Jorge Luis Burruchaga, con un dejo de nostalgia, pero a la vez con el orgullo a flor de piel, recordó el gol que marcó y le dio el triunfo al Seleccionado argentino sobre Alemania (3-2) en la final del Mundial de fútbol de México ’86 como “el mayor logro” en su carrera deportiva, y reveló que en ese trayecto eterno hacia la gloria fue clave “el buzo amarillo” del arquero Harald Schumacher “para saber dónde estaba el arco”, en un estadio Azteca con cerca de 115.000 espectadores en sus tribunas.
“En la jugada vi que Förster quedó enganchado y metí la diagonal. Maradona me dio el mejor pase de mi carrera, como solo él podía darlo, y saqué fuerzas de donde no tenía para correr esos metros y definir cruzado al palo derecho. Además me ayudó muchísimo el buzo amarillo de Schumacher para saber dónde estaba el arco”, rememoró Burruchaga al cumplirse 30 años del último título mundial de Argentina.
“Ese color llamativo de la camiseta de él y que saliera con los pies para adelante fueron claves” .
“Llegué con lo último que tenía y nunca me di cuenta que me seguía un defensor de atrás. Es que en ese momento estaba preocupado por cómo picaba la pelota, ya que la cancha tenía muchos pozos, entonces le hacía un toque y miraba el piso, volvía a tocarla y lo mismo. Cuando me di cuenta que pisé el área, pensé en picarla pero me salió por abajo y entró”, precisó.
Burruchaga, que en el Seleccionado convirtió 13 tantos en 59 partidos, detalló: “A mí me tocó vivir el año anterior al Mundial desde Francia, porque me había comprado Nantes, que me estaba siguiendo desde hacía varias temporadas. Recuerdo que cuando le dije a Bilardo que había decidido irme al exterior, me dio la peor respuesta que podía esperar: ‘Mirá que si te vas allá y no jugás, conmigo te quedás afuera’. Sin embargo emigré, aunque igual fue duro. Es que fue el proceso más castigado en la historia”.
“Por todo eso jugamos el Mundial con una alta carga emotiva. Además nunca tomé la real dimensión que tenía un gol en ese instante. Y la verdad es que eso fue clave para hacerlo. Sólo quería meterla, sin darme cuenta de lo que vendría después”, apuntó entre risas.
“Volví hablando y llorando con Valdano, pero nos prometimos que no se nos iba a escapar la victoria”, confesó con lágrimas en sus ojos.
“Burru”, quien además se consagró subcampeón con Argentina en el Mundial de Italia '90 -tras caer ante Alemania con un polémico penal por 1-0-, recordó el enojo de Bilardo por las conquistas de Karl-Heinz Rummenigge y Rudi Völler y destacó “al grupo” para quedarse con un Mundial de manera notable.
“Jugamos en un gran nivel de principio a fin, pese a que nadie creía en nosotros. Y llegamos a la final con un empuje anímico increíble, nos sentíamos unos leones, quedamos dos goles arriba (tantos de Brown y Valdano) y cometimos el error de relajarnos. Bilardo nos quería matar a todos. Por suerte reaccionamos. Sinceramente no nos dábamos cuenta de lo que estábamos por conquistar. Llegó un telegrama de Alfonsín felicitándonos, pero lo vivíamos de manera inconsciente. El mejor ejemplo de todo esto fueron las notas de Olarticoechea haciendo de periodista. Nos hacía un par de preguntas en joda y nosotros le contestábamos. Está todo grabado", apuntó entre risas.
"La inconsciencia del grupo se convirtió en un bastión clave para ganarle a Alemania en la final. Y también fue importante el corazón de un grupo de ganadores. Nadie nos regaló nada. Y le dimos una alegría inmensa a la gente", finalizó Burruchaga.
Homenaje con unas ausencias
La Cámara de Diputados rindió homenaje a los integrantes de la Selección del 86, al cumplirse el 30mo. aniversario de la obtención del Mundial de México, en un acto en el que no faltó el pedido de jugadores y diputados para que el actual capitán, Lionel Messi, no abandone la titularidad del equipo. Sólo faltaron Maradona, Passarella, Clausen, Valdano y Pasculli.