La batalla por el dominio del mercado de los teléfonos inteligentes, cada vez más disputado, tiene un nuevo y atractivo protagonista.
Se trata del Mi Mix, de la compañía china Xiaomi, un teléfono en el que lo más llamativo es su pantalla de 6,4 pulgadas, ya que cubre nada menos que un 91,3 por ciento del tamaño del dispositivo, que está hecho completamente de cerámica y cristal. Esto representa un 23% más que en el iPhone 7, por ejemplo.
“Teníamos en mente que el smartphone del futuro sería un simple cristal transparente. Obviamente, ése es un concepto que puede que nunca se materialice. Pero nos sirvió de guía para investigar. Cuando empezamos a trabajar en el Mix no pensamos en la posibilidad de fabricarlo en masa. Pero, al final, ha sido posible gracias a nuestro joven equipo, que no tiene miedo y que ha logrado el rápido desarrollo de nuevas tecnologías que van a cambiar la industria”, afirmó el consejero delegado de la firma China, Lei Jung.
Este Xiaomi Mi Mix acaba de salir a la venta en dos modelos: la versión tope de gama, con 6 GB de memoria RAM y 256 GB de almacenamiento interno, cuesta 3.999 yuanes ($ 8.990 pesos aproximadamente), la mitad de lo que hay que pagar por el iPhone más caro de Apple. Y la más barata, con 4 GB de RAM y 128 GB de ROM, se puede adquirir por 3.499 yuanes ($ 7.900). Eso sí: al menos en lo inmediato, no estarán disponibles en ninguna de las tres operadoras de nuestro país.
Por su parte, el célebre diseñador francés Phillippe Starck (responsable del revolucionario diseño) destacó la importancia de los materiales empleados para este Xiaomi Mi Mix, precisamente a la hora de la terminación de sus bordes. “La cerámica es un material muy antiguo, pero a la vez muy vanguardista. Sobre todo porque es extremadamente fuerte, cuatro veces más que el acero y proporciona una estética que no muere”, aseguró.
Otro de los datos que hace aún más distinguido este teléfono inteligente son los 18 kilates en el borde de su cámara de 16 megapíxeles, un detalle que se suma al potente procesador Qualcomm Snapdragon 821 que, por rendimiento, lo coloca por encima del reciente Pixel de Google -2,35 Ghz-, y una generosa batería de 4.400 mAh. con carga rápida 3.0. Un dispositivo que, por diseño y características, encenderá las alarmas en los gigantes Apple y Samsung.
Samsung anuncia al sucesor del "explosivo" Note 7
La firma coreana Samsung recibió un nueva embestida contra su reputación después de que una demanda colectiva lanzada el martes congregara a cientos de usuarios perjudicados por el fracaso del dispositivo Galaxy Note 7, nada más ni nada menos que en medio del anuncio del lanzamiento Note 8, el octavo de esta línea de la cuestionada franquicia de teléfonos inteligentes.
Según un reporte de la agencia Reuters, la empresa productora de teléfonos inteligentes dijo en un comunicado de prensa emitido en Corea del Sur que los clientes que cambiaron su Galaxy Note 7 por un Galaxy S7 podrán canjearlo después por un Galaxy S8 o incluso por un Galaxy Note 8 cuando lleguen a los locales, sin fecha confirmada, todo gracias a su programa de actualización.
A pesar de esta medida, el buffet de abogados Harvest Law, con sede en Corea del Sur, inició el martes los trámites para demandar a la empresa en representación de 527 usuarios del Galaxy Note 7, pidiendo 500.000 wons (440 dólares) para cada uno por el tiempo y los esfuerzos consumidos durante la revisión de los modelos, que terminó convirtiéndose en una pesadilla para las relaciones públicas de la marca coreana.
Aunque la suma de las demandas no representa un gran capital para una firma como Samsung, la demanda misma ilustra cómo el fracaso del Note 7 erosionó el prestigio de una compañía que está acostumbrada a ser tratada como una institución en su país natal.
Cabe recordar que el mes pasado Samsung lanzó un llamado a revisión de 2,5 millones de unidades del modelo Galaxy Note 7, después de varios incidentes de usuarios que denunciaron explosiones de la batería.
Cuando los dispositivos de recambio comenzaron a tener problemas también, la empresa anunció que suspendía la producción del teléfono, una operación que le costará miles de millones de dólares y que proyecta una imagen negativa de la marca, en el medio de una batalla creciente por el dominio del mercado mundial de celulares.