Siempre hay una primera vez. Siempre. Sino, pregunten en el Bajo como se hizo desear este triunfo. Hubo que correr, batallar, derramar lágrimas y volver a empezar. Luján, frente a un San Martín que no aprendió la lección post clásico, recuperó la sonrisa y la confianza.
Tremendo 2-1 para sumar sus primeros tres puntos en el torneo. Todo, bajo un polémico arbitraje.
Los goles granates llegaron por enormes distracciones albirrojas. Ahí comenzó a cimentar Luján su primer triunfo en el certamen. Ni siquiera el gol que significó el descuento para el local alejó a los del Pollo Videla del plan trazado.
Lo del complemento no fue agradable a la vista. El roce se convirtió en el argumento repetido del momento y no hubo claridad. Luján inclinó la balanza en su favor con un zapatazo de Quiroga que reventó el palo, aunque no fue argumento suficiente.
El local modificó el once inicial y, aunque supo maquillar la expulsión de Fernández, ni así consiguió llegar con real peligro sobre la valla visitante. Fue toque intrascendente y sin profundidad. Repitió su poco poder de fuego y perdió las pocas monedas que había contado tras el clásico.
El cierre, con escaramuzas varias y “agarrame que lo mato” por doquier, terminó siendo un negocio para Luján, que se dedicó a defender la ventaja con uñas y dientes.