Durante la última década al malbec lo han bautizado de muchas maneras: “rompehielos”, “buque insignia”, “varietal emblema”. Todos merecidos nombres por el rol que jugó en sacar a la Argentina del anonimato y hacer brillar sus vinos en el mundo, además de atraer miles de turistas enófilos cada año, que mueren por conocer los secretos de esta indómita tierra del Malbec.
Mendoza promociona las bondades de su vino y la visita a bodegas a través de muchas organizaciones: entre ellas la de Grandes Capitales del Vino (Great Wine Capitals) a la que ingresó a mediados del 2000, y colocó a Mendoza en el top de las regiones enoturísticas y gastronómicas más importantes del mundo.
Ya son 114 las bodegas que tienen sus puertas abiertas al turismo en la provincia, según datos de Bodegas de Argentina. La misma organización en su último informe de enoturismo en 2011, indica que las visitas a los Caminos del Vino de Argentina ascienden a 1.205.612, manifestando un crecimiento anual desde 2004, que ronda el 10%.
La construcción de visitor´s centers ha sido y es para las bodegas una importante fuente de ingresos –especialmente para las bodegas boutique- y un driver para la marca de fuerte potencial.