La misión no era fácil para el Italiano porque el viaje al sur de la provincia no sólo implicaba que debía ganarle a Andes, ya descendido, sino esperar que Argentino no hiciera lo mismo cuando enfrente mañana a Huracán de San Rafael, para llegar con chances a un último partido entre ambos en Rodeo, a matar o morir.
Guaymallén arrancó con la clara intención de llevarse los tres puntos pero muchas veces una desconcentración te deja fuera de partido y de la categoría. Porque como en otros pasajes del torneo, el Italiano se durmió y pagó carísimo esas lagunas durante los 90 minutos.
A los 12’ el pibe Matías Rodríguez vio adelantado a Rodrigo Tula y clavó un zapatazo desde cuarenta metros para empezar a complicarle la tarde a la visita.
El equipo de Sperdutti siguió con el mismo libreto pero la suerte no estuvo de su lado. Barroso le tapó un mano a mano a Silva y Gómez no estuvo fino para definir en un par. Y como reza el dicho cuando uno no la mete en su arco lo terminás pagando en el propio. Sobre los 25’ Cagliero volvió a encontrar dormida a la defensa del Guayma y le ganó a todos en el primer palo para de cabeza poner el segundo para Andes.
En el complemento, Facundo Rodríguez de penal a los 3’ volvió a darle vida al Cacique que se metía de nuevo en el partido pero a los 13´ una nueva distracción en el área empezó a derrumbar las ilusiones de salvación. Cabañas le ganó a todos en el área, se la bajó a Cazola que sólo tuvo que empujarla para estirar otra vez la ventaja a dos.
El descuento de Franco Domínguez a los 22’ volvió a meterle pimienta al partido pero la suerte ya estaba echada para Guaymallén. Mucha desesperación, centros a ningún lado y remates salvadores desde lejos que no condujeron a nada.
Andes se dio el gusto de despedirse de su gente con una victoria y el puñado de hinchas de Guaymallén se retiró de la cancha con lágrimas en los ojos pero destacando el esfuerzo de sus jugadores con un aplauso generalizado.