Por
Fabián Galdi
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A mediados de julio pasado, Julio Grondona volvió a presidir una reunión del Comité Ejecutivo de la AFA, luego de haber atravesado un período de restablecimiento tras una delicada intervención quirúrgica en la zona intestinal. Los problemas de salud vienen aquejando al veterano presidente afista, cargo que ostenta ininterrumpidamente desde 1979. El agravamiento de su salud se nutre, además, de entendibles razones psico-somáticas, originadas en el fallecimiento de su esposa y, previamente, también en el de su propio hermano. A los 81 años, los golpes de índole familiar fueron contundentes para una persona acostumbrada a estar permanentemente rodeado por su propio entorno.
Casi tres meses atrás, en la sala de reuniones destinada a la alta dirigencia del fútbol nacional, Grondona utilizó un tono reflexivo en la forma y taxativo en el fondo para anticiparle a los dirigentes que ya no habría salvataje financiero de la máxima entidad futbolística a los clubes que estaban acostumbrados a pedirla cuando se autoreferenciaban como “ahogados”. Entre éstos, figuraban tres de los denominados grandes: River, Independiente y San Lorenzo, en ese orden.
En ese encuentro, inclusive, el actual presidente de Quilmes, Aníbal Fernández, mostró sus cartas credenciales como un hombre de la política dispuesto a terciar en la futura conducción de la AFA. Por entonces, el ex jefe de Gabinete y actual senador solicitó sanciones para los clubes que no cumplieran con las normativas. En su alocución, hizo referencia a que “todos deben cumplir con el reglamento”. En la consideración general de sus pares, quedó flotando la sensación de que el quilmeño había llegado para quedarse y que su vínculo estrecho con la creación de “Fútbol para todos” tenía incidencia directa en la construcción de una política proclive a generar condiciones para su desembarco en la casa de la calle Viamonte.
Si bien el término del noveno mandato consecutivo de Grondona (ocho veces fue reelecto) vence en octubre de 2015, lo cierto es que desde hace meses se ha ido potenciando el poder de las subcomisiones, cuyo poder central sigue manejando el presidente. La influencia del gatopardismo (cambiar algo pequeño para que nada cambie en lo estructural) se expande en los más cercanos interlocutores de don Julio. Hay alineamientos y realineamientos “pour la gallerie”, pero a la hora de las grandes decisiones, ya se sabe quién tiene la última palabra.
Hay un apartado clave en el reglamento de AFA, que se maneja con discreción puertas hacia adentro: el artículo 25. En éste, el estatuto convalida que se pueda convocar a votación del Comité Ejecutivo sólo en una situación: “Si quedara vacante el cargo corresponderá elegir presidente por el lapso faltante”. Las próximas elecciones deben realizarse en octubre de 2015, casualmente el mismo mes y el mismo año de las próximas elecciones nacionales a nivel presidencial. ¿Cargo vacante? Por ahora no, pero en los próximos treinta y seis meses, nadie puede asegurarlo en el seno afista.
El viernes 12 de octubre pasado, en el Hotel Intercontinental, durante la presentación oficial en Mendoza del campeonato sudamericano sub20, a disputarse en enero de 2013, Grondona reapareció en público rodeado por los gobernadores Francisco Pérez y José Luis Gioja, los directivos de la CONMEBOL José Luis Meiszner y Eugenio Figueredo, y el presidente de Godoy Cruz, Mario Contreras.
Al titular afista se lo notó dispuesto a hablar, pero también se lo percibió como una persona debilitada por sus problemas de salud y que estaba haciendo un esfuerzo mayúsculo para participar del encuentro. Cuando tomó el micrófono, su voz era apenas audible y hasta el uruguayo Figueredo, sentado a su lado, lo ayudó colocando cerca de su boca otro amplificador.
Grondona habló poco, pero dejó flotando un mensaje entrelíneas: la presentación oficial de Marcelo Tinelli como una personalidad apta para hacer cabecera de playa en la dirigencia del fútbol argentino. No fueron pocos los sorprendidos cuando JHG trató públicamente a MT como “un querido hijo de la vida”. El propio empresario y animador televisivo, en un diálogo posterior con la prensa, confesó que había frecuentado la casa de la familia Grondona desde los 19 años, gracias a la amistad con los hijos de Julio y Nelly.
Tinelli había aceptado integrar la lista “San Lorenzo Siglo XXI” en las recientes elecciones del club, en septiembre, ocupando un puesto como vocal. Sin embargo, Grondona lo convenció para que se ubicara en el trascendente lugar de vicepresidente primero, lo cual lo habilita a participar con voz y voto en las reuniones del Comité Ejecutivo de AFA. A sólo 24 horas del cierre de listas, el sanlorencista de 52 años aceptó y las consecuencias fueron arrolladoras: su lista ganó el acto eleccionario con el 82 por ciento de los votos.
El “efecto Tinelli” es innegable, más allá de las lecturas políticas que se puedan realizar interrogándose respecto del porqué. Centenares de familias se acercaron a la Ciudad Deportiva de San Lorenzo, donde se realizó la votación, aún sin ser socias y quizá, ni siquieras simpatizantes del club, con el sólo propósito de ver de cerca a MT e inclusive pedirle un autógrafo o una foto.
El jueves 18 de este mes, en la Legislatura porteña, cuando se aprobó por unanimidad una resolución para habilitar el fideicomiso sanlorencista con vistas a la restitución histórica de los terrenos que hoy ocupa un hipermercado, los políticos presentes salieron al recinto embelesados por la aparición de Tinelli. La cercanía física a él les permitía quedar incluidos en el plano abierto de la cámara televisiva en el momento de la votación. No importó el color político, sino la oportunidad de presentarse y estar cerca de quien, se percibe, está destinado a proyectarse como figura de la política nacional simplemente con sólo proponérselo alguna vez.
Si Grondona le dio la bendición a Tinelli en público, hay sectores de la dirigencia futbolística que empiezan a debatir respecto de la aparición de lo que se conoce en la jerga política como un “tapado”. Éste es el abogado Alejandro Marón, asesor letrado de la AFA y referente de Lanús, cuyas elecciones para renovación de autoridades se realizarán en diciembre próximo. Alguien soltó su nombre en los pasillos afistas y la expansión de la noticia tuvo un efecto dominó. La primera especulación que cobró fuerza inmediata es que el dirigente “granate” aboga por la linea de que “el club es de los socios”, una postura que define su visión política y que no tiene puntos de contacto con quienes levantan la bandera del gerenciamiento y de la tercerización.
Mientras, aguas adentro, conviven el posicionamiento creciente de Fernández-Tinelli-Marón, lo cierto es que Grondona ratifica su excepcional capacidad de construcción de redes políticas al máximo plano internacional.
La consolidación de Meiszner como secretario general de la Confederación Sudamericana de Fútbol, producto de la visión estratégica de JHG, se afirma en la continuidad grondoniana – vicepresidente señor – en la estratégica Comisión de Finanzas y el Consejo de Mercadotecnia y Televisión de la FIFA. A fines del año pasado, por ejemplo, el argentino participó en la toma de decisión de un negocio cuya renovación le dejó alrededor de 300 millones de euros a la entidad con sede en Zurich. El presidente del ente rector del fútbol mundial, Joseph Blatter, también debe renovar su mandato en las elecciones de 2015.
En Suiza, inclusive, se siente a gusto y encuentra su oasis de tranquilidad. El país de Federer, los relojes, los chocolates y la virtual inmunidad diplomática tracciona como un soplo de aire fresco en el medio de un ambiente viciado. Hasta, más de una vez, su propio médico personal está atento a viajar hacia el país europeo para seguir de cerca la salud de don Julio. Zurich y Sarandí son destinos lejanos en lo geográficos, pero cercanos en el sentimiento actual de JHG. La calle Viamonte al 1300, quizá no tanto...aunque aún falte bastante para octubre de 2015.