Niki Lauda, tres veces campeón de la Fórmula 1, murió a los 70 años este lunes luego de varias complicaciones en su salud. En 1976 fue protagonista de un tremendo accidente en el Gran Premio de Alemania, donde quedó envuelto en llamas.
Niki Lauda fue campeón en 1975 y era uno de los favoritos a repetir el título en 1976 hasta que llegó el Gran Premio de Alemania que marcó la vida del austríaco. El piloto pidió que se haga una reunión minutos antes de la carrera porque creyó que el circuito no estaba en buenas condiciones para que se ponga en marcha la carrera por la lluvia que cayó momentos antes en el trazado. Pero el resto de sus colegas no aceptaron esta solicitud y la competencia se llevó a cabo igual.
En la segunda vuelta de competencia, Lauda impactó a gran velocidad contra el guardarrail de contención y quedó cruzado en medio de la pista envuelto en llamas. Arturo Merzario, Guy Edwards, Brett Lunger y Harald Ertl fueron los pilotos que ayudaron al austríaco a escapar de la Ferrari entre el incesante fuego.
Merzario, piloto que asistió a Lauda tras el accidente, señaló: "Estaba casi muerto y había pasado más de un minuto. Pero se hizo eterno".
Lauda sufrió quemaduras de primer y tercer grado en la cara, cabeza y manos. También inhaló los gases del combustible, que afectaron sus pulmones. A base de puro esfuerzo, su organismo aguantó. Y 40 días más tarde se puso el buzo y regresó a la actividad en Monza con la Ferrari: finalizó la carrera en la cuarta colocación, con las vendas totalmente ensangrentadas sobre su cabeza.
En los últimos tiempos fue sometido a un doble trasplante de pulmón. Su familia confirmó que se había quedado dormido pacíficamente el lunes por la noche. En la madrugada del martes de Europa, confirmaron la dolorosa noticia.