Un grupo de hombres, algunos con las caras pintadas de negro, aplaudían y vociferaban a coro la palabra "hambre", en distintos idiomas.
"Argentinos masisi", insultaban otros en un creol (lenguaje que se habla en Haití) con claro acento local. Una formación militar organizó a la pueblada. Identificados con boinas azules, los soldados hicieron pasar a los sublevados de a tres, se aseguraron que no portaran armas y les dieron su ración de alimentos.
Escenas como esta ocurren cotidianamente en el sufrido territorio haitiano, donde los destrozos del terremoto de 2010 y el continuo acecho de los huracanes acentuó la pobreza estructural de su gente. Sin embargo, esto sucedía ayer y en forma de simulacro en el Regimiento 11 de Infantería de Montaña General Las Heras, en Tupungato.
Son algunas de las maniobras que integran el programa de instrucción para el batallón de 270 efectivos de la fuerzas armadas argentinas que, en enero de 2014, embarcarán hacia la isla de las Antillas para desempeñarse por seis meses como Cascos Azules de las Naciones Unidas.
El regimiento tupungatino fue nombrado como Unidad Núcleo porque 117 uniformados de los 270 que envía la Armada del país pertenecen a ese departamento.
Por estos días, se circunscribe allí la 'zona de reunión intermedia', que tiene como finalidad adiestrar y alistar al personal que participará de la expedición. Luego, el 2 de diciembre, se trasladarán a Campo de Mayo en Buenos Aires, donde será la 'zona de reunión final'; cuando se entregarán los uniformes y las últimas recomendaciones antes de la partida.
Distribuir equitativamente la ayuda humanitaria, proteger a los agentes de las organizaciones civiles que trabajan en la zona y asegurar la paz en las ciudades más conflictivas y con mayor criminalidad de la isla son las tareas principales que llevarán a cabo estos militares que se postularon voluntariamente para la misión.
La tupungatina Lorena Porreta no dudó en inscribirse. Dice que la retribución económica que recibirá es secundaria, ella valora el desafío como un escalón más de su carrera militar. "Necesitaba crecer en mi profesión", confía. Claro que cuando la fecha de la partida se acerca aparecen los recelos.
Tiene un hijo de 11 años que no verá por seis meses y eso es lo que más le pesa. Ella es una de las 15 mujeres (5 oficiales y 10 suboficiales) que forman parte del contingente argentino, que tendrá su base en Gonaïves, una ciudad ubicada al norte del país.
"Allá nosotras realizamos las mismas tareas que los hombres, no hay diferencias", asegura la porteña Carolina Paz, del Colegio Militar, quien ya participó de la Minustah (Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití).
Los uniformados ya conocen sobre geografía, política y problemática social de Haití como nunca imaginaron.
"Faltan algunas cosas, como las 21 vacunas que nos tenemos que colocar para evitar enfermedades contagiosas", apuntó el cabo primero Germán Arenas, para la sorpresa de muchos de sus compañeros que creían que sólo eran 16 'pinchazos'. Arenas ha participado de varias misiones de la ONU en Chipre y estuvo en Haití en 2011.
Asegura que los soldados argentinos son muy queridos y respetados. Sabe que la prueba más difícil es convivir cara a cara con la pobreza en niños y ancianos y estar distanciado de la familia.