El movimiento obrero mendocino también se movilizó y, en un tono más duro que el de sus pares de Buenos Aires, reclamó un “paro general para el 30 de marzo”.
Así lo confirmaron los principales dirigentes de las centrales obreras que participaron en la marcha, que reunió a unas 5 mil almas en las calles del Centro, para luego concluir en la Casa de Gobierno.
“Vamos a elaborar un petitorio a la CGT nacional para que el paro sea el 30 de marzo”, dijo el titular de la CGT local, Luis Márquez.
“Es un día simbólico para los trabajadores de Mendoza, por eso pediremos esa fecha”, siguió el dirigente de la UOM.
Efectivamente, el 30 de marzo de 1982 es una fecha muy recordada por los sindicalistas. Ese día, la CGT se movilizaba en el Parque Cívico para reclamar el regreso a la democracia. Pero fuerzas de seguridad intentaron impedir la movilización con balas. Hubo varios heridos y un muerto: Benedicto Ortiz. “En su homenaje queremos hacer el paro”, confirmó Márquez.
Así también lo indicaron los otros tres oradores que tuvo el acto posterior a la marcha de ayer, Guillermo Martínez Agüero (CTA Autónoma), Gustavo Correa (CTA Argentina) y Oscar Arancibia (Sutiaga, adjunto de la CGT).
Con ese reclamo de huelga, los gremialistas locales se diferenciaron de sus pares porteños. Pero también así cumplieron con una de las premisas fundamentales de la convocatoria: promover la unidad del movimiento obrero. Ése fue el mensaje que más se repitió en la marcha y en los 45 minutos que duraron los discursos de las principales figuras.
Y fue el que reunió a militantes de prácticamente todos los gremios que hay en Mendoza (se notó la ausencia del Sipemon, a cargo del ex jefe de la CGT local Rodolfo Calcagni). Y también a distintos movimientos sociales (como la Tupac Amaru, entre otros) y a partidos políticos, como los de izquierda y el Justicialista, con fuerte presencia de agrupaciones kirchneristas, que hicieron escuchar con fuerza un único cántico: “Vamos a volver”.
Es cierto que el pedido de unidad tuvo sus matices, lógicamente debido a la variopinta congregación.
“Debemos construir la unidad con un congreso de delegados de trabajadores activistas”, dijo Martínez Agüero.
“Hay que organizarse en el barrio”, señaló Correa, que también agradeció la presencia de “jóvenes, estudiantes y la Juventud Peronista”.
Pero es cierto que mostró la predisposición de la mayoría. “Muchos creían que no nos iban a ver juntos, pero aquí estamos”, dijo Arancibia.
El esfuerzo por mantener esa unidad también se reflejó en el discurso de Márquez, que agradeció varias veces la presencia de todos y pidió “que se multiplique” la cantidad de gente “en la calle”, como estrategia para ir contra los gobiernos provincial y nacional.
Es que en realidad, el punto de unión más fuerte, que generó los aplausos más ruidosos, fueron las duras críticas contra los gobernantes.
El gobernador Alfredo Cornejo y el presidente Mauricio Macri fueron los receptores de esas críticas. "Este gobierno miente", le dijo Arancibia a Cornejo, hablando de paritarias. "La provincia se está cayendo, no tiene matriz productiva", añadió.
Más duro, Correa aseguró que "Cornejo destruirá a la provincia y Macri al país".
Márquez en tanto, señaló que “Cornejo es consecuente con Macri”. Y pidió “que este gobernador se ponga a discutir por Mendoza”, reiterando los reproches, que en cada caso fueron ruidosamente aplaudidos por la multitud.
Hasta llamaron a "voltear" al Gobernador
Si bien los los dirigentes sindicales buscaron la unidad política, que intentó reflejarse en los discursos, no siempre tuvieron éxito.
Uno de los oradores, el titular de la CTA autónoma local (y ex militante montonero) Guillermo Martínez Agüero mostró una dureza inusitada. “Haremos los paros generales que sean necesarios hasta voltear este gobierno”, dijo, cuando despotricaba contra “el criminal” ítem Aula y “el miserable” 17% impuesto por Cornejo.
Es cierto que nadie lo contradijo, pero a su turno, Márquez quiso dejar en claro: “No somos golpistas. Queremos que este gobierno termine su mandato”, señaló el jefe de la CGT mendocina, al tiempo que renovaba las críticas para el Ejecutivo local.
Martínez Agüero también protagonizó otro momento de cierta tensión.
En su discurso, pidió reivindicar a la ex secretaria general de ATE, Raquel Blas, presente entre el público.
Hubo algunos aplausos, pero no generalizados. Y sí se escucharon algunos abucheos y hasta un grito de "caradura", que llegó de otro sector de ATE, el que comanda el actual secretario general, Roberto Macho, también ubicado entre la gente.
Gustavo Correa, de la CTA Argentina, también quiso marcar diferencias.
“No todos los dirigentes sindicalistas somos iguales”, lanzó. Y felicitó a los gremios “del Casino y del SUTE, que rechazaron la oferta paritaria del 17%”, utilizándolos como ejemplos de la lucha gremial.