Guardiola: el adiós definitivo a su hijo

La fuerza del destino posicionó a Pep -DT del Bayern Munich desde julio, en reemplazo de Heynckes- a ser un testigo privilegiado de la semi de la Champions entre su próximo equipo y Barcelona. Justo el Barça, su obra maestra y la criatura creada y criada

Guardiola: el adiós definitivo a su hijo

Joseph Guardiola, apodado Pep en catalán y pronto Sepp en alemán, ya habla palabras en lengua germana y lo tranquiliza el hecho de tener claro que desde julio próximo contará con una profesora permanente para facilitar el aprendizaje del idioma de su nuevo país de residencia. El entrenador sabe inglés e italiano, además de las expresiones lingüisticas de su lugar de origen. Mientras, toma recaudos para no aparecer en público en suelo teutón hasta por una cuestión de prudencia y de respeto a los límites. Su colega Jupp Heynckes sigue trabajando al frente del Bayern Munich.

Guardiola hace tiempo que hace convivir a Pep con Sepp, aunque públicamente las apariencias se hayan transformado en evidencias recién a fines de enero de este año. En septiembre de 2012, por ejemplo, ya habían comenzado las conversaciones de emisarios de la institución muniquesa con el ya ex entrenador del Barcelona. Así lo había confirmado poco tiempo atrás el propio presidente del club bávaro, Uli Hoennes.

En la última elección del Balón de Oro, en la FIFA, el pasado 7 de enero, el director técnico contestó con evasivas cuando la prensa le consultó respecto de su vínculo con la entidad alemana. Una firme versión periodística alude a que el contrato se acordó antes de las fiestas de fin de año pasadas, pero que un intento por guardar las formas recién se difundió casi un mes después. Lo cierto es que vínculo contractual está firmado con fechas de inicio y de final: el 1/7/2013 y 30/6/2016, respectivamente.

El motivo de este virtual pacto de silencio remite a que tanto la dirigencia alemana como Guardiola evitaban interferir en el trabajo cotidiano de Heynckes, muy fructífero dicho sea de paso. El reciente 6 de abril, el Bayern se coronó campeón de la Bundesliga a seis fechas de su cierre y entremedio le ganó claramente a un rival de envergadura como la Juventus, tanto en el Allianz Arena como en el Delle Alpi y por idéntico resultado (2-0) para quedarse con la serie de cuartos de la Liga de Campeones de Europa. En otro contexto, un entrenador como el actual sería valorado como una referencia; sin embargo, la fecha de caducidad de su contrato será el último día de junio próximo.

La fuerza del destino, parafraseando la contundencia operística de Verdi, podría ser el modo más directo de ligar qué sensaciones introspectivas recorren el pensamiento de Guardiola, Heynckes, los planteles del Bayern Munich y del Barcelona, junto a sus respectivas dirigencias, cuando el viernes pasado llegó el momento de que el exfutbolista Ruud van Nistelrooy, quien jugara en el Real Madrid, extrajo las esferas del copón con los nombres de los dos clubes que habrían de enfrentarse en una de las semifinales de la Champions 2012/2013.

Pep fue el hacedor del planeta Barça, valga la expresión. Su constructor y su conductor, en clave de gestor y referencia máxima de su obra maestra. Supo como reunir ingredientes para darle la cocción justa a un producto que alimentó al fútbol desde hace un lustro, al menos. Nadie mejor que el padre de la criatura para comandar un proceso que lo tuvo al frente desde los primeros pasos. Le cupo, también, la toma de decisión para darle vía libre a la transición entre una base de futbolistas – Ronaldinho a la cabeza - que parecía ya haber agotado su tiempo con otra que representaba el nuevo poder surgente, y entre la cual sobresalía la irrupción avasallante de Lionel Messi.

Guardiola creó más que un grupo exitoso. La historia le tendrá reservado un lugar fundante para la que es la mejor formación de todos los tiempos, a la luz no sólo de su alto nivel de performance competitiva sino también de los valores que transmitió su filosofía de juego. Su hegemonía a escala planetaria se instaló desde 2008 hasta nuestros días y, más allá de avatares circunstanciales en cuanto a resultados negativos, lo cierto es que la expansión de la identidad blaugrana se esparció por el mundo sin límites geográficos que la contuviera.

Barcelona fue un reflejo de la multiculturalidad en formato de equipo de fútbol. Lejos de una estructural piramidal, que respondía a un metro patrón de cuello de botella para que sólo el más apto accediera a la cumbre, la singularidad del ciclo ascendente se debe interpretar como el apego a una estructura circular, en la cual el poder va pasando de mano en mano hasta que el conjunto logra avanzar en la dirección correcta. Así, futbolistas sudamericanos y africanos se entremezclaron con europeos para conformar un modelo de excepcionalidad sea en la cancha que fuere.

Ejemplos anteriores a este modelo futbolístico hubo pocos en casi un siglo: los húngaros de los’50, los brasileños de los’60 hasta el Mundial’70, los holandeses de Rinus Michels y Johann Cruyff de los’70, hasta momentos fugaces del Ajax de Gullit y Van Basten desembocando en el Milan de Sacchi, entre los ‘80/’90. En ninguno de estos casos tales formaciones sobrevivieron a más de dos temporadas completas de éxito, con efecto arrastre en la tercera. En el caso del Barça, la combinación fútbol-arte sigue gozando de buena salud a casi seis años de su irrupción.

¿Cómo hizo, hace y hará Guardiola para desprenderse psicológicamente de su hijo virtual? ¿Podrá elaborar el duelo sin que haya reminiscencias que lo mantengan atado a su más brillante acto creativo?

Las secuelas de tan potente impacto, al punto de haberse producido un momento bisagra en la alta competencia mundial, se proyectaron hasta en la selección española para modificarle el paradigma de voluntariosa hasta desembocar en el de objeto de referencia. Los logros en las Eurocopa 1008 y 2012 más el Mundial 2010 marcan a las claras que la influencia barcelonista fue tan indiscutible como admirable en “La Roja”.

Pep, en tanto, optó por desarrollar el último semestre de su vida en Nueva York, un faro del mundo que irradia luz en otras direcciones que no son, prioritariamente, las futbolísticas. Es más, alertado de las especulaciones respecto de que podía asesorar a Heynckes sobre cómo jugarle al Barcelona durante las semifinales que comenzarán la semana próxima, el entrenador optó por mostrarse en público en el Masters de Augusta, una de las competencias golfísticas más tradicionales y que se desarrolla en suelo estadounidense.

Heynckes trabajó en el fútbol español, ya que en otras etapas de su carrera dirigió al Tenerife, al Athletic de Bilbao y al Real Madrid. Hoy día, se apresuró a señalar que no pedirá asesoramiento alguno a Pep, por lo que se anticipó a cualquier eventual mensaje de quien será su reemplazante, si es que pudiera haber comunicación entre las partes. De todas maneras, su colega del Borussia Dortmund, Jürgen Klopp, descree de tal independencia de criterio. “Me juego el trasero a que el Bayern llamará a Guardiola”, dijo.

Es más, como el contrato con Pep ya está firmado, tampoco puede haber manera para Heynckes de continuar en Bayern Munich. Tal situación le aporta tranquilidad a quien desde julio será conocido como Sepp. Menudo problema le hubiera traído volver a estar cara a cara con Messi, Xavi, Iniesta, Piqué o Busquets, por citar algunas de las joyas que él fue puliendo con la paciencia y maestría de un orfebre. Los observará por televisión, en soledad y sin testigos, intuyéndose quién de los dos contendientes tendrá sus preferencias. Amor paternal, se entiende.

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