“¿Si fue como lo soñaba? No. Fue increíble, fue mejor que en mis sueños”, dice Gustavo Fernández, con una emoción que ya no entra en su cuerpo. La chispa que lo impulsó a ser un jugador de tenis adaptado creció hasta convertirlo en un atleta de elite dentro de su categoría.
Y desde ahora, es un campeón de Grand Slam. En Roland Garros, el torneo que siempre anheló, ese que quiso ganar desde que vio la final entre Gastón Gaudio y Guillermo Coria en 2004. A los 22 años, Gusti Fernández se consagró sobre el polvo de ladrillo parisino, tan especial para los amantes de la raqueta de nuestro país.
En su tercera final de Grand Slam en singles (el año pasado ganó Wimbledon en dobles), se subió a lo más alto con una victoria clara sobre el británico Gordon Reid por 7-6 y 6-1; con la autoridad de quien es desde hace un buen rato uno de los mejores del mundo en el tenis sobre silla de ruedas, pero que se ganó con esfuerzo y talento su lugar dentro de esa elite, con la esperanza de brillar próximamente en los Paralímpicos de Río 2016.
En la cancha 6, escenario elegido en Roland Garros para las definiciones de los torneos de tenis adaptado, Fernández se quedó con la primera definición del día.
En otra jornada gris y cargada de nubes, ante unos 300 espectadores, entre ellos su padre Gustavo -el ‘Lobo’ Fernández, ex basquetbolista- y su madre, Nancy Fiandrino, el cordobés de Río Tercero mostró determinación para ir en busca de la corona tan deseada. Aun cuando tomó buena ventaja en el segundo set, Fernández no redujo la presión y apuró el paso hacia la definición, con un último tiro ganador que desató el “¡Vamos!” y el festejo que también fue desahogo.
“Es que lo soñé, sí, pero esto fue mejor. Porque durante toda la semana me sentí confiado, pero los partidos no fueron fáciles, fueron trabados. Tuve que ir y ganarlos, y estoy feliz por lo que hice. Este Grand Slam era mi obsesión, es el que más me gusta. Desde 2004 que me encantó y me obsesioné con esto, y ahora que lo pude lograr no entiendo nada, estoy desbordado de felicidad por cómo se dio todo esto”, dijo Gusti Fernández.
Después de un abrazo único e inolvidable con sus padres, el tenista comentó: "La verdad es que yo ya no podía hablar de la emoción, y ellos tampoco. Y tampoco hacía falta decir nada, con todo lo que me vieron sufrir hasta acá ya se dijo todo".
Luego de un triunfo que lo hará subir un par de posiciones en el ranking ITF de su categoría -del sexto al cuarto puesto-, Fernández contó que en la noche previa a la final casi no pudo dormir. “Hace casi una semana que no puedo, porque la la competencia me genera mucha adrenalina; hace tres días también que estoy con un poco de fiebre, pero yo sé que esto es parte del oficio. Sabía que tenía que estar concentrado en lo que debía hacer y no importó nada, jugué un gran tenis, el mejor de tenis de mi carrera. Así como otras semanas merecí perder, o no se dieron las cosas, esta semana fui contundente y estoy feliz de habérmelo ganado”.