Sin lugar a dudas, el premio al esfuerzo se hizo presente. Luego de penar y arrastrarse durante los primeros 45 minutos, en donde sufrió y padeció experiencias varias, Huracán logró llevarse de Misiones un empate que cotiza y mucho.
Es que el Globo la pasó verdaderamente mal en la primera mitad del partido ante Crucero del Norte: ya a los 19 minutos, el arquero Marcos Díaz se fue lesionado (lo reemplazó Giordano) y, para colmo, el Colectivero andaba afilado. Así, con un doblete de Gabriel Avalos (metió un cabezazo letal y una definición ajustada), el conjunto local se aprovechó del flojísimo rendimiento Quemero.
Contrariamente, la parte complementaria mostró otra escenografía. Porque los de Apuzzo se mostraron algo más ordenados y con cierta vocación ofensiva, aunque un nuevo infortunio volvió a darles otro cachetazo: Chiche Arano cerró con demasiada vehemencia un ataque rival y, con un remate potente, la clavó en su propio arco para que los misioneros saquen una diferencia de tres goles.
Pero lejos de amilanarse y en plena desventaja, Huracán fue al frente. Espinoza fue el encargado de la embestida visitante, la cual pudo desatar un dejo de alegría en todo Parque Patricios: en 15 minutos, el Globo se infló al máximo y empató el partido.
Torassa aportó el segundo grito para esperanzar a todo el pueblo Quemero y, en el primer minuto de descuento, el propio Cristian Espinoza reventó las gargantas luego de mandar al fondo del arco la pelota que con antelación había peinado Edu Domínguez. 3-3 y a otra cosa. Y hasta lo pudo ganar...en la última jugada.