Una gran pileta con fondo cubierto por membrana geotextil, pequeñas piedras y algunas plantas como totora, carrizo y lirios de agua forma parte desde hace algunos días del paisaje del barrio Los Ceibos en Perdriel, Luján de Cuyo.
Se trata de un humedal artificial diseñado para tratar las aguas grises que desechan los vecinos y que ha comenzado a mejorar su calidad de vida. Es que al no tener cloacas, los habitantes de esa barriada suelen arrojar a las cunetas los efluentes de la cocina y lavarropas. Antes de esta intervención este líquido quedaba estancado lo que provocaba mal olor y atraía insectos, además de ser peligroso para los niños de los alrededores.
La instalación de este sistema fue posible gracias al trabajo conjunto entre docentes de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo), estudiantes de Ingeniería en Recursos Naturales Renovables y la Municipalidad de Luján de Cuyo. Los vecinos beneficiados, unas 10 familias aproximadamente, recibieron con entusiasmo la intervención y se comprometieron a cuidar el humedal. La comuna busca replicar la experiencia en otros barrios con similares características.
Primer paso
El puntapié inicial para la instalación de este sistema lo dieron Silvina Farrando y Cora Dediol, profesoras de Microbiología de Ciencias Agrarias, a través de un proyecto Mauricio López, un programa de la UNCuyo que propicia procesos pedagógicos de intervención comunitaria.
“Sabemos que toda esa zona no tiene cloacas y que los pozos sépticos son de poca profundidad por lo que los vecinos depositan allí las aguas negras pero el resto -aguas grises de limpieza platos, lavarropa, entre otros- va a parar a las acequias”, comenzó a relatar Dediol. Como si fuera poco los mismos habitantes del barrio sectorizaron las acequias para que cada uno tuviese en frente el agua que había arrojado. “Por eso el líquido quedaba estancado y había malos olores”, sumó.
Ante este panorama las docentes presentaron en 2014 el proyecto de financiamiento para ofrecerles una solución: “Nosotras conocíamos el sistema de humedales porque en otros lugares se aplica y como no había muchos antecedentes a nivel municipal quisimos vincularlo para que sea una opción en casos futuros”, explicó la profesora.
Tal como comentó, en la gestión anterior no tuvieron respuesta por lo que recién pudieron concretarlo este año con la actual intendencia. “Con los fondos del proyecto se pagó la membrana geotextil, los caños de PVC y tanques. La Municipalidad contribuyó con la maquinaria, obreros y con el cerco para proteger el humedal”, precisó Dediol quien adelantó que si bien firmarán un convenio para que el municipio se haga cargo de lo creado, estará abierto para que los estudiantes puedan hacer investigación, pasantías, entre otros trabajos.
De hecho, ella remarcó que un grupo de alumnos de Ingeniería en Recursos Naturales Renovables realizaron encuestas previas para comprobar qué arrojaba la gente en ese afluente, entre otras actividades.
Pía Santarelli, directora de Gestión Ambiental de la comuna, informó que el humedal se realizó en el terreno de equipamiento del barrio donde se tiene pensado realizar un espacio verde con el agua recuperada por el sistema.
“Para el municipio resultaba importante desarrollar este humedal como una primera prueba piloto que permite ajustar la eficacia de este método con la finalidad de poder replicarlo en otros sitios del departamento”, manifestó. Ella contó que se trabajó con los vecinos para dar a conocer el proyecto. “Porque a ellos mismos se les pide que hagan un cuidado general, que no arrojen residuos al sistema y si los ven que los retiren”, detalló.
Vecinos
En una recorrida por el barrio pudo observarse las acequias sin efluentes, lo que definitivamente alegra a los vecinos. “Antes había tapones y se acumulaba todo el agua acá por lo que había un olor horrible”, recordó Roxana Prado quien vive en esa barriada desde que nació. Para sacar el líquido ella utilizaba una bomba y regaba la calle.
“Ahora la bombita está guardada y esperemos que siga así”, manifestó satisfecha. De todas formas, tanto ella como otros vecinos se esperanzan con la llegada de las cloacas. “Pero mientras tanto el problema está resuelto”, cerró.
Alexis Videla se mudó al barrio hace cuatro meses, pero durante la construcción de su casa pudo notar el nauseabundo aroma. “El agua sucia que tiraban los vecinos ya no viene, en ese sentido está muy bueno”, expuso. Él relató que antes de su instalación les repartieron panfletos para explicarles el funcionamientos del humedal. “Dicen que no contamina y que no junta mosquitos, vamos a ver qué pasa en el verano”, dijo quien ha dejado un caño en su nuevo hogar para la futura llegada de las cloacas.
Domingo Palacios, presidente de la Unión Vecinal del Barrio, también celebró la iniciativa. “Ahora estamos mejor, el olor a podrido no se aguantaba”, aseguró a la vez que narró que una vez se cayó a un niño a la acequia con agua contaminada, lo que representó un gran problema. “Ahora lo tenemos que cuidar entre todos y evitar que se acumule basura”, añadió.
Cómo funciona
Tanto Dediol como Santarelli resaltaron las ventajas del sistema de tratamiento de aguas grises, ya que es económico, amigable con el ambiente y requiere poco mantenimiento.
“Básicamente consiste en imitar lo que sería un humedal natural: se dirige el agua de las acequias hacia un pozo lleno de granza (piedras de pequeño tamaño) y plantas adaptadas a ambientes húmedos como totora, carrizo y lirios de agua”, explicó la profesora. Ella señaló que el agua circula subsuperficialmente por lo que no hay proliferación de mosquitos, ni otros peligros.
“Las plantas van a oxigenar el ambiente que no debe ser muy hondo y los microorganismos, que van formando capas sobre las piedritas, utilizan la materia orgánica que lleva el agua como fuente de carbono”, añadió. De esa forma el líquido resultante tiene menos cantidad de materia orgánica y puede utilizarse para riego. “No solo se elimina el problema, sino que los vecinos van a disponer de agua para regar con la carencia que hay en Mendoza”, remarcó.
Tal como subrayó Santarelli, los beneficios concretos desde el sistema se pudieron notar desde el primer día de su instalación. “No se produjo más el estancamiento del agua en las acequias y comenzaron a disiparse los malos olores”, aseguró.