Gran hallazgo arqueológico en el corazón de la Cuarta Sección

Son restos de uno de los templos de La Merced y de un enterratorio de niños. La investigación llevó 10 años. Serán exhibidos en su lugar de descubrimiento.

Gran hallazgo arqueológico en el corazón de la Cuarta Sección
Gran hallazgo arqueológico en el corazón de la Cuarta Sección

Un nuevo descubrimiento que nos remonta al pasado provincial realizó el equipo arqueológico del Área Fundacional de la plaza Pedro del Castillo, al encontrar en el predio de la iglesia de Nuestra Señora de la Merced, de calle Montecaseros y San Luis, restos de la construcción del segundo de los templos y un enterratorio infantil.

El hallazgo, que está en pleno proceso de ejecución, es llevado a cabo por profesionales del Centro de Investigaciones de las Ruinas de San Francisco (Cirsf), que pertenece a la Municipalidad de Capital, comandado por el arqueólogo Horacio Chiavazza (45). Este grupo tiene no menos de 20 descubrimientos patrimoniales e históricos en la jurisdicción de la ciudad.

El trabajo en el área de la iglesia de la Merced tiene antecedentes de 2002, cuando los investigadores comenzaron a trabajar en la manzana mercedaria, y una década después se produce el encuentro de los vestigios.

“Sabemos -explicó Chiavazza- que los mercedarios se instalaron en suelo mendocino en 1576 y hacia 1590 ya habían comenzado a enterrar personas dentro del espacio del primitivo templo. A nivel arqueológico detectamos 3 niveles de templos, sin incluir al actual, de Montecaseros al 1647, que data de 1908 y que hace cuatro años celebró un siglo de existencia”.

Lo encontrado es un enterratorio de niños y restos de la iglesia de 1740, que sería la segunda mercedaria, porque la primera es muy anterior, pequeña y posiblemente de adobe. Pero ésta, la del siglo XVIII, se ubicada casi en la esquina de Montecaseros y Córdoba, mirando hacia el norte.

Es allí donde en la actualidad se observa un gran pozo de 10 metros de largo por 5 metros de ancho, lo que conforma una excavación de 50 m2, que se constituye en una de las más grandes que se hizo en la ciudad de Mendoza en los últimos tiempos. La profundidad oscila entre 1 y 4 metros, en los sectores más hondos.

Los planos y su mensaje

¿Por qué se decidieron a intervenir allí? “Nosotros tenemos los datos de la fundación de Mendoza (1561) hasta el periodo posterior al terremoto del 20 de marzo de 1861, en planos que fueron restaurados en el Museo de Arte Moderno. Allí podemos ver los espacios que se cedían a los habitantes y a las órdenes religiosas de entonces y también conocemos el resultado de cómo quedó todo en ruinas tras el movimiento telúrico. La correlación de esos 300 años, volcados en los planos, nos llevó a hacer hipótesis de localización de restos arqueológicos. De esa manera fuimos encontrando los vestigios del templo de la Caridad o de San Agustín, o en lugares urbanos, como espacios domésticos o patios de escuelas. En el caso de La Merced nos sirvieron mucho los sondeos que habíamos practicado en 2002”, dijo el director del Área Fundacional.

Fue así que los excavadores y sus herramientas fueron despejando parte de la torre de 1740, que en gran parte se ubicada dónde está ahora la vereda de Montecaseros. Y el atrio de ese legendario lugar religioso quedaba en el cruce actual de esa arteria y Córdoba. La construcción se desarrollaba unos 52 metros hacia el sur, hasta prácticamente donde se ubica el acceso a la iglesia actual.

“Lo que hemos descubierto -prosigue el especialista- son los cimientos de la construcción de 1740 y también observamos la ocupación previa, la que se corresponde con los siglos XVI y XVII, donde se produjo una remoción de esqueletos que han quedado mezclados en ciertos niveles estratigráficos, coexistiendo con las bases que se hicieron en el siglo XVIII”.

Un elemento interesante descubierto en lo que sería el sector posterior al que habría ocupado la torre, es una fosa, que se conoce como ‘fosa de párvulos’, que los arqueólogos habían localizado antes. Era el lugar donde la Iglesia Católica disponía para colocar los niños menores de 9 años fallecidos, y sobre todo aquéllos que no habían sido bautizados o que habían tenido algún problema con su muerte, causada por una enfermedad desconocida. Por eso se decidía que solamente fuesen enterrados en una sepultura destinada exclusivamente a infantes.

“Hemos establecido -agrega Chiavazza- que esas fosas, hacia el siglo XVIII y a comienzos del XIX, habían funcionado en el sitio donde estamos excavando. Hemos encontrado restos de 8 cuerpos estructurados, pero una gran cantidad de huesos dispersos, por lo cual todavía no podemos hacer un conteo definitivo y establecer de cuántos individuos estamos hablando”.

El resumen de este hallazgo es, entonces, haber encontrado estructuras de cimientos y restos constructivos del segundo templo de la Merced (1740), como muros, pisos y parte de una torre, además de la fosa de párvulos. Junto con estas novedades, los rastreadores de la antigüedad encontraron debajo de donde estaban enterrados los niños, huesos desestructurados por la construcción del edificio de 1740, que serían de personas que vivieron en Mendoza en el siglo XVII.

“Estamos en un trabajo en proceso, y hay que esperar el progreso del mismo”, añadió el director.

Pero de lo que no cabe duda es que el descubrimiento se basa en la determinación de los rasgos arquitectónicos del antiguo templo mercedario y los espacios del cementerio del siglo XVIII, aspectos que como hipótesis se tenían planteados desde 2002.

Un operativo de estas característica requiere un grupo de profesionales amplio y diverso.

“Nuestro equipo está formado por diez profesionales, que empezaron como estudiantes, y otros diez miembros, alumnos de Arqueología, con lo cual integramos un grupo de 20 personas. También se sumó, a través de Conicet, Alejandro Gamez, un doctor en arqueología español  procedente de Islas Canarias y especializado en el análisis de restos esqueletales o bioantropológicos. También debo señalar que la Municipalidad está apoyando 100% el proyecto, dentro de un programa de patrimonio que se formuló desde el municipio a través de la Subsecretaría de Cultura municipal, que conduce Guillermo Romero”, detalló Chiavazza.

Contexto

Este trabajo arqueológico se da en un contexto de recuperación del templo, proyecto dispuesto por la Orden de la Merced y ejecutado por la firma Lincura. con la conducción de las arquitectas Ana María Correas y Rita Quinteros.

Los pasos futuros, aún no resueltos, serían poner en valor los actuales descubrimientos y realizar un museo para presentar todo el contenido del mismo que se hace actualmente con otros hallazgos en el hall de entrada del Museo del Área Fundacional. Para ello se construiría una nave que protegerá el lugar de excavaciones, es decir, abriendo un nuevo espacio con valor patrimonial que se adecuará a las funciones turísticas, educativas e investigativas.

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