ¿de qué lado se ubica?
-Creo que el problema de la solución con shocks es lo que han hecho en general todos los gobiernos peronistas, que crearon más pobreza. Obviamente lo hicieron porque no tenían más alternativa o por problemas que venían de antes. Pero todos esos shocks -el Rodrigazo, lo de (Carlos) Menem, de Erman González, de (Eduardo) Duhalde- crearon pobreza. Argentina es uno de los pocos países del mundo que ha creado pobreza.
-¿El valor actual del dólar es adecuado o habría que seguir ajustándolo?
-El valor del dólar es la consecuencia de la competitividad de la economía. Si tenés una economía que es poco competitiva, el tipo de cambio tiene que ser más depreciado. Si es más competitiva, más apreciado.
Lo que no podemos hacer es una cosa en contra de la otra, que es lo que veníamos haciendo. A mí me parece que va a haber que tener unos años de dólar levemente apreciado hasta que corrijamos el tema de la competitividad. Tiene que ser leve, porque si es muy fuerte afecta los ingresos y puede impactar en el consumo.
-Se rumorea una posible re implementación de las retenciones a algunos granos y de elevar las de la soja, ¿qué opina de esto?
-Las retenciones son una medida política que es como los medicamentos: en pequeñas dosis, de 2 o 3%, puede ser bueno. En altas dosis es un veneno. Y es un veneno que ha impedido la agregación de valor, que ha favorecido a los productores competidores de Argentina, como Brasil y Estado Unidos, y nos ha perjudicado. Es como una política pública a favor de nuestros competidores. Es una cosa insólita. Las retenciones son un veneno para el campo.
-¿Cómo cree que va a ser el temido segundo semestre para el sector agropecuario?
-Nosotros tuvimos un año durísimo, que es lo que están mostrando ahora las estadísticas, pero ya hace tres o cuatro meses adelantábamos que esto iba a ocurrir. Y creo que estoy en condiciones de decir que en 2019 vamos a tener un año muy bueno y que no sólo se va a recuperar lo que se perdió este año, sino que va a haber inclusive más. O sea, va a haber una buena noticia para Argentina el año que viene.
-En Mendoza la agricultura es intensiva, ¿cómo ve este sector?
-Acá debe haber venido bien la devaluación. Creo que es un respiro para estas economías que usan mucha mano de obra y que exportan. Me parece que es algo bueno y ahora hay que luchar por mantener mercados y abrir otros nuevos, por ser más productivos, más eficientes en el uso del agua, por expandirse, por integrarse.
-Las altas tasas para el financiamiento afectan a la agricultura local.
-Lo mismo pasa en la agricultura extensiva. Es complicado. Y lo del financiamiento es un problemón. Ese es un tema que debe resolver el gobierno rápidamente. No podemos seguir con este tipo de tasas de interés. Sin duda.
-¿Tiene planeadas inversiones en Mendoza?
-No tenemos pensado inversiones aquí, pero si tuviera que elegir un lugar de la Argentina para venirme a vivir, elegiría Mendoza. No puedo ser más claro. Es una declaración de amor a esta querida provincia
-¿Podría ocurrir en el corto o mediano plazo?
-Nunca se sabe.
Perfil
Gustavo Grobocopatel. Es presidente del Grupo Los Grobo, una de las empresas agropecuarias más importantes del país.
Descendiente de rusos, se recibió de ingeniero agrónomo en la Universidad de Buenos Aires y fue docente e investigador.
Se incorporó al negocio de su padre en la década del 80, cuando se dudaba del futuro de la agricultura en el país.
En 2001, la firma obtuvo la certificación ISO 9001 y fue la primera productora de cultivos extensivos del mundo en obtenerla.
Se reconoce apasionado por aprender y por el conocimiento con base científica. También por la música y los viajes.
Reconoce que no le gustan las playas ni las vacaciones de no hacer nada.