Grecia decidió seguir adelante con sus planes de deportar a migrantes y refugiados a Turquía la semana próxima, a pesar de los crecientes temores de la ONU y organismos de derechos humanos de que se niegue a los sirios una protección adecuada y se los expulse del país.
Los legisladores en Atenas fueron convocados a aprobar un proyecto de ley con mínimo trámite parlamentario para permitir que las deportaciones comiencen el lunes mismo. De aprobarse la ley, los migrantes y refugiados que llegaron a las islas griegas después del 20 de marzo serían embarcados de regreso a Turquía.
Funcionarios griegos con conocimiento de los planes dijeron que las deportaciones comenzarían probablemente desde la isla de Lesbos con migrantes de Afganistán, Paquistán y otros países cuyos reclamos de asilo se consideran inadmisibles. El transporte se realizará con una fuerte escolta de seguridad de un guardián policial por cada migrante, con buses que irán desde los campos de detención en las islas directamente a bordo de las naves contratadas.
Las deportaciones inminentes tienen el respaldo de la Unión Europea bajo su acuerdo reciente con Turquía y han provocado reacciones violentas en los campos de detención en Grecia.
Cinco personas resultaron heridas y fueron atendidas en un hospital tras enfrentamientos entre migrantes sirios y afganos en un abarrotado centro de detención, dijeron autoridades de la isla griega de Chíos.
Los choques registrados ayer son los últimos en una serie de incidentes en albergues y refugios en toda Grecia, donde hay más de 50.000 migrantes varados tras el cierre de fronteras en los Balcanes, respaldado por la UE.