Graves retrocesos en el acuerdo entre EEUU y Cuba

Donald Trump decidió dejar de lado los avances que había logrado Barack Obama en las relaciones entre Estados Unidos y la Cuba presidida por los Castro. Se podría volver así a una política que , a lo largo de medio siglo, ha demostrado que no da resultado

Graves retrocesos en el acuerdo entre EEUU y Cuba

En solo minutos y con un solo discurso, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, logró destruir una política de años que había tejido su antecesor, Barack Obama, respecto de las relaciones de su país con Cuba. Así todo vuelve a cero y sólo cabría esperar que el propio partido que impulsó a Trump a la presidencia lo haga reflexionar y modificar una política que en 50 años no ha dado resultados.

Desde el mismo momento en que asumió Barack Obama, se impuso como objetivo modificar esa política. No resultó una tarea fácil y fueron varios años de conversaciones para modificar posiciones diplomáticas y planteos políticos. Hasta que el 21 de marzo del año pasado,  con una histórica visita a La Habana, Obama ratificó un convenio considerado histórico, con la anuencia de su par cubano, Raúl Castro.

La visita de Obama fue la culminación de un proceso que se inició con la reapertura de las embajadas y una relajación en las condiciones a los norteamericanos para hacer negocios y viajar a Cuba, entre otros aspectos.

Según los analistas, la política de Obama en lo internacional rezaba que el cambio político -la democracia, el pluripartidismo, la libertad de prensa- no llegará impuesto desde afuera ni mucho menos a la fuerza. "La idea es que, mejorando la vida de los cubanos de a pie, el país acabará transformándose. Cuantos más turistas y estudiantes visiten la isla y cuánto más negocien entre ellos cubanos y estadounidenses, más cerca estarán de la democratización", expresaban. También indicaban que el apuro de Obama por cerrar los acuerdos respondía al hecho de que al poco tiempo se realizarían elecciones presidenciales y se desconocía cuál sería la política a implementar por quien gane los comicios. En ese marco también, si bien es cierto que los pre candidatos republicanos, como Ted Cruz y Marco Rubio, además de Donald Trump, se habían mostrado muy críticos con el viaje, Obama intentó poner paños fríos, invitando y conformando su delegación con parlamentarios de los dos partidos políticos. Las respuestas económicas no se hicieron esperar. Una empresa norteamericana anunció que se instalaría en Cuba, mientras se anticipaba la realización de vuelos comerciales.

Sin embargo, poco más de un año después de aquella histórica visita, otro presidente norteamericano, Donald Trump, se encargó de echar por tierra todos los avances.

Lo hizo a través de un discurso que pronunció ante un millar de personas -en su gran mayoría anticastristas- en un teatro de Miami. "No queremos que los dólares estadounidenses vayan a parar a un monopolio militar que explota y abusa de los ciudadanos de Cuba", dijo Trump, para agregar que "a partir de ahora estoy cancelando completamente el acuerdo unilateral con Cuba".  También fijó medidas más estrictas para controlar que los estadounidenses que viajen a la isla lo hagan en el marco de las 12 categorías implementadas por Obama, ninguna de las cuales incluye al turismo.

De todos modos, las relaciones diplomáticas se mantienen y los cubanos mantienen su derecho de viajar y enviar remesas.

No se trata de establecer o criticar aquí la política exterior a implementar por los Estados Unidos, pero hay un hecho cierto y concreto: es mucho más factible alcanzar mejores resultados a través del diálogo que hacerlo utilizando medidas cuasi viscerales que durante más de medio siglo han dejado en claro que no alcanzan los objetivos deseados.

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