El tradicional ritual para "festejar" una graduación universitaria que incluye –entre otros ingredientes asquerosos– un preparado líquido de color con violeta de genciana, huevos y harina, parece ir perdiendo terreno. Es que cada vez son más los jóvenes que prefieren dejar de lado este festejo apenas salen de rendir su última materia y optan por uno menos invasivo, menos violento, no tan apestoso y que hasta es más fácil de limpiar: pintura en polvo.
En mayo de este año, dos graduadas de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Mendoza se convirtieron en las primeras en incursionar en este festejo saludable, responsable y solidario en la provincia: los huevos y la harina que iban a lanzar sus amigos y familia (y que optaron por cambiarlos por los sobres de pintura en polvo) fueron donados al Banco de Alimentos.
En el último año, 30 egresados de distintas facultades de esa casa de estudios se inclinaron por este tipo de festejos, y para esta temporada de graduados –que coincide con el fin de año– ya hay más estudiantes que se han anotado para también cambiar este hábito.
"Intercambiar la comida, generalmente huevos y harina, por polvos de colores para celebrar el hecho de que los estudiantes rindieron su última materia o bien presentaron su tesis, debe convertirse en una nueva costumbre. A esta altura podemos decir que estamos en camino, ya que se adhirieron a esta iniciativa más de 30 estudiantes de diferentes carreras", resumió la coordinadora del programa "Recibirse con ActitUM", Roxana Martínez, y quien lidera el proyecto.
Además, ella destacó que desde que comenzaron con el programa ya han recolectado y entregado más de 130 kilos de alimentos (harina y huevos).
Festejos perjudiciales
Hace unos días, una joven graduada compartió en las redes sociales su desagradable experiencia al momento de festejar ese momento histórico en su vida con la invasiva y tradicional mezcla de color violeta. El líquido entró en contacto con sus ojos y le provocó nada menos que una queratitis severa (lesión de la córnea en los dos ojos, donde se le aparecieron úlceras).
"La semana pasada me recibí y cuando salí me tiraron cosas, como es costumbre para festejar. Más allá de cerrar los ojos, me entró violeta de genciana, entre otras cosas, y me produjo queratitis severa. Es realmente muy doloroso, por casi una semana no he podido aguantar la luz, por lo que he estado a oscuras y con los ojos cerrados. La única intención es que se sepa lo dañino que puede ser y evitar que le pase a otro egresado.
Yo ya estoy casi recuperada", agregó la joven, quien concluyó: "Cuidemos a los que queremos y que puedan festejar un logro tan lindo".
Ante esta modalidad de festejo, ya instalada en el ideario popular, surge la alternativa del polvo de pinturas, que está institucionalizado como un programa en la Universidad de Mendoza; pero que puede ser replicado por graduados y su círculo íntimo en cualquier institución.
"Debemos cambiar la actitud de nuestros estudiantes, sus familias y toda la comunidad. Todos los días nuestro guardia de seguridad de la puerta principal nos llama y nos avisa que hay actividad en el patio porque algún estudiante se recibe. Ahí salimos literalmente como bomberos, con nuestro kit de egresado solidario (seis paquetitos de polvo de colores, barbijo y antiparras) para convencer a los amigos y familiares de que realicen el intercambio", agregó a su turno la directora de Extensión y Relaciones Institucionales de esa universidad, Cristina Párraga.
Siguiendo el festejo tradicional, y que se trata de erradicar, por cada egresado se desperdicia la cantidad de huevos y harina suficientes para completar 40 platos de comida.
"Está buenísima la idea. Primero, me gustó que no nos tiren algo tan asqueroso como esa mezcla. Pero además, por la posibilidad de conservar el medio ambiente y que también esa comida sea donada al Banco de Alimentos", resumió Mercedes Fainstein, graduada en arquitectura y una de las jóvenes que inauguró el festejo responsable.
"Estaría bueno que esto se convirtiera en el festejo de todos los días, y no que sean excepciones. ¡Porque además, los huevazos duelen cuando te los tiran!", graficó con humor Ximena Porta, la segunda graduada que cambió la mezcla por los polvos coloridos.