Gustavo Fernández: el primer número uno de Argentina

El cordobés (23 años) es desde ayer, la principal raqueta en el tenis adaptado. Con ello, nuestro país tiene por primera vez, un singlista al mando del escalafón que confecciona la Federación Internacional

Gustavo      Fernández: el primer número uno de Argentina

Él sabe que su nombre aparece por primera vez en el primer lugar del ranking mundial de tenis adaptado. Y sabe que ese es un hecho histórico para el tenis argentino, que nunca antes tuvo un número uno en singles a nivel profesional.

Pero aunque eso lo llena de orgullo, en la charla con Clarín, en su voz se refleja la misma sencillez de siempre. Gustavo Fernández llegó a lo más alto, pero sigue hablando de mejorar y de pulir más su juego. Porque el cordobés entiende que esa posición de privilegio es la consecuencia de años de trabajo, perseverancia y una dedicación absoluta a su deporte.

Y todo con el apoyo del Enard pero sin grandes sponsors privados que lo ayuden a bancar los gastos de un circuito que tiene una exigencia tan alta como la del ATP, pero no las mismas comodidades ni facilidades.

“Todavía no caigo mucho, pero estoy muy orgulloso por todo lo que costó. Es emocionante que el trabajo de muchos años pague así. Nunca nos pusimos como objetivos los resultados y no pensamos que si no llegaba a ser número uno mi carrera era un fracaso. Hace mucho venimos trabajando y buscándole la quinta pata al gato para evolucionar tenísticamente. Y dentro de tanta evolución, era lógico que en algún momento se diera esto”, reconoce el nacido en Río Tercero hace 23 años, que desplazó del número uno, al británico Gordon Reid.

Fernández responde las preguntas desde Londres, donde desde el jueves se presentará en Wimbledon. Allí, en el mítico All England Lawn Tennis se cruzará con los mejores  del mundo. Tal vez se entrenará en la misma cancha que Federer o almorzará a pocos metros de Murray. Aunque algo lo distinguirá de esas grandes estrellas a la hora de salir a la cancha. El flamante Nº1 y ganador de dos Grand Slam en singles, jugará con ropa que se compró él mismo.

“No tengo sponsors de indumentaria ni otros privados que me ayuden con plata. Sí tengo uno de silla de ruedas, Invacare, y otro de raquetas, Yonex, quienes aunque no tenemos un contrato firmado, siempre me han tratado muy bien. Pero conseguir sponsor privados en Argentina es difícil. Ojalá en un futuro la gente abra más la cabeza y se pueda cambiar esta realidad, pero hoy en general es muy difícil. Yo nunca tuve un sponsor de relevancia. Eso deja claro cómo va la cosa”, explica Fernández.

“Tengo una beca del Enard (NdR: La de proyección olímpica, segunda en importancia, de 22.500 pesos mensuales), que es mi mayor sponsor y hace un esfuerzo muy grande para apoyarme. Ellos además se encargan de pagar los costos de viajes y hospedaje y algún otro extra que pueda aparecer”, cuenta el campeón de Roland Garros 2016 y del Abierto de Australia 2017.

Lleva en la sangre la dedicación y el amor por el deporte (su hermano Juan Manuel juega en el Club Baloncesto Breogán de la LEB Oro de España, y su papá Gustavo, es el flamante entrenador de Boca en la Liga Naciona). Tal vez por eso no sorprende que ni su discapacidad ni los obstáculos que implica ser deportista de alto rendimiento en Argentina hayan logrado frenarlo.

“La vida en el circuito de un tenista en silla de ruedas, sobre todo los top 20, es como la vida de un top 100 de la ATP. Tenés que volcar todo al tenis y dedicarle tu vida; viajar mucho, competir, estar al tope y tomártelo con profesionalidad. Hoy, el circuito demanda eso y hay que estar a la altura”, reflexiona.

"Para todo tenista, jugar Wimbledon es hermoso"

Se trata de un torneo especial para Gustavo. Sobre el césped londinense festejó su primer título en un Grand Slam en 2015, cuando se consagró campeón de dobles con el francés Nicolas Peiffer. Seguramente ese recuerdo aflorará esta semana en su mente, cuando el cordobés vuelva a hacer girar su silla de ruedas por las canchas del torneo al que llega con mucha motivación y un objetivo simple: jugar un gran tenis.

“Las expectativas son altas. Venimos trabajando bien y la idea es mantener el nivel, más allá de si ganamos o perdemos. En Roland Garros hice un torneo excelente y perdí en la final. Por eso no tengo un objetivo en cuanto a resultados. Quiero seguir evolucionando, puliendo cosas y tratando de mantener la línea de trabajo y de competencia”.

Su ilusión no tiene sólo que ver con lo deportivo. “Para todo tenista, jugar Wimbledon es hermoso. Es diferente a los torneos que vivimos durante el año en el circuito, porque hay más poder económico, mejores instalaciones y más medios. Por eso, todo se intensifica mucho más”.

Para tener en cuenta

Sus logros en la temporada. El más importante fue el título en el Australian Open al ganarle la final al francés Nicolas Peifer por 3-6, 6-2 y 6-0.

Fernández, además, llegó a la final de Roland Garros, pero en esa ocasión fue superado por el británico Alfie Hewett por 6-0, 6-7 (9) y 2-6.

En el año, tiene un registro de 33 éxitos y 5 derrotas en singles, y 16-8 en dobles.

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