El "milagro" parece posible, porque sigue reaccionando favorablemente el bebé de un año y seis meses que ayer se cayó en una acequia que pasa por delante de su casa, en una finca de Tupungato, y fue arrastrado por la corriente unos 200 metros. Lo sacaron sin signos vitales y después de media hora de que su papá -guiado telefónicamente- le aplicara las técnicas de resucitación, largó el llanto.
"Es un milagro de Jesucristo. Él todos los días lo va a saludar", relató entre lágrimas su abuela, en referencia a una imagen iluminada de Jesús que se erige en ese campo.
El pequeño fue trasladado desde el Valle de Uco en medio de un operativo especial, que incluyó el uso del helicóptero policial, al hospital Humberto Notti, donde llegó pasado el mediodía. Desde entonces ha manifestado síntomas de mejoría, aunque sigue en terapia intensiva y conectado al respirador artificial. De todos modos, según informaron los médicos, todo dependerá de cómo evolucione en las primeras 72 horas.
Un minuto de distracción
Como era su costumbre, cerca de las 11.30 de ayer Valentino Tejera jugaba con su mamá en el jardín, cuando ella lo dejó un minuto para llevar algo a la cocina. En ese descuido, la familia cree que el niño debió seguir al perro hasta el cauce y que el animal al cruzar bajó la barrera de contención que sus papás habían puesto justamente para evitar accidentes.
Cuando Cintia, su mamá, no lo encontraba comenzó a gritar pidiendo ayuda. Fueron estos gritos los que alarmaron a un obrero rural que se acercó al cauce y vio al niño atascado contra la compuerta a unos 170 metros de donde se había caído. Lo sacaron lleno de barro y sin signos vitales.
Los familiares llegaron enseguida y comenzaron a improvisar masajes cardíacos. Mientras regresaba desesperado a su casa, el papá -Germán- llamó al 911 y fue la gente del Servicio Coordinado de Emergencia la que le indicó cómo realizarle las técnicas de resucitación.
Según Marta Meli, la abuela, pasó una media hora hasta que el chico largó el llanto. "Fue terrible. Mi nuera se estaba resignando y se lo había apoyado en el pecho creyéndolo muerto y le insistí que siguiéramos con los masajes", relató la mujer, quien con notable lucidez reflexionó sobre la necesidad de que estas técnicas que salvan vidas sean enseñadas en las escuelas y a todos los ciudadanos.
El hecho ocurrió en la finca de la familia, ubicada en Callejón Meli, en el distrito San José, a unos 7 km de la villa de Tupungato. Según relató el comisario del departamento, Carlos Fernández, Valentino fue trasladado desde la finca en un móvil policial hasta el bulevar Correa -en el punto de ingreso a la zona urbana-, donde se realizó un transbordo con la ambulancia que lo llevó hasta el hospital Las Heras.
En ningún momento cesaron los esfuerzos por reanimarlo. Mientras los profesionales del nosocomio local trataban de compensarlo, se organizaba el operativo de traslado al Notti. De Tupungato salió con el preocupante diagnóstico de insuficiencia respiratoria por inmersión, politraumatismos e hipotermia.
"Todos actuaron rápido y con mucha seriedad", relató agradecida la abuela. En menos de media hora, los efectivos de la Policía y Defensa Civil desalojaron el predio del polideportivo departamental Francisco Rizzo, que a esa hora de la mañana estaba atestado de alumnos y que se encuentra a dos cuadras del hospital. "Alcanzamos a sacar a los chicos y regar la zona para que no se levantara tanto polvo", comentó Roberto Avogadro, titular de Defensa Civil de Tupungato.
El helicóptero de la Policía llegó a las 1.15 del mediodía a la Ciudad de Mendoza y enseguida Valentino ingresó al Notti. Desde entonces, permanece en terapia intensiva luchando por su vida.
Aunque continúa entubado y conectado al respirador artificial, ciertos avances les dan fuerza a los familiares para no perder la fe (ver aparte). El pequeño responde a los estímulos y no apareció ningún derrame ni otra situación preocupante en las tomografías que le hicieron. "Ahora están estudiando todo el sistema pulmonar y los riñones", acotó la abuela.
"Tenemos mucha fe en que Dios lo va a proteger. Mi nieto volvió a nacer", agregó la mujer entre lágrimas. La familia Tejera es muy conocida y querida en el departamento, de allí que ayer se armaron varias cadenas de oración por Valentino a través de las redes sociales y por mensajes de texto.