Pescadores, turistas, sancarlinos y visitantes se acercaron a las cinco o seis piedras que sobresalían en forma de círculo a unos 200 metros de la Laguna del Diamante y quedaron maravillados.
Este sitio conocido y caminado tantas veces cobró un nuevo valor para ellos, después de conocer -de boca de un equipo de científicos- cómo ese espejo de agua se formó hace 150 mil años, cómo el lugar era transitado por poblaciones indígenas y cómo esos bloques pétreos formaban una antigua vivienda que alojó un entierro humano.
Diversos sitios arqueológicos se estudian en Laguna del Diamante, San Carlos, desde el 2004 y, al decir de los científicos, "hay material para seguir estudiando por cien años más". Lo cierto es que, en enero, el lugar sorprendió a los arqueólogos y geólogos con un nuevo hallazgo.
Las últimas excavaciones dejaron al descubierto un entierro humano dentro de una vivienda. Ahora, los huesos de un niño, un adolescente y un adulto encontrados allí podrían develar cómo poblaba y transitaba los Andes la gente del pasado, de dónde venían, si eran cazadores móviles o pastores de llamas, por qué enterraron allí algunos de sus muertos, etc.
Tales interrogantes interesaron a la National Geographic Society, quien financiará el desarrollo de una línea de trabajo, que es muy novedosa en Argentina y en América en general.
Se trata de realizar estudios químicos de estroncio a dientes y huesos humanos para sacar información valiosa. “El agua que bebieron o la comida son valores propios de la geografía y refleja la zona donde uno nació y vivió”, explica Ramiro Berberena, investigador del laboratorio de Paleoecología Humana del Instituto Interdisciplinario de Ciencias Básicas de la UNCuyo.
Deducciones compartidas
Los primeros resultados sugieren que -al menos durante los últimos 1.500 años- el área fue ocupada por poblaciones que provenían en su mayoría de las cuencas cordilleranas de Chile, como la del Maipo o la central (hoy, Santiago), quienes llegaban a Laguna en verano para sacar provecho de sus recursos.
La aparición de una cerámica muy específica se presenta como indicios de la presencia del imperio incaico. En tiempos más recientes, las poblaciones huarpes seguramente accedieron a este lugar. Pero los que, al parecer, más estuvieron allí fueron grupos humanos del lado chileno, que se los asimila a la cultura Llolleo.
Todos estos avances científicos fueron compartidos a los pies del volcán Maipo días atrás. Arqueólogos del Conicet y del Laboratorio de Paleoecología Humana de Ciencias Exactas (UNCuyo) y geólogos del proyecto Ubanex (FCEN-UBA) dieron una charla, que busca concientizar y responsabilizar a cada uno de los visitantes y vecinos en la protección de la riqueza patrimonial del área.
Fue el Club Andino San Carlos y el área de Turismo del departamento quienes organizaron una jornada para desentrañar juntos los secretos de Laguna. Además de los aspectos arqueológicos, los geólogos contaron cómo la laguna y actuales valles surgieron tras la explosión de una gran caldera volcánica hace unos 150 mil años. También de la existencia de grandes lenguas glaciarias que partían de la cima del volcán.
"Cada vez que encuentran algo, lo prohiben para protegerlo. Creemos que hace falta diseñar un plan para cuidarlos y dar a conocer esta información a la comunidad. Esto debería estar dentro del plan de manejo de la reserva, que aún no existe. El desafío no es prohibir su acceso, sino ver cómo cuidarlos y darle el valor patrimonial, histórico y turístico que tiene”, opinó Daniel Funes, del Club Andino.
Desde el 2004, cuando se comenzó a estudiar el área, se hallaron numerosos elementos, cuya antigüedad remonta a 2 mil años atrás. Entre los materiales, hay colecciones de cerámica, obsidiana o vidrio volcánico y restos óseos faunísticos.
La semana próxima, parte del equipo regresará a este área natural protegida para continuar con las tareas de excavación arqueológica. La idea de los sancarlinos es que esta información sea transmitida a visitantes y locales, para poner en valor el hallazgo.
Claves
El estudio empezó en el 2004 y no se ha detenido. El hallazgo del entierro humano fue en enero de este año.
El sitio de excavación es Laguna del Diamante. El proyecto incluye todo el centro-norte de Mendoza y la franja paralela de Chile.
El equipo de investigadores lo integran Víctor Durán, Valeria Cortegoso, Lucía Yebra, Ramiro Barberena, Cecilia Frigolé, Bárbara Utesá y Diego Winocur.
Estas actividades son avaladas por la Dirección de Recursos Naturales Renovables de Mendoza, el Club Andino San Carlos y la Municipalidad de San Carlos.
Lo revelador del entierro
La Laguna del Diamante es un lugar que los antiguos pobladores ocuparon en verano, ya que vivían la mayor parte del año en espacios bajos, pues éste estaba cubierto de nieve. Por ello, son muy escasos los entierros humanos en estos lugares altos. Hasta el momento, se ha encontrado éste y otro años atrás.
Lo novedoso es que se trata de un entierro humano a más de 3 mil metros del altura. Además, apareció en una estructura de vivienda, formada por un círculo de piedras, que es el lugar donde habitaban un tiempo al año y donde hay desechos de comida, cerámica, etc. En ese mismo lugar depositaron a sus muertos.
Se trata de un niño, un adolescente y un adulto. “Los estudios a realizar indicarían en qué lugar (de Argentina o Chile) vivió esa gente que está enterrada allí”, comentó Berberena.