Motivados y preocupados por la inseguridad y buscando quizás algo de calma ante los constantes hechos delictivos, vecinos de al menos 20 barrios guaymallinos procedieron a cerrar algunas calles públicas durante los últimos años.
Rejas, barreras, garitas y hasta muros son algunas de las herramientas a las que recurrieron los moradores con la idea de restringir la circulación abierta en esas arterias.
No obstante, al no tratarse de calles construidas inicialmente en un contexto de barrio privado -así como tampoco las viviendas-, desde la comuna anunciaron recientemente su intención de reabrirlas nuevamente para que se pueda transitar -caminando y en vehículo- libremente por las mismas. De hecho, ya comenzaron a notificar a los vecinos.
"De los 20 barrios que hemos detectado, hay 8 incluso que tienen distintos convenios con el mismo municipio, donde la comuna avala y accedió al cierre. El tema es que aún esos convenios están violando normas del Código Civil, por lo que ya hemos decidido abrirlas nuevamente al público en general. Con algunos vecinos hemos hablado y el compromiso es brindarles y garantizarles seguridad desde el Estado", destacó la directora de Planificación de la comuna, Cintia Brucki, quien resaltó que estos convenios vienen incluso de la época en que Jorge Pardal era intendente.
Entre quienes viven en los barrios mencionados y en las calles que fueron cerradas oportunamente con la correspondiente autorización, el anuncio no cayó nada bien. La mayoría de los consultados por Los Andes argumentó que llegaron a esta situación con el visto bueno de la Municipalidad ya que -en conjunto- cayeron en la cuenta de que era la única forma de garantizar tranquilidad y seguridad.
"En 5 años sólo hemos tenido 5 llamadas al 911 en todo el barrio. La semana pasada vino un comisario en representación del Ministerio de Seguridad y recomendó que la barrera siga y no se toque. Nosotros le pedimos diálogo al intendente, confiamos en que haya entendimiento y queremos agotar todas las instancias. Acompañamos la decisión de no tener guetos en el departamento y si él nos garantiza que va a haber seguridad, nosotros sacamos la barrera y hasta se la regalamos. Porque la ley establece que no puede haber calles públicas cerradas, pero también dice que el Estado debe garantizar la seguridad", destacó Gustavo Rodríguez, vecino del barrio Jardín Village, ubicado en calle Las Cañas -a metros del centro comercial La Barraca- y uno de los barrios donde la intención es reabrir las calles.
En el lugar destacaron además que han propuesto alternativas intermedias, pero que desde la comuna se plantearon tajantes con la decisión de abrir las calles.
"Acá nadie nos notificó. Nos enteramos por los medios que querían quitar las rejas. ¿Quién nos asegura que vamos a estar tranquilos, si apenas nos mudamos acá pasaba gentes de barrios de la zona y riéndose nos decían que nos iban a venir a asaltar?", destacó por su parte Graciela, vecina del barrio Urquiza I, que tiene una cerca de reja que bordea la calle de ingreso.
Decisión tomada
Brucki resaltó que incluso los convenios que los vecinos de cada barrio suscribieron con la comuna especifican en su articulado que las calles cerradas pueden ser reabiertas cuando el municipio lo disponga. "Además de los 8 que tienen convenio, hay otros 12 que cerraron sus calles por su cuenta.
Los que tienen convenios fue porque en el momento, ante la problemática de la inseguridad, encontraron esta alternativa y la comuna accedió.
El tema es que en algunos casos, las rejas dejaron la misma vereda del lado de adentro y quienes transitan por esos lugares deben caminar directamente por la calle. O hay algunos lugares donde los cadetes de las farmacias no pueden ingresar por rejas o muros. Si a esa gente le pasa algo, la responsabilidad es del municipio", indicó la funcionaria guaymallina.
Brucki resaltó que por estos días se encuentran conversando con los vecinos de estos 20 barrios e indicó que no son pocos quienes creen conveniente la apertura de vías. "Estamos trabajando con el Ministerio de Seguridad con la idea de garantizar la tranquilidad y la seguridad en estos sitios. Justamente por eso es que no hemos puesto plazos para la apertura", indicó la directora de Planificación.
Asimismo, resaltó que para acompañar esta decisión la comuna está buscando generar espacios de calidad (parques, paseos) para que los vecinos los frecuenten permanentemente y eso contribuya a disminuir la inseguridad. "La idea es hacer cumplir la norma. El Código Civil establece que las calles son de uso y dominio público. No está en un artículo específico, pero sí se va desprendiendo de distintos artículos", sentenció Brucki.
Descontentos
El barrio Jardín Village es el primer barrio público ubicado en las inmediaciones del mall La Barraca. Y desde hace 4 años, con el aval de la gestión del ex intendente Alejandro Abraham (según consignaron los vecinos), se autorizó la instalación de una barrera en la calle principal de ingreso.
"En estos 20 barrios se decide instalar barreras o garitas porque el Estado no da garantías de seguridad. Sabiendo que no es legal, entre alfileres autorizan esto. Pero el Village tiene una particularidad que debería permitir la excepción y es que está La Barraca al lado. Cuando llegó el shopping, sabíamos que iba a tener 3 tipos de impactos: ambiental, social y de seguridad. El día que saquen la barrera, la gente que viene al shopping va a empezar a estacionar su auto acá. Y llegarán los trapitos y, con ellos, los dateros y los robos", destacaron por su parte Gustavo Rodríguez y Carlos Munúa, vecinos del barrio que tiene su entrada por calle Las Cañas.
Destacaron que la calle de acceso ya dejó de ser servidumbre de paso (vía crucial para ambulancias, por ejemplo) puesto que los dueños de La Barraca y la anterior gestión municipal dispusieron que sea la vía de acceso al mall la que una para el tránsito Las Cañas con Uspallata (lateral del Acceso Sur).
"La Municipalidad no puede sacarnos la barrera, es un derecho adquirido. Más si los vecinos y el Ministerio de Seguridad recomiendan que siga. Ante la negativa, también hemos propuesto que esté abierta en algunos horarios y cerrados en otros. Lo hemos hablado con todos los vecinos, pero ni así hemos tenido respuesta", sentenciaron.
En el Urquiza I (Carril Godoy Cruz y Urquiza) los ánimos son similares. "El mismo Estado que cierra plazas con rejas para reservarlas porque las destruyen quiere sacarnos las rejas a nosotros. Nos ha dejado helados y muy enojados la noticia", destacó Graciela, vecina del lugar. "Un barrio cerrado es un barrio seguro. Nuestros hijos pueden andar en bicicleta, jugar a la pelota y quedarse hasta tarde gracias a esto. Un vecino ya nos dijo que iba a vender la casa y a mudarse si llegaban a sacar la reja. No puede haber esta falta de ética y ni siquiera habernos dicho en la cara", sentenció indignada la mujer sobre la medida municipal.
