Grecia dijo “No” ayer a las exigencias de sus acreedores y espera retomar fortalecida una negociación con Europa que será dura y que hace más plausible su salida del euro.
Con casi el 92% de los votos escrutados, el “No” se imponía claramente con el 61,33%, según datos del ministerio del Interior.
El primer ministro, Alexis Tsipras, aseguró que la decisión de los griegos “no es una ruptura con Europa”, sino que “refuerza nuestro poder de negociación”.
Su ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, aseguró que se trata de “una herramienta que servirá para tender una mano cooperativa a nuestros socios”, y aseguró que a partir del lunes el gobierno trabajará con sus acreedores para “encontrar un terreno de acuerdo”.
La oposición ha acusado a Tsipras de poner en peligro la membresía del país en el club de las 19 naciones que utilizan el euro y pidió que la ciudadanía vote por el “sí” porque equivale a conservar la moneda única.
Los socios de Grecia no han tardado en reaccionar. Los primeros en hacerlo fueron el presidente francés, François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, que tras hablar por teléfono han decidido reunirse hoy en París para analizar este revés para los planes europeos.
Ambos mandatarios dijeron estar “de acuerdo” en que “hay que respetar" el revés que masivamente han dado los griegos a la austeridad que preconiza Bruselas. Mañana quieren que los mandatarios de la Zona Euro se vuelvan a reunir.
Menos conciliador se mostró el número dos del gobierno alemán, el socialdemócrata Sigmar Gabriel, quien aseguró que tras el “no” de los griegos es "difícil imaginar" nuevas negociaciones con Grecia, ya que Tsipras “ha roto los últimos puentes” con Europa.
En España, el “no” griego fue muy bien recibido por el partido Podemos, que promete también el fin de la austeridad y una alternativa en Europa. Su líder, Pablo Iglesias, celebró en Twitter la victoria de la democracia en Grecia.
El jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, convocó para hoy a la Comisión Delegada de Asuntos Económicos para analizar la situación tras el referéndum griego de este domingo.
El exprimer ministro griego Antonis Samaras, líder del principal partido de la oposición, Nueva Democracia (conservadores), anunció su renuncia tras la victoria del “No”.
Fiesta en Atenas
En el centro de Atenas, los partidarios del "no" celebraban con música y abrazos la victoria frente al "sí", defendido por muchos griegos en nombre de la permanencia en Europa y en el euro.
“Es un gran mensaje para Europa. Los alemanes no se esperaban esta gran victoria de los griegos”, decía Yorgos, feliz pero indignado de no llevar en el bolsillo más que un puñado de monedas después de 40 años trabajando como mecánico.
“Habíamos perdido la esperanza de tener una familia, un trabajo. Esto es el comienzo de la esperanza. Europa es para los pueblos, no para el capital”, decía María, envuelta en una bandera griega.
Ayuda al BCE
Los socios de Atenas habían advertido a los griegos que el "no" puede ser sinónimo de salida de la Zona Euro. Pero el portavoz del gobierno griego, Gabriel Sakellaridis, vaticinó que "las iniciativas se multiplicarán a partir de esta noche para que pueda haber un acuerdo" entre Atenas y sus socios.
El gobierno señaló también que el Banco de Grecia solicitará al Banco Central Europeo, uno de los acreedores del país, que aumente el techo de su financiación de emergencia a los entidades griegas, que abrirán, en principio, sus puertas el martes, al igual que la bolsa de Atenas, tras permanecer cerrados toda la semana.
La consulta, la primera en Grecia en 41 años, se celebró en un contexto inaudito.
A falta de dinero en las arcas, el gobierno no pudo pagar los 1.550 millones de euros que tenía que abonar el 30 de junio al FMI y desde el lunes 29 rige un corralito que permite retirar un máximo de 60 euros por día y persona.
El gobierno griego, formado por Syriza y el partido soberanista ANEL, y los acreedores del país (UE, FMI, BCE) llevan más de cinco meses de arduas negociaciones.
Tras sendas líneas de créditos de 240.000 millones acordados desde 2010 a Grecia, que expiraron el pasado 30 de junio, el actual gobierno de izquierda radical quiere un cambio de estrategia que pasa por la reestructuración de la deuda.
La última propuesta de los acreedores fue prolongar otros cinco meses el programa de ayuda de Grecia y un paquete de 12.000 millones de euros hasta noviembre, a cambio de nuevos recortes y subidas de impuestos, fue lo que motivó el puñetazo en la mesa de Tsipras y la convocatoria de este referéndum.
Preocupación de los conservadores
El voto negativo del pueblo griego a las condiciones pretendidas por los acreedores internacionales para colaborar financieramente con un país en profunda crisis ya causó repercusiones tanto dentro como fuera de Grecia.
En Atenas el jefe de la campaña por el “sí” y perdedor de las elecciones de enero, el conservador Antonis Samaras, presentó su renuncia a la presidencia de su partido, Nueva Democracia, cediendo a reclamos de sus propios seguidores, informaron en vivo la BBC y la Deutsche Welle (TV alemana).
Mientras, el ministro de Finanzas, Varoufakis, afirmó que el resultado del referéndum en el que 61% de los votantes rechazó las condiciones de los acreedores es un ultimátum del pueblo griego al Banco Central Europeo, el FMI y la Eurozona.
Agregó que sus conciudadanos habían dicho que “no” a “cinco años de hipocresía”, y consideró que Grecia había dado un “sí” a una mejor visión de la Eurozona.
“Grecia extiende una mano de cooperación a los acreedores”, añadió en rueda de prensa el político del partido de gobierno, Syriza. El ministro señaló que “a partir de mañana (por hoy) vamos a colaborar con el Banco Central Europeo que mantuvo una posición neutra la semana pasada”.