“Lo que ocurre en Guaymallén es que son muchos caciques y pocos los indios”. La frase corresponde a un dicho popular que usó Marcelino Iglesias para describir lo que sucede en el departamento que va a recibir en un mes y medio.
El intendente radical electo camina el último tramo de una larga transición en la que se dedicó a conseguir información del municipio, tanto por los medio oficiales como por lo que se va “filtrando”.
En esta labor, se encontró con una especie de “pirámide invertida”, con una gran cantidad de “jefes”, número similar a la planta de trabajadores de Godoy Cruz, a lo que se le suma que hay más cargos administrativos que de servicios, tal como denunció en esta oportunidad.
“En un departamento que atiende sólo de día, el 66% del personal es administrativo y el 34% trabaja en servicios”, señaló Iglesias en diálogo con Los Andes y agregó: “En total, entre jefes y subdirectores, llegan a la friolera de 1.533 personas.
Para comparar, el municipio de Godoy Cruz tiene una planta total de personal de 1.450 personas, incluyendo desde el Intendente (y gobernador electo, Alfredo Cornejo) y los Concejales hasta el último empleado ingresado”. En el caso de Guaymallén, hay en total 4.100 empleados, según el anexo 19 de la ley de Responsabilidad Fiscal, a los que se le agregan los contratados.
El dato se sumó a las denuncias que viene realizando Iglesias desde hace tiempo. Tal como ya pasó en otras oportunidades, no hubo ninguna respuesta oficial en el municipio conducido por el peronista Luis Lobos, quien en su calidad de presidente del Concejo Deliberante ocupa la intendencia interina hasta el mes que viene.
La última denuncia fue hace veinte días, en la que el próximo intendente dio un cuadro de situación caótico en el que describió tanto problemas con la limpieza, producto del deterioro de vehículos y herramientas, como desórdenes financieros, por la cantidad de trabajadores municipales.
Según el último dato, de este total, pocos están abocados al funciones operativas en el departamento.
La sobredimensión de la planta, comparativamente, puede comprobarse. El 5 de agosto, este diario publicó un mapa con la cantidad de trabajadores en Mendoza y allí se constató que Guaymallén es el departamento con más municipales en Mendoza, aunque vale decir, es el más poblado.
En total, son 4.174 trabajadores, cifra que se traslada a un empleado cada 75 habitantes.
“En el momento que hice la denuncia pública no sabía que existía una estructura con tanta jefatura y jerarquías, aunque me quedó la duda por qué era tan grande el gasto que había en personal. Más allá de son muchos los empleados, a mí me daba un gasto menor”, señaló Iglesias en torno a su anterior denuncia, en la que dijo que el desembolso en salarios terminaría este año con un insumo de $924 millones.
A este número, hay que agregarle las dificultades para llegar a fin de mes con el pago de toda la nómina de trabajadores, situación que se dio en setiembre.
En aquel entonces, denunció también que, bajo decreto y luego de las elecciones, ingresaron a la planta del Estado municipal 643 empleados.
En su nueva denuncia, el intendente electo le puso número: “Nosotros estimamos que el costo presupuestario del famoso y aún ignoto decreto es de aproximadamente $13 millones mensuales, o sea más de $150 millones anuales (multiplicar por 13 considerando el aguinaldo)”.
La pirámide invertida
Los porcentajes que Iglesias difunde se basan en lo que pudo constatar en los bonos de sueldo de los empleados, a lo que le agregó: “Se pudo comprobar que hay 750 personas sin una tarea asignada en su bono, al 30 de junio”.
El radical asegura que a diario se encuentra con empleados que le llevan sus reclamos y que, en esta línea, le han dicho que “hay personas que entraron después de las elecciones y que están de brazos cruzados en las oficinas”.
En el caso del personal jerárquico, se trata de las clases F, G, H e I, es decir, subdirectores (en total son 105) y jefes de departamento (335), de división (421) y de sección (672).
De los 1.533 “jefes” (según detalla el organigrama, desempeñan tareas de supervisión), 955 de ellos cobran el ítem de mayor dedicación, una especie de “horas extras”. “Guaymallén es un municipio que atiende sólo de mañana y la mayoría de los beneficiados por la mayor dedicación no la cumple, con lo cual se está cometiendo un delito.
Obviamente ha sido un sistema para premiar a ‘leales’ y castigar a los que no lo fueron”, dijo Iglesias, que en otras oportunidades ha señalado que “esto atenta contra el empleado de carrera”.
El próximo intendente hizo su conjetura sobre la estrategia que siguió Lobos, su predecesor. “La finalidad es dejar en todas las direcciones que van a ser ocupadas por los nuevos funcionarios, gente de su confianza, salvo honrosas y escasas excepciones.
Esa cantidad de jefes, con altos salarios, tiene un fuerte impacto en el gasto en personal, que es alrededor de $ 67 millones mensuales. A eso hay que sumarle que la gran mayoría tienen mayor dedicación”.